Etología, Microbiología y el Sentido de la vida el universo y todo lo demás.

Por José Jesús Gallego, el 25 mayo, 2015. Categoría(s): Humor

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¿Cuál es el sentido de la vida el universo y todo lo demás? Hoy es 25 de mayo y mucha gente se hará esta pregunta. Una pregunta aparentemente profunda compleja y llena de misterio. Sin embargo, no serán los primeros en hacérsela, ni los últimos, por supuesto. Pero respecto a ello,  vamos a dejar que @Biotay nos cuente algo.

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Imaginad un mundo extraterrestre, allí se ha dado la evolución por selección natural igual que aquí […]

Uno de estos seres al que vamos a llamar Pink Floyd si os apetece (un nombre que coincide sorprendentemente con el de un grupo de rock británico del planeta Tierra), se ha desarrollado en un grupo que a lo largo de su evolución ha visto modificadas sus características (ha evolucionado, ha cambiado) básicamente por el hecho de que su sistema de comunicación está basado en algo muy distinto a lo que nosotros podemos experimentar, por facilitar las cosas diré que es algo parecido al olor. Esto ha ocurrido de tal forma que los Pink Floyds capaces de percibir los olores de los demás del modo más preciso posible, han sido los que más éxito han tenido. Por medio de su sistema detector de sustancias químicas volátiles, estos terroríficos seres del espacio exterior (porque después de todo son extraterrestres a los que les encantaría devorar a los apetitosos seres humanos) son capaces de predecir las intenciones de sus congéneres con solo olerlos. Con el tiempo, el sistema se ha refinado tanto y ha cobrado tantísima importancia que, esta habilidad se ha tornado subconsciente. No necesitan concentrarse especialmente para captar la esencia intencional del prójimo, lo hacen sin más. En los seres humanos sucede igual, las habilidades más importantes son las más basales, no tenemos que pensar ni esforzarnos especialmente para llevarlas a cabo. Son también en muchos casos las más complejas, muy al contrario de lo que podría llegar a pensarse […]

Aquellas habilidades que para nosotros son más fáciles,  las que hacemos sin pensar, son también las más complejas; éste es sin duda un duro palo a nuestro intelecto. […]

Lo que sí nos ha quedado claro al tratar de imitar a la naturaleza es lo que la teoría de la evolución ya nos había sugerido, aquello que cambia menos a lo largo del tiempo, lo que es común, es mucho más  importante para la supervivencia que la novedad. Para un animal extraterrestre como un Pink Floyd que a lo largo de su historia evolutiva se ha especializado en detectar olores, éstos constituyen su principal forma de interactuar con el exterior. De forma subconsciente y debido a «el error del pavo inglés», estos seres tratarán de explicarlo todo por medio del olor, es el que les permite tener éxito en su competencia interespecífica (dentro de su especie, de sus propios grupos), y esto elimina cualquier necesidad de pulir errores menores que evolutivamente no tienen peso alguno, pues en evolución lo que realmente importa no es lo que piensas sino lo que haces con lo que piensas.

Supongamos que un día un Pink Floyd se hace la misma pregunta que el resto de los Pink Floyd se han hecho desde que recuerdan su historia,  «¿Cuál es el olor de la vida?». Cuando un Pink Floyd se pregunta esto, verdaderamente cree estar ante la pregunta definitiva, la que tratan de responder los más sabios, le dan vueltas y vueltas, pero siempre queda en el aire sin que un momento «Ahá» acabe con ella (más adelante trataremos los momentos «Ahá»). Todo Pink Floyd que plantea la pregunta, aun sin saberlo, se encuentra ante la cuadratura del círculo, el intento estéril de tratar de abordar un concepto abstracto mediante un sistema inadecuado… en este caso basado en el sentido del olfato. Nosotros tenemos el mismo problema que los Pink Floyd, de hecho nosotros somos los Pink Floyd, con la sencilla diferencia de que nuestro sistema de comprensión de la realidad es mucho más sutil y misterioso. Realmente, no existiría necesidad alguna de plantear un ejemplo donde la teoría de la mente se basara de manera exclusiva en el olfato, si no fuese tan difícil abstraerse de nuestra propia realidad.

Antonio José Osuna (El error del pavo inglés).

