Si hay algo todavía más fascinante que nuestras orejas y nuestro oído, eso es nuestra capacidad para procesar e interpretar los sonidos que llegan a nosotros.
Pensadlo, en abstracto: todo cuanto llega a nuestro tímpano son variaciones de presión, un único valor, un numerito, que cambia en el tiempo. La presión, en física, es lo que se conoce como un escalar: ni siquiera tiene dirección y sentido, o polarización como la luz.
De hecho, si abrís con Matlab o con R un archivo de audio cualquiera, esto es lo que veréis: si el archivo es mono, tendréis una larga lista de números (un único número asociado a cada momento del tiempo). Si es estéreo, dos filas, una por oreja. Pero no hay… nada más. No hay dimensiones, como en una imagen, ni colores, ni información adicional.
Sin embargo, cada día, de esa ristra de números, nuestro cerebro es capaz de saber de dónde viene un sonido, quién le está hablando, qué está diciendo, a pesar de todo el ruido circundante… Aunque la presión siempre es una, nuestro oído es capaz de distinguir y separar los distintos sonidos, las ondas con distinto origen que en nuestro tímpano simplemente se suman. Esto es lo que se conoce como separación de fuentes sonoras y uno de los mayores quebraderos de cabeza de la audición robótica.
Sin embargo, en la UNAM, el grupo de investigación Golem ha construido un robot con el mismo nombre capaz de identificar la fuente de un sonido con una tecnología especialmente elegante y ligera. En este capítulo de #LDOnda hablamos con su creador, Caleb Rascón, comentamos las posibles aplicaciones de esta tecnología en bioacústica y en dispositivos de ayuda auditiva. Finalmente, hablamos de inteligencia artificial capaz de componer como el mismísmo Bach. Y si no os lo creéis… dadle al play:
Longitud de Onda (#LDOnda en Twitter) es un programa sobre ciencia y música de Radio Clásica. Este programa se emitió durante la primera temporada.
Curiosa por vocación. Estudié Bachillerato científico, me licencié en Bellas Artes y estudié los primeros años del Grado Superior de Piano. Pero, pincel y partitura en mano, volví a echar de menos la ciencia. Fue eso (o la curiosidad) lo que me llevó a colaborar con diversos blogs de divulgación científica a estudiar el grado en Física. Actualmente me dedico al diseño de productos digitales y a la divulgación de ciencia, música y tecnología.