Si recaigo en el alcohol, ¿es culpa de mis bacterias?

Por Oihan Iturbide, el 29 octubre, 2014. Categoría(s): Biología • Divulgación

Por fin ha llegado el día que tanto había esperado. Por fin he encontrado una relación entre mis dos pasiones: los microbios (esta se la debo a Nacho de MicroBIO) y la adicción (y esta ha sido consecuencia de cada uno de mis errores).

En el último año de carrera, el susodicho, nos invitó a presentar un trabajo optativo y de tema libre. Yo, obviamente, busqué la manera de casar a los maravillosos bichitos con la adicción a las drogas. Así, con la ayuda de mi amiga Mireya, me puse manos al ordenata y, utilizando como contexto la vacuna contra la cocaína, presentamos un trabajo chulísimo (aquí puedes leer sobre el tema). Entendíamos que era un poquito forzado pero, ¿qué otra manera había de relacionar ambos campos?

Pues bien, hoy me encuentro con un estudio de sugiere que sí existe la forma de tender un puente entre los microbios y la adicción. En este caso, sin embargo, el protagonismo se lo damos a las bacterias en vez de a los virus. Y es que resulta que acaba de salir publicado un artículo en la revista PNAS en el que se estudia la posibilidad de que las bacterias que tenemos vivitas y coleando por el intestino, jueguen un papel importante en la adicción al alcohol y en el riesgo a la recaída.

¿No te lo crees? Si os soy sincero, yo tampoco lo creí al leer el título de la publicación… ¿Nuestra microbiota como marcador del riesgo de recaída? ¿Estamos locos? ¡Claro que sí! Eso es lo que me cautiva de la ciencia, que genera unas hipótesis absolutamente delirantes. ¿Alguna vez os han dicho que la ciencia es un coñazo? Si es así -a mí me ha pasado- hablarles sobre la imaginación con la que se divierte un buen científico… vamos, que me río yo de los mejores directores creativos de la millonaria industria de la publicidad.

Pero no, no se trata del delirio de nadie. El estudio es real y el objetivo de sus autores fue el de explorar si los cambios en la permeabilidad intestinal están relacionados con la composición de la microbiota en individuos alcohólicos. Por otra parte, también valoraron si la disfunción intestinal está asociada con los síntomas que produce la dependencia al alcohol. Y, finalmente, estudiaron la posibilidad de revertir los parámetros biológicos y conductuales tras someter a un grupo de personas alcohólicas a un programa de desintoxicación; es decir, mantener a 60 alcohólicos abstinentes y observar si, al cabo de 3 semanas, sus intestinos seguían igual o si -por el contrario- alguna de sus características (permeabilidad y microbiota) se había visto modificada.

buena

El resultado fue sorprendente (al menos para mí), pero, desgraciadamente, sólo sugiere correlación y no causalidad. Resulta que los individuos que desarrollaron el síndrome del intestino “agujereado” (aumento de la permeabilidad intestinal), mostraron -a su vez- mayores niveles de ansiedad y síndromes de abstinencia. Ambos, factores a tener muy en cuenta a la hora de afrontar la recaída. Además -y para más inri- presentaron la composición y la actividad microbiana alterada.

¿Significa esto que existe un eje intestino-cerebro en el fenómeno alcohólico?

Pues, en este momento, todavía no se puede asegurar (el tamaño muestral en este caso es limitado). Sin embargo, la investigación abre la posibilidad de que así sea. Y, de confirmarse, podría situar a mi adorada microbiota intestinal como diana de cara a tratar la dependencia al alcohol. Lo que, irremediablemente, me lleva a hacer una reflexión algo escatológica… ¿será el trasplante fecal una nueva fórmula para evitar la recaída en los programas de desintoxicación?

Ahí lo dejo.


Referencias:



Por Oihan Iturbide, publicado el 29 octubre, 2014
Categoría(s): Biología • Divulgación