El edificio que lanzaba a la gente por los aires

Por Colaborador Invitado, el 5 julio, 2018. Categoría(s): Física • Ingeniería

Cuando comenzaron los trabajos de remodelación de la Torre Fenchurch 20, en Londres, probablemente nadie imaginaba de lo que sería capaz este edificio. Es decir, sí, las expectativas de una obra de arte arquitectónica moderna eran grandes. ¿Pero, que lanzara a la gente por los aires? Seguramente solo algunos avispados ingenieros previeron el problema.

El bonito ‘Walkie Talkie’ de Londres

Un par de años después de que su bonita y cóncava figura decorase el skyline londinense, a alguien se le ocurrió notar que desde que el edificio había sido remodelado, había mucho más viento por en la calle. El sonido ululante en los días ventosos parecía una premonición y, al final, ocurrió: el edificio comenzó a tirar a transeúntes y trabajadores por los suelos.

Según la prensa, los fuertes vientos han conseguido tumbar señales de tráfico, tirar carritos y montacargas y, como decíamos, a varias personas alrededor del edificio y no algo más lejos. La furia de Eolos parece emanar de este rascacielos y, aunque nadie ha medido todavía la velocidad de los vientos que genera (o al menos no han trascendido), parece que su fuerza se ha hecho eco por todo Reino Unido.

No es para menos, la Torre Fenchurch 20 siempre ha sido un edificio emblemático de la «vieja Londres», y más aún desde que su forma comenzó a ser ligeramente curvada y especial, ganándole el título de Walkie Talkie. Por cierto, si alguna vez visitáis Londres, un consejo: reserva sitio y visita el Sky Garden, un punto desde el que se puede tomar un refrigerio con la ciudad a nuestros pies. Una maravilla.

Pero volviendo al tema, desde su arreglo, el Walkie Talkie ha sido acusado de silbar con un molesto ruido o, incluso, de derretir partes de las motos y coches aparcados bajo el edificio. Por suerte, todavía no se ha cobrado ninguna víctima, como otros menos famosos pero más peligrosos.

Cuando los edificios soplan.

Mucha más siniestra es la historia del Bridgewater Place, en Leeds. Al menos una víctima mortal y varios heridos se cuentan entre las consecuencias del viento generado por la presencia de este enorme edificio, el más alto de toda la zona, con diferencia. Hasta veinticinco incidentes, contaba la BBC en 2013, se han asociado sin lugar a dudas al viento provocado por este.

En Toronto, atentos a la posibilidad de que alguien resulte herido, las autoridades cortan el paso alrededor del edificio de la Global News, en cuyas calