El mundo de la divulgación de la ciencia es todo un ecosistema en sí mismo, y Juan Ignacio Pérez lo ha descrito en una serie de artículos titulados El sistema de la difusión social de la ciencia.
Aunque el título parece referirse a los efectos de la penúltima orden ejecutiva de algún presidente populista-patriota-televisivo, La ratonera, el juego de Cayley va de naipes.
Este título tampoco hace referencia a esas personas que hablan continuamente de “pueblo” aunque solo incluyan en él a los que son de su cuerda o susceptibles de serlo, apelan al “patriotismo”, en una versión adulterada de patria, y salen todo lo que pueden en televisión: Los meteoritos ya no son lo que eran desde hace 466 millones de años. Ni esto es necesariamente una descripción de los mismos individuos, Ojos de pupilas verticales.
Y para ir terminando con el desfacimiento de entuertos, este texto tampoco va de la colección de los discursos agramaticales y pseudosintácticos de algún comandante en jefe novato, El lenguaje de los libros de alquimia oscura y el misterio de la existencia de éstos. Este tampoco, Manuscrito encontrado en un frasco de homeopatía
En otro orden de cosas…
Hay gente, incluidos científicos y asimilados, a la que le toca las narices el que el “amor” se reduzca a pura biología reproductiva. Pero eso es lo que hay. Abundando, Saliva, bacterias y oxitocina: ¿por qué nos gusta tanto besarnos?
Y en un universo paralelo:
El hidrógeno en el Universo (II): El mapa espiral de la Vía Láctea
La sinergia prebiótica de aminoácidos y ácidos grasos
Las pizarras que decoran la película “Hidden Figures”
Control predictivo de cubits mediante aprendizaje automático
Químico. Trabajo en Euskampus Fundazioa con la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU, para la que edito el Cuaderno de Cultura Científica y Mapping Ignorance. Escribo cosas para el Donostia International Physics Center y el Basque Center for Applied Mathematics.