Ha muerto Carlos «el duro» Townes

Por Colaborador Invitado, el 29 enero, 2015. Categoría(s): Ingeniería • Personajes
Charles Hard Townes
Charles Hard Townes

El pasado 27 de enero fallecía Charles Hard Townes, uno de los «inventores» del láser y Premio Nobel de Física en 1964. Si usted me está leyendo ahora mismo en este “blog” es porque este hombre, que nació en 1915, consiguió fabricar el prototipo inicial de un «amplificador de luz», el láser, con el que las comunicaciones por internet funcionan hoy en día. No ha habido muchos medios que hayan dedicado unas líneas a este importante científico, por lo que vaya desde aquí este artículo en memoria de uno de los más importantes inventores de la historia de la humanidad.

Sin entrar en detalles sobre su invención, en la que, como la mayoría de las cosas, hubo sus más y sus menos, y su estar todos lo que son pero no ser no todos los que están, Charles H. Townes tuvo una vida un tanto inesperada para un “tipo duro” como él, que se crió en el campo. Fue precisamente en la granja de sus padres (Henry Keith Townes –abogado él- y Ellen Hard -de quien tomó su “middle name”) en los Estados Unidos donde tuvo la oportunidad de entrar en contacto con la «tecnología» de la época: las primeras radios de válvulas o los motores usados para la labranza, lo cual llamó poderosamente su atención.

Después de su paso por la Universidad y por la Bell Telephone Company, decidió ingresar como profesor de Universidad y desarrollar su trabajo de investigación sobre ondas electromagnéticas (o sea, luz) primero aplicadas al radar, después al máser y finalmente al láser.

Sólo quiero destacar aquí un par de aspectos que considero especialmente relevantes en su trabajo y que él mismo destacó: su tozudez en llegar hasta el final de su trabajo de investigación y su actitud de nunca menospreciar aquellos detalles que otros pasaron por alto o no dedicaron el tiempo suficiente.

Como nota curiosa, mantuvo una extraordinaria colaboración y amistad con su cuñado, algo tan poco de moda ahora, el Dr. Arthur L. Schawlow, otro físico galardonado con el Premio Nobel y famoso entre otras cosas por inventar el primer láser «comestible». Townes fue además un apasionado de la astrofísica. En una de sus últimas conferencias (ya con 94 años) en las que tuve el placer de escucharle, relató sus esfuerzos para realizar un experimento (que involucraba el uso de varios telescopios astronómicos de enorme tamaño y un sistema óptico que permitía “unir” la luz recogida) para detectar zonas en el espacio interestelar donde se emitía luz láser de forma natural, generada por las estrellas circundantes.

Si el lector lo considera interesante, le remito al estupendo libro escrito por su propia mano «How the Laser Happened: Adventures of a Scientist» que, desafortunadamente, no está aún traducido al español. Y le recuerdo que el láser, además de posibilitar las comunicaciones por fibra óptica a la velocidad de la luz, permite escuchar sus CDs, ver películas en sistemas DVD o Bluray, imprimir, medir distancias o volúmenes, señalar en una pizarra (y también a un objetivo militar), detectar la calidad del aire, cortar y marcar materiales, operarse de cirugía ocular (como LASIK), mejorar la calidad dental y hasta depilarse. Algo que posiblemente nunca hubiese hecho un “chico duro” como Charles Townes.

Este artículo nos lo envía Pablo Aitor Postigo es licenciado en Ciencias Físicas por la Universidad del Pais Vasco y Doctor por la Universidad Politécnica de Madrid. Entre 1997 y 2000 fue investigador post-doctoral en el Departamento de Ingeniería Eléctrica del MIT. Es científico del CSIC desde 2005 en el Instituto de Microelectrónica de Madrid donde desarrolla su investigación centrada en la micro y nanofotónica, habiendo demostrado nuevos dispositivos como microláseres de cristal fotónico y mejorado otros ya conocidos como las células solares.



Por Colaborador Invitado, publicado el 29 enero, 2015
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