Superhéroes y física exótica

Por Colaborador Invitado, el 6 mayo, 2015. Categoría(s): Divulgación • Física
Fantastic Voyage  1966
Fantastic Voyage 1966

Ya antes me referí a la Miniaturización como una de las ideas favoritas de la ciencia ficción que desafortunadamente no parece que sea posible, o por lo menos no sin avances que en el presente no se pueden imaginar. Pero eso no ha hecho que disminuya el entusiasmo por ver historias que la incluyan.

En “Viaje Fantástico”, la película clásica de 1966, una tripulación y su nave especial, el Proteus, es reducida a un tamaño de un micrómetro para viajar por el interior del torrente sanguíneo de un hombre para eliminar un coágulo y salvar su vida. La técnica para miniaturizar en esa historia no es explicada en detalle, pero involucra cierta “compactación” temporal, pues la nave tan sólo tiene una hora para realizar su misión antes de volver a su tamaño original. En aquel entonces se le pidió al famoso Isaac Asimov que escribiera la novelización de la película y aunque él no estaba convencido de que la miniaturización de la materia fuera posible, en su versión trata de hacerla un poco más verosímil. Si bien tampoco entra en detalles en cuanto al cómo, sí añade escenas para dar más coherencia, como cuando la nave pasa por los pulmones del paciente para reabastecerse de oxígeno, pero tiene que miniaturizar el oxígeno primero antes de poderlo usar.

Asimov no se quedó contento con esta incursión en la idea de la miniaturización, así que en 1987 publicó su propia historia, “Viaje Alucinante II: Destino Cerebro”. En esta ocasión Asimov sí se enfrasca en una creativa explicación del proceso: los soviéticos han descubierto que pueden reducir a un hombre al tamaño de una molécula, reduciendo el campo de la Constante de Planck, el mínimo posible de acción en la naturaleza. Sin embargo, como en el proceso la velocidad de la luz permanece constante, la cantidad de energía para cada miniaturización es prohibitivo. A la persona que hay que salvar esta vez, es un científico que tiene en su cerebro el secreto para “entrelazar inversamente” la constante de Planck con la velocidad de la luz, de modo que cuando se reduzca una aumente la otra, y esto reduzca la energía requerida.

Desde luego, el proceso no tiene mucho sentido, pero realmente suena mucho mejor que la vaga “compactación de espacio” de los 60s. Y es una constante de la ciencia ficción —y más recientemente, de los cómics y la fantasía— el proponer “explicaciones científicas” a todas sus historias para darles un toque extra de realismo; esto es de celebrarse pues demuestra que, a pesar de noticias sensacionales que quieren mostrar lo contrario, en la época en que vivimos nuestro “alfabetismo científico” va en franco aumento. La ciencia ficción ha sido inspiradora y precursora de la ciencia dura de toda la vida, pero ahora incluso la fantasía es usada para divagaciones científicas: gente seria se pone a elucubrar acerca de la posible biología de la criatura Sarlaac de la Guerra de las Galaxias; y en el libro “La Física de los Superhéroes”, James Kakalios se pone a imaginar qué pasaría realmente si algunos de los superpoderes de los cómics se volvieran realidad.

En este caso, la miniaturización sigue sin salir muy bien parada: Kakalios no analiza el proceso en sí, sino que se enfoca en cuál sería el resultado. Así, se pone a ver a Ant-Man, el Hombre Hormiga, y concluye que un humano que se redujera a ese tamaño (unas 300 veces) quedaría “sordo, tonto y ciego”. Para empezar, a medida que se hace más pequeño, los osciladores de sus cuerdas vocales disminuyen también, y la frecuencia a la que vibran aumenta. La voz humana suena en un rango aproximado de 200 ciclos por segundo (cps), pero la voz del Hombre Hormiga estaría en alrededor de 3400; esto la haría ciertamente audible porque el rango humano de audición va de 20 a 20,000 cps, pero sonaría extremadamente chillona y débil con su pequeña cavidad torácica como resonador.

Pero sonar poco intimidante es el menor de sus problemas: sus tímpanos también cambiarían las frecuencias que pueden escuchar, siendo su nuevo mínimo 340 cps; así que literalmente quedaría sordo a la voz humana normal, por quedar debajo de su umbral auditivo.

