Dentro de lo poco que sabemos del universo que nos rodea, el hecho más asombroso es la formación a partir de hidrógeno, helio, litio y unas pequeñas trazas de berilio en la gran mayoría de elementos químicos que nos rodean. No sólo eso, nuestros radiotelescopios han encontrado toda una serie de moléculas complejas (ya sean orgánicas o no) en numerosas localizaciones de nuestro cosmos.

Una historia increíble de estrellas de tercera generación fusionando helio para formar carbono, otras llegando a crear oxígeno, silicio y azufre… núcleos más compactados y calientes de algunos de estos astros forjando hierro, cobalto y níquel. Historias de estrellas que pagaron cara su osadía cuando el combustible que las mantenía activas se agotó, colapsaron y explotaron en forma de supernovas tipo II, sembrando de metales pesados sus vecindarios cósmicos, expandiendo la materia de la que están hechos los mundos y la vida…

Discos protoplanetarios rebosando de moléculas extremadamente complejas, compuestos orgánicos orbitando todo tipo de sistemas estelares esperando pacientemente su momento. Aminoácidos sintetizándose en la superficie de pequeñas bolas de hielo, agua, alcoholes,…

Toda una hermosa y compleja melodía de formación y destrucción de elementos químicos sonando desde hace 13.500 millones de años… una melodía de la que apenas sólo hemos escuchado unos pocos acordes… eso sí que es fascinante…