Zoco de Astronomía: La Nebulosa del Cangrejo en otoño

Por Ángel R. López Sánchez, el 19 octubre, 2016. Categoría(s): Astronomía • Ciencia

Versión íntegra del artículo publicado el domingo 16 de octubre de 2016 en el suplemento el Zoco de Diario Córdoba.

Uno de los objetos de cielo profundo más famosos del otoño es la Nebulosa del Cangrejo. Proyectada a 6500 años luz sobre la constelación zodiacal de Tauro, muy cerca de la estrella que marca la punta del cuerno sudoriental del Toro Celeste (Zeta Tauri), se puede distinguir como una estrella desenfocada incluso con prismáticos (por supuesto, bajo cielos libres de contaminación lumínica). Un pequeño telescopio proporcionará la visión de un objeto elíptico y borroso. No obstante, los detalles de su intrincada morfología sólo aparecen en fotografías digitales. Fue descubierta en 1731 por el astrónomo inglés John Bevis, y redescubierta por el “caza-cometas” francés Charles Messier en 1758, quien la anotó en la primera entrada de su catálogo de objetos celestes difusos no cometarios (así lleva la designación M 1). El nombre popular se lo proporcionó el tercer conde de Rosse, William Parsons a mitad del siglo XIX: su dibujo de la nebulosa se asemejaba a un cangrejo.

La Nebulosa del Cangrejo no es otra cosa que un resto de supernova: lo que queda una estrella masiva que terminó sus días con una titánica explosión. En 1928 el famoso astrónomo estadounidense Edwin Hubble (el mismo astrofísico que descubrió la expansión del Universo) se dio cuenta de que la nebulosa del Cangrejo cada vez se hacía más grande: su gas está en expansión. Echando la película hacia atrás, Hubble estimó que todo el material debería haber estado junto hacia el año 1050. Precisamente se tienen registros históricos de astrónomos chinos, japoneses y árabes (quizá incluso de los indios anasazi) de la aparición de un objeto muy brillante (más incluso que el planeta Venus) en esa parte del cielo en el año 1054.

Imagen: Detalle del centro de la nebulosa del Cangrejo (M1) combinando tomas separadas por varios años usando el Telescopio Espacial Hubble. Crédito: NASA and ESA
Detalle del centro de la nebulosa del Cangrejo (M1) combinando tomas separadas por varios años usando el Telescopio Espacial Hubble. Crédito: NASA and ESA

La expansión del gas es aún más evidente ahora, cuando telescopios más potentes son capaces de resolver mejor los detalles del gas que se aleja a gran velocidad. Esta nueva imagen de la nebulosa del Cangrejo se ha obtenido usando datos del Telescopio Espacial Hubble (NASA/ESA, que precisamente está bautizado en honor al astrofísico Edwin Hubble) conseguidos en 2003, 2005 y 2015. Los colores no sólo están informando sobre la estructura y composición del gas, sino que realzan las diferencias en la morfología de la nebulosa al pasar el tiempo. Los “anillos” que aparecen en el centro de la imagen corresponde a gas moviéndose hacia fuera a mitad de la velocidad de la luz y chocando con el material existente, liberando partículas extremadamente energéticas.

En el centro de la nebulosa del Cangrejo existe un objeto muy peculiar: una estrella de neutrones. Es lo que queda del núcleo de la estrella progenitora de la nebulosa y que explotó como supernova en el año 1054. Una estrella de neutrones tiene una masa parecida a la del Sol, pero en un tamaño muy compacto, de sólo unos pocos kilómetros. Es un objeto extraordinariamente denso sólo explicado gracias a las leyes de la Física desarrolladas en la segunda mitad del siglo XX, aunque todos los detalles aún no se conocen bien. La estrella de neutrones aparece en la imagen: es la estrella derecha de las dos estrellas brillantes que aparecen en el centro. En la imagen, el color rojizo proviene de la emisión del gas caliente, que es el que forma cavidades y filamentos. El color azul, predominante dentro de las cavidades, corresponde a la radiación emitida por electrones que se mueven casi a la velocidad de la luz guiados por el poderoso campo magnético de la estrella de neutrones.

La estrella de neutrones de la nebulosa del Cangrejo gira muy rápido, 30 veces por segundo, emitiendo pulsos de luz intermitentes. A estos objetos se les conoce como púlsares y son estudiados usando radiotelescopios y que proporcionan información vital sobre la física de nuestro Universo.

Más información: Nota de prensa del Telescopio Espacial Hubble, Hubble Captures the Beating Heart of the Crab Nebula, 7 de julio de 2016.



Por Ángel R. López Sánchez, publicado el 19 octubre, 2016
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