Y finalmente, sus ojos serían afectados también. Las ondas del espectro de luz visible miden en promedio 500 nanómetros, y para poder ver necesitamos dejar que pasen por la pupila, incidiendo en los conos y bastones del ojo. La apertura de la pupila, de alrededor de 5 milímetros, es 10 mil veces mayor que las ondas que pasan por ellas; pero para el pobre Ant-Man, la apertura sería tan sólo 30 veces mayor que las ondas que pasan. Esto quiere decir que al “chocar” unas con otras en un espacio tan reducido, causarían el efecto de interferencia llamado Difracción, y el resultado es que nuestro héroe vería todas las cosas borrosas y desenfocadas. Para entender el fenómeno, imaginemos olas en un río gigante, que pasan a través de dos muelles a ambos lados del mismo. Si los muelles están a un kilómetro de distancia, las olas pasan entre ellos sin perturbación, tan sólo estrellándose en los muelles pero sin afectar la forma de las del centro. Pero si los muelles están a 50 metros de distancia, las olas chocan y crean perturbaciones al pasar por ese cuello de botella.

Así que, sordo, tonto y ciego. Y esto es al tamaño de una hormiga.

En la excelente historia “Rock of Ages” (1998), otro superhéroe miniatura, Atom, hace algo más sorprendente todavía. Toda la Liga de la Justicia ha sido derrotada por Darkseid, un semidiós maligno que rige el mundo distópico de Apokolips, porque claro que en todo el universo hay que regirse por simbologías terrestres y preferentemente bíblicas.

En fin, que Darkseid está constantemente rodeado de un escudo de energía impenetrable, pero esto les da una idea “científica” a Atom y a Flecha Verde, el único otro héroe que queda: razonan que nada puede entrar por el escudo excepto la luz, porque Darkseid obviamente los puede ver. Así que Flecha Verde dispara una flecha a su rostro, con Atom escondido en su punta, ¡al tamaño de un fotón de luz! Esto le permite entrar por el nervio óptico del villano, llegar directo a su cerebro y ahí causar una “tormenta eléctrica” que lo destruye.

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Por drama no paramos y el sacrificio de Atom es encomiable, pero si Ant-Man tenía problemas al tamaño de una hormiga:

  1. Atom no sólo no puede ver nada, sino que un fotón de luz chocando con él es suficiente para matarlo.
  2. Atom no puede respirar, ya que una molécula de oxígeno es millones de veces más grande que él.
  3. Atom no puede ni pensar, pues tendría que hacerlo y reaccionar a la velocidad de la luz.

Y finalmente, ya dentro del cerebro de Darkseid, ¿por qué se sacrifica si basta crecer un poco y revolverle el cerebro con las manos?

La moraleja es, que a veces estar pensando demasiado en los detalles científicos, hace que no disfrutemos una buena historia. Así que, si le gustan los cómics y Dr. Who, relájese y disfrútelos. Consiga “Rock of Ages”; incluye otro tema clásico que es el de “realidades alternas”. Pero ese será tema de otro post.

Este artículo nos lo envía Alfonso Araujo, (@Alfonso_AraujoG) ingeniero y actualmente profesor de economía contemporánea en la Universidad de Hangzhou en China. Puedes visitar su blog “El mundo es extraño” o seguirle en tuiter.

Referencias:

Otto Klement, Jerome Bixby. Fantastic Voyage. 20th Century Fox, 1966.

Kakalios, James. “Is Ant-Man Deaf, Dumb and Blind? – Simple Harmonic Motion”, en The Physics of Superheroes. Nueva York: Gotham, 2006. pp. 92-99. www.amazon.com/The-Physics-Superheroes-James-Kakalios/dp/1592402429

Morrison, Grant. Rock of Ages, parte 5. DC Comics, 1998. En Top 100 Comic Book Battles; No. 58: “The remains of the JLA vs. Darkseid”. http://goodcomics.comicbookresources.com/2008/12/24/top-100-comic-book-battles-60-56/



Por Colaborador Invitado, publicado el 6 mayo, 2015
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