Los seres humanos tenemos mucha suerte, en nosotros se han dado las condiciones necesarias para que nuestros errores de percepción no nos maten. Hemos antropomorfizado el sol, la luna y el viento, y esto no se  ha interpuesto con nuestra supervivencia (mientras escribo esto el cadáver de Giordano Bruno niega con la cabeza). Hemos castigado algunos coches y ordenadores a puñetazos y patadas, como si fuesen miembros de nuestro grupo de monos. Incluso hay quien, con enorme esfuerzo, intenta encontrar el sentido de la vida. ¡Regocijémonos! ¡Nuestros errores de percepción están de rebajas en la naturaleza! ¡Podemos pensar en nuestras tonterías sin morir en el intento! ¡Es una suerte!

Recuerda que cada vez que contemples el cadáver de una polilla achicharrado al lado de una lámpara, probablemente encuentres al Platón o Aristóteles difunto de las polillas. Estarás presenciando cómo la naturaleza les impide a ellas perder el tiempo con sus tonterías. Oh, qué suerte la nuestra.

 

FOTO1 Siembra por agotamiento (JJ Gallego. Departamento de Microbiología US)

Y de tonterías va esto. Como decía antes, hoy es 25 de mayo en muchos lugares se celebra  el día de la Toalla y el día del orgullo Friki (aniversario del estreno ‘Star Wars – IV A New Hope’).   Un día tan bueno como cualquier otro para intentar dar un homenaje a Douglas Adams, cuya obra ‘La guía del autoestopista galáctico’ (The Hitchhiker’s Guide to the Galaxy) es la excusa de todo esto.

Llevo años lidiando con ciertos microorganismos, invisibles y complicados, poco a poco he ido sacándoles información, no ya con cuenta gotas, sino con micropipeta. Tras meses escribiendo los resultados y combatiendo contra las dificultades uno termina pensando muchas tonterías, de estas que llevan a ciertas mariposas nocturnas a quemarse en la primera lámpara que ven.

Sin embargo, como dice Biotay, tenemos suerte de poder gastar nuestro tiempo con tonterías sin que ello nos cueste la vida, por eso el otro día tras largos meses (bueno años), tratando de identificar, analizar y secuenciar parte del genoma de mi pequeño microorganismo y conseguirlo, decidí que debía volar como una polilla entorno a una bombilla. Había resuelto una mínima parte del rompecabezas, del que otro día os hablaré en un tono más serio, y necesitaba darle sentido.

Por cierto, digo que había resuelto una mínima parte, porque de mi pequeño grupo bacteriano sólo aclaré el nombre y apellido de una de ellas.   Y eso que durante casi dos años mi bacteria había estado tratando de decirme quien era, quizás como los delfines de The Hitchhiker’s Guide to the Galaxy.

foto2(JJ Gallego Departamento de Microbiología US)

Por lo que decidí no dejar pasar esta oportunidad, y ya que una de mis pequeñas anónimas ya tenía nombre y apellido opté por tratar de ponerle un “mote”. En el mundo de la taxonomía existen todo tipo de niveles a la hora de ordenar, clasificar y nombrar. En mi caso estaba, según parece, ante una nueva cepa de una especie ya descrita,  sabiendo que el lunes sería un día tan señalado y acordándome de tantos pensamientos, que por suerte, no nos llevan como a las mariposas nocturnas a morir quemados en una lámpara decidí nombrar a la cepa como…

¡Methylobacterium aquaticum strain NO42!

Foto3 (Colonia seca de Methylobacterium sp JJ Gallego Departamento de Microbiología US)

¡Sí! M. aquaticum cepa NO42 porque la respuesta, ¡No era 42!

A veces pasamos demasiado tiempo centrados en algo, como polillas volando en órbitas mortales con una bombilla como núcleo, por eso hoy sólo queremos desearos un feliz lunes, un feliz día del Orgullo Friki/De la Toalla. Y dejar este pequeño homenaje a D. Adams.  Eso sí, si  las cosas van bien espero traer detalles escabrosos y profundos de todo este proceso que me llevó a descubrir que la respuesta… ¡No era 42!

Nada de esto habría sido posible sin la ayuda de los otros colaboradores, amigos y jefes en estos experimentos: Cynthia Alias-Villegas, Esau Megías M.Rosario Espuny y Ramon A. Bellogín.

En cuanto el NCBI libere el número de acceso, tendréis un link al mismo.

Y por supuesto, ¡no os olvidéis hoy de la toalla!

 

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Por José Jesús Gallego, publicado el 25 mayo, 2015
Categoría(s): Humor