Versión íntegra del artículo publicado el domingo 4 de abril de 2016 en el suplemento el Zoco de Diario Córdoba.
El universo de las galaxias es sorprendente. A pesar de que los trillones de galaxias que los astrofísicos estimamos existen en el Cosmos se pueden “clasificar” en tres grandes categorías (espirales, elípticas o irregulares), cada uno de estos “universos-islas” posee características propias que los hacen completamente únicos. No existen dos galaxias exactamente iguales, al igual que no existen dos personas exactamente iguales. Además de la apariencia que muestran las galaxias, cada una de ellas ha tenido una vida distinta, una evolución singular. Cada galaxia es única. Los astrofísicos intentamos extraer propiedades globales analizando miles, decenas de miles de galaxias, para así entender mejor la propia evolución del Universo. Pero, aunque estadísticamente galaxias del mismo tipo comparten sus propiedades generales, cuando vamos a los detalles cada una es única en su especie.
Un bonito ejemplo es la galaxia espiral NGC 3310. Se trata de un objeto a unos 50 millones de años luz de nosotros, proyectado sobre la constelación boreal de la Osa Mayor, y accesible a telescopios de aficionado. A pesar de ser una galaxia espiral parecida a la Vía Láctea, NGC 3310 experimentó hace unos 100 millones de años una interacción con una galaxia enana. Esta interacción ha desatado un potente brote de formación estelar, además de «romper» las partes externas de la galaxia por las acción de las fuerzas de marea.
La imagen muestra una toma reciente de NGC 3310, obtenida en noviembre del año pasado usando el telescopio Gemini Norte, de 8 metros de tamaño, instalado en el Observatorio de Mauna Kea (Hawaii, Estados Unidos). En la imagen, todos los colores rojos-rosados corresponden a la emisión de la línea de hidrógeno una vez ionizado (H-alfa, la famosa línea de emisión que le da el característico color rojizo a todas las nebulosas) que como se ve está repartida por doquier en NGC 3310, a veces incluso formando alineaciones muy peculiares como ese «rayo» que surge del centro a la zona superior izquierda de la imagen.
Es interesante notar que, aunque la interacción con la galaxia enana (que parece haber sido «engullida» por NGC 3310, sus restos pueden que conformen buena parte de la estructura difusa arqueada que aparece en la zona superior) sucedió hace 100 millones de años, el hecho de detectar tanta emisión en H-alfa habla de una actividad de formación estelar muy alta aún hoy día. Por eso también se clasifica a NGC 3310 como galaxia de tipo «starburst» o “estallante”: la formación estelar en este objeto es más intensa de lo que se encuentra normalmente en galaxias espirales. Además de la emisión de las nebulosas esta imagen permite distinguir el color predominante de las estrellas: azul en su mayoría, incluso en sus partes más externas. De nuevo, esta observación nos habla de que las poblaciones estelares son relativamente jóvenes, dado que sólo las estrellas jóvenes emiten radiación dominante en colores azules y ultravioletas.
Esta imagen, que fue seleccionada como “Imagen Astronómica del Día” (APOD) de la NASA el pasado 1 de marzo, se consiguió gracias a una iniciativa divulgativa desarrollada por mis compañeros del Observatorio Astronómico Australiano (AAO, Sydney, Australia) Elaina Hyde, Richard McDermid, Stuart Ryder y Caroline Foster, quienes trabajan en la “Oficina de Soporte de Telescopios Internacionales” (ITSO) del AAO. En concreto, se abrió una “Encuesta Cósmica” a los ciudadanos australianos para que votasen qué tipo de objeto astronómico (una galaxia, una nebulosa, un cúmulo de galaxias) querían que se observase con uno de los Telescopios Gemini, de los que Australia era miembro hasta finales de 2015. Resultó ganadora la opción de «galaxia individual», y de ahí se decidió observar NGC 3310. Éste es bonito ejemplo de divulgación científica donde se da voz a los propios ciudadanos para profundizar en los misterios del Cosmos.
Ángel López-Sánchez es astrónomo y comunicador científico en la Escuela de Ciencias Matemáticas y Físicas de la Universidad de Macquarie (MQ) con sede en Sydney, Australia. Es un reconocido experto en el estudio de cómo el gas se convierte en estrellas en galaxias cercanas y cómo esto afecta la evolución de las galaxias, particularmente el enriquecimiento químico. Dirige el programa «HI KOALA IFS Dwarf galaxy Survey» (Hi-KIDS), que utiliza el instrumento KOALA en el Telescopio Anglo-Australiano (AAT) de 3,9 m para diseccionar 100 galaxias enanas cercanas ricas en gas para comprender su historia y evolución. También brinda apoyo a los astrónomos visitantes del AAT. Es un miembro activo en grandes estudios de galaxias espectroscópicas y los próximos estudios de galaxias ópticas y de radio.
Tras recibir la licenciatura en Física Teórica en Granada en 2000 completó su Tesis Doctoral en Astrofísica en el prestigioso Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC, España) en diciembre de 2006. Se trasladó a Australia en 2007, cuando se incorporó al CSIRO «Astronomy and Space Science» para trabajar en el «Local Volumen HI Survey ”(LVHIS), que realizó observaciones radio-interferométricas de galaxias ricas en gas en el Australian Telescope Compact Array. En 2011 se unió al Australian Astronomical Observatory (AAO) y a la Universidad de Macquarie combinando soporte de instrumentación telescópica, investigación, conferencias y divulgación. En mayo de 2023 fue incorporado como investigador académico a tiempo completo en la Escuela de Ciencias Matemáticas y Físicas de la Universidad de Macquarie.
Es el actual presidente de la asociación de Investigadores Españoles en Australia-Pacífico (SRAP, Spanish Researchers in Australia-Pacific), entidad de la que es miembro fundador, y participa activamente en RAICEX (Red de Asociaciones de Investigadores Españoles en el Extranjero) dentro de la comisión de comunicación y en diplomacia científica. Es el vicepresidente de la Agrupación Astronómica de Córdoba (AAC), representante de la Red Andaluza de Astronomía (RAdA) y miembro de la Unión Astronómica Internacional (IAU), la Sociedad Española de Astronomía (SEA) y la Australian Astronomical Society (ASA).
Es miembro de la comisión ProAm (relaciones entre astrofísicos profesionales y astrónomos aficionados) de la SEA, de la que fue coordinador entre 2016 y 2020, y participa activamente en poner en contacto el mundo de la astrofísica profesional y de la astronomía aficionado. Es un apasionado astrónomo aficionado que utiliza su propio equipo para capturar la belleza del Cosmos.
Fue el primer astrofísico español en tener un blog de divulgación astronómica («El Lobo Rayado», en 2003) y es miembro fundador de la red Naukas, donde tiene el blog «Universo Rayado» desde 2015.