Valladolid, ¿Ciudad Saludable?

Por Vary (Á. Bayón), el 15 marzo, 2017. Categoría(s): Actualidad • Escepticismo • Medicina

«Una ciudad saludable es aquella que da una alta prioridad a la salud en todas sus actuaciones. Cualquier ciudad puede ser saludable si se compromete con la salud, tiene una estructura para trabajar por ella y comienza un proceso para conseguir más salud».

Cartel del Congreso Salud Consciente y Bienestar
Cartel del Congreso Salud Consciente y Bienestar

Este párrafo de compromiso por la salud tiene una consecuencia directa obvia y evidente: el compromiso ha de ser riguroso. Parece redundante, de hecho, que una ciudad deba de comprometerse con la salud cuando el artículo 43 de la Constitución Española ya especifica tal compromiso por parte de los poderes públicos:

Artículo 43

1 Se reconoce el derecho a la protección de la salud.

2 Compete a los poderes públicos organizar y tutelar la salud pública a través de medidas preventivas y de las prestaciones y servicios necesarios. La ley establecerá los derechos y deberes de todos al respecto.

No obstante, nunca está de más insistir en la promoción de hábitos saludables y en la prevención de factores de riesgo; las campañas de vacunación, esas otras veraniegas de prevención de la insolación y el uso de cremas de protección solar, una adecuada potabilización de las aguas de consumo o una actitud crítica y enfrentada contra actitudes que pongan en riesgo la salud pública son siempre bienvenidas, y tales acciones y actitudes se ven, idealmente, bien respaldadas en ese párrafo inicial. Pero no todo lo que brilla es oro, ni todo hombre errante anda perdido.

«El equipo humano que formamos Valladolid Ciudad Saludable llevamos muchos años dedicados enteramente a promover la salud desde distintos aspectos, tales como la Nutrición, Naturopatía, Osteopatía, el crecimiento personal o la cosmética ecológica».

Mi optimismo ha durado poco. Solo varios párrafos más tarde de esa prometedora introducción en la que la organización de esta iniciativa asegura un compromiso con la salud, cae en la contradicción intentando promover la salud desde aspectos como la naturopatía o la osteopatía. Algo que tiene tanto sentido como intentar promover la seguridad vial y la reducción de accidentes de tráfico apagando los semáforos y retirando las señales de STOP.

Tanto la osteopatía como la naturopatía forman parte de las mal llamadas «medicinas alternativas» o «complementarias»; su calificación correcta sería la de «pseudoterapias», que prometen la curación del paciente mediante prácticas sin haber comprobado su eficacia, o habiéndose comprobado ineficaces. Son las ideas de la naturopatía, esas que te invitan a curarte con suplementos nutricionales y zumos de frutas llevando al absurdo la famosa y tan mal interpretada frase de Hipócrates, las que hicieron que Steve Jobs rechazara el tratamiento para su tumor hasta que ya fue demasiado tarde; esa misma naturopatía que hace que ciertas personas escriban libros tan arriesgados como aquellos que prometen la prevención y curación de cánceres a través de la dieta. O la osteopatía, técnica de apariencia similar a la fisioterapia, pero de principios muy distintos, cuyo mayor problema es que contiene partes que cuentan con una buena evidencia científica y a la vez otras que no hay por dónde cogerlas, y algunas de ellas son peligrosas para la salud.

Resulta difícil combinar que una iniciativa busque «mejorar el bienestar y la calidad de vida de los ciudadanos» dando «prioridad a la salud entre todas su actuaciones» mientras fomenta actitudes que ponen en riesgo dicha salud, ya sea por acción —el paciente puede ponerse en riesgo con falsos tratamientos peligrosos— como por omisión —el paciente puede confiar en la pseudoterapia y abandonar tratamientos realmente eficaces—.

Si continuamos leyendo encontramos que en la iniciativa quieren involucrar a una buena cantidad de colectivos. Entre ellos surge el de los acupuntores, promotores de una pseudoterapia anticientífica que no solo se ha demostrado que es igual de eficaz que pinchar agujas al azar, sino que esas punciones pueden suponer riesgos inadmisibles. Se me antoja difícil llevar a cabo una iniciativa que se comprometa con la salud y tome como banderas pseudoterapias que, en sí mismas, son un riesgo para dicha salud.

También sale a colación el tema de la producción mal llamada «ecológica», que no comprendo qué relación tiene con el tema. Los productos «ecológicos» no han demostrado ser mejores para la salud que cualquier otro producto convencional, por lo que incluir este colectivo tiene el mismo sentido que incluir a los fruteros y verduleros. De hecho, eso tendría más sentido, pues es bien sabido que una dieta rica en fruta y verdura es más saludable que una que carezca de este tipo de alimentos.

La iniciativa ha puesto como punto de partida el Congreso Salud Consciente y Bienestar, que tendrá lugar el próximo mes de mayo en Valladolid, algo que de nuevo suena muy prometedor, pero para lo que, por motivos obvios, ya no voy a estar tan optimista.

Consultando el programa le concederé de entrada el beneficio de la duda a charlas que pueden tener un contenido interesante y que parezcan promover de verdad la salud y el bienestar. Habrá charlas sobre regeneración de tejidos, o sobre la relación del estrés con la ansiedad y el insomnio. Pero no puedo evitar una profunda decepción al ver que el resto del programa está plagado de pseudociencia. Y no hablo solo del ambiguo título de la conferencia «Emoción y dolor», que ha provocado que se me encienda esa alerta interna que detecta a la peligrosa secta de la ‘bioneuroemoción’, espero equivocarme. No. Me refiero directamente a charlas que difunden bulos como el de la detoxificación, o las ya conocidas y antes mencionadas «Recetas Anticancer», conferencia impartida por una licenciada en medicina que tras superar un cáncer gracias a la cirugía y la quimioterapia, decidió escribir un peligroso libro de idéntico título en el que atribuye, sin relación causal alguna, la curación del cáncer a la dieta.

Una de las charlas, la de «Oncología integrativa», me sonaba muy bien. Claro que depende del significado de ese apellido que le han puesto al estudio de los tumores y sus tratamientos, puede cambiar el asunto. Yo estaba entendiendo por «oncología integrativa» como aquella oncología que incluye todos los procedimientos médicos que se han comprobado eficaces. No podía estar más equivocado. Tal y como indican en la web de presentación de los ponentes, lo que quieren es «abordar la enfermedad desde distintas perspectivas como la alimentación, las emociones o las intoxicaciones del organismo». Es decir, mezclando los bulos del detox y la falacia post hoc ergo propter hoc de las recetas anticancer, y aderezándolo con, en efecto, la secta de la bioneuroemoción.

También esa otra charla que sonaba tan bien de «regeneración de tejidos» ha resultado ser decepcionante al consultar más a fondo de qué va. Voy a citar la frase literal y dejaré que en este punto, los lectores saquen sus propias conclusiones.

EL MASAJE TNDR (Técnica Naturista Desbloqueante Regeneradora) utilizando las manos, sin agredir al cuerpo, desbloquea los NUDOS y LÍNEAS dolorosas, dando lugar a una regeneración de los tejidos lesionados, obteniendo resultandos sorprendentes en patologías dolorosas

Vista la larga lista de despropósitos que lejos de aportar beneficio alguno a la salud, la ponen en riesgo, me ha sorprendido que los organizadores no se hayan tirado a la piscina completamente; he echado de menos la más famosa de todas las pseudoterapias: la homeopatía. Esta ineficaz práctica anticientífica suele estar presente en este tipo de actos, aunque después de los acontecimientos sucedidos alrededor del azúcar más caro del mundo, pensé yo, es lógico pensar que no haya aparecido por aquí. Al fin y al cabo, mal que les pese, la homeopatía está contando cada vez con una peor fama, y a estas alturas ya no se sabe si incluir las bolitas de azúcar le daría o le quitaría credibilidad al evento.

