Zoco de Astronomía: El cúmulo de Fornax

Por Ángel R. López Sánchez, el 9 mayo, 2016. Categoría(s): Astronomía • Ciencia

Artículo publicado el domingo 17 de abril de 2016 en el suplemento el Zoco de Diario Córdoba usando como protagonista la imagen del cúmulo de galaxias de Fornax publicada en la nota de prensa emitida por el Observatorio Europeo Austral (ESO) el 13 de abril de 2016.

En las grandes escalas del Universo es la fuerza de la gravedad la que domina sobre todas las demás. Conjuntos ingentes de estrellas y gas están íntimamente unidos gracias a la gravedad por todo el Cosmos. Llamamos “galaxias” a dichas entidades. A pesar de las enormes distancias que existen entre las galaxias, la gravedad sigue cumpliendo su papel esculpiendo la estructura del Universo, uniendo entre sí galaxias separadas por decenas, centenares, incluso miles de millones de años luz. Las galaxias primero se asocian en grupos de galaxias, estructuras que a su vez se agrupan en cúmulos de galaxias. A su vez, la gravedad hace que los cúmulos de galaxias constituyan supercúmulos de galaxias, que finalmente terminan también agrupándose siguiendo unas estructuras filamentosas que son las que dominan en las escalas más grandes del Universo que somos capaces de explorar.

Imagen del centro del cúmulo de galaxias de Fornax obtenida con el telescopio de rastreo del VLT. Crédito: ESO. Agradecimiento: Aniello Grado y Luca Limatola
Imagen del centro del cúmulo de galaxias de Fornax obtenida con el telescopio de rastreo del VLT. Crédito: ESO. Agradecimiento: Aniello Grado y Luca Limatola

Dentro de esta jerarquía de estructuras formadas por la gravedad, los cúmulos de galaxias destacan particularmente porque son los lugares del Cosmos donde suceden la mayor parte de las transformaciones de galaxias, permitiendo estudiar galaxias de todo tipo dentro del mismo ambiente. Esta imagen muestra una nueva toma del cúmulo de galaxias de Fornax conseguida por el telescopio de 2.6 metros VST (“Telescopio de Rastreo del VLT«) instalado en el observatorio de Paranal del Observatorio Europeo Austral en Chile. El cúmulo de Fornax se encuentra sobre la constelación austral del mismo nombre (El Horno), pero a unos 65 millones de años luz de nosotros. Esto es, vemos estas galaxias como eran justo antes de que los dinosaurios desaparecieran de la faz de la Tierra. El cúmulo de Fornax alberga una colección de unas sesenta galaxias grandes y un número similar de galaxias enanas.

En el centro del cúmulo de Fornax se encuentra la galaxia gigante NGC 1399 (está arriba a la izquierda en la imagen, el objeto anaranjado central de los tres que se observan). Esta galaxia, clasificada como “cD” (“compact disk” o “disco compacto”, los astrónomos han usado este nombre mucho antes de que nacieran los CD de música) es un caníbal galáctico, dado que ha engullido ya numerosas galaxias que han “caído” a su centro. Aunque se parecen a las galaxia elípticas, las galaxias cD son más grandes y tienen una envoltura extendida y débil. Los datos de esta imagen han revelado por primera vez sutiles estructuras conectando NGC 1399 con la galaxia que está a su derecha, NGC 1387. Este puente de estrellas (que no se ve en la imagen) es de color ligeramente azulado, indicando que está formado por “gas robado” de NGC 1387 por NGC 1399.

Una galaxia muy distinta es la preciosa espiral barrada NGC 1365, localizada en la parte inferior derecha de la imagen. A diferencia de las otras NGC 1365 posee alta formación estelar y estrellas muy jóvenes, de ahí que destaque tanto en colores azules en la imagen. Además de la estructura espiral, NGC 1365 posee una prominente barra atravesando el núcleo central, con los brazos espirales comenzando en los extremos de la barra. Las observaciones indican que el gas de las partes externas “caen” hacia su centro gracias a esta barra, alimentando un agujero negro súper-masivo en el centro de NGC 1365, constituyendo así una galaxia activa del tipo Seyfert.

Más información e imágenes en alta resolución: Nota de prensa de ESO del 13 de abril de 2016: Dentro del ardiente horno.



Por Ángel R. López Sánchez, publicado el 9 mayo, 2016
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