Y es cierto. No aparece la homeopatía en el programa. Pero eso no significa que su dulzor esté ausente del evento y su organización; el ponente que hablará del dolor y las emociones, autor de libros como «El dolor de espalda y las emociones» y «Más amor y menos ibuprofeno» tiene, siempre según la web, un Grado en fisioterapia Homeópata. Sea lo que sea eso.

Yo también tengo un título de homeópata.
Yo también tengo un título de homeópata.

Señores organizadores de Valladolid Ciudad Saludable, y señor alcalde y presidente de la iniciativa, don Óscar Puente. Está muy bien que se preocupen por la salud de la ciudadanía, pero por favor, estamos hablando de salud. Si exigimos rigor a los arquitectos para que los edificios y los puentes no se caigan, si cada vez que vamos al mecánico esperamos que nos arreglen el vehículo de la mejor forma posible, y si todos nos echaríamos las manos a la cabeza si alguien dijera que el actual Alcalde vallisoletano es del Partido Popular; si exigimos rigor en todos esos ámbitos, ¿por qué la salud no es objeto del mismo rigor? Igual que no tiene sentido permitir que un arquitecto nos construya el próximo edificio público usando como ladrillos tabletas de chocolate, miel como cemento y sustituyendo las vigas por bastones de caramelo, no tiene tampoco sentido organizar una plataforma y un congreso que afirma comprometerse con la salud integral de los ciudadanos, y abrir sus puertas a curanderos anticientíficos que suponen un riesgo de salud pública.

Para concluir, señor Óscar Puente, alcalde de la ciudad que me vio nacer, Valladolid cuenta con un maravilloso Museo de la Ciencia que de forma recurrente da unos interesantes ciclos de conferencias titulados «Increíble… pero falso». Ahí se expone divulgación científica de calidad y un muy necesario fomento del pensamiento crítico con el fin de que la población aprenda a detectar el tipo de pseudoterapias que usted en su congreso está promoviendo. Si por algún casual ha llegado usted hasta aquí, y está leyendo estas líneas, le aconsejo sinceramente que asista a alguna de esas conferencias, y que se ponga usted en contacto con el personal del Museo. No me cabe duda de que estarán encantados de colaborar en una iniciativa que realmente quiera comprometerse con la salud de la ciudadanía, y les proporcionará acceso a profesionales que impartan charlas que de verdad promuevan hábitos saludables, y de paso, enseñen a detectar las distintas corrientes anticientíficas que se aprovechan del sufrimiento ajeno sin dar soluciones.

Porque una ciudad más culta también es una ciudad más sana.

Quiero dar las gracias a la ARP-SAPC, a la APETP, al Círculo Escéptico, a RedUNE y al Museo de la Ciencia de Valladolid, por sus acciones de fomento del pensamiento crítico y lucha contra las pseudociencias.


 

Edición del 17 de marzo de 2017

Esta mañana en twitter han salido algunas nuevas noticias al respecto que considero es relevante mencionarlo. A pesar de que a día de hoy el señor Óscar Puente, alcalde de Valladolid, aparece como presidente de la iniciativa, esta mañana  expresaba su indignación en su propia cuenta personal de Twitter rechazando cualquier relación tanto personal como a nivel de Ayuntamiento.

De modo similar, el community manager de la Universidad de Valladolid, organismo que aparecía como entidad colaboradora, ha declarado que no lo es, y que tan solo tienen un acuerdo de alquiler del espacio. En este aspecto, estoy de acuerdo con el Profesor Ignacio Rosell: señores de la Universidad, hay que tener más cuidado con a quién se ceden locales públicos.

Dicho esto, confío en que ambas entidades, Universidad y Ayuntamiento, tomen cartas en el asunto y denuncien ese, por lo visto, indebido uso de sus respectivos logotipos y nombres. Si surgen novedades continuaré haciendo ediciones a este artículo, añadiendo las posibles nuevas actualizaciones. Mi agradecimiento al Profesor Ignacio Rosell por su ayuda y movimiento, y por facilitarme esta nueva información.


 



Por Vary (Á. Bayón), publicado el 15 marzo, 2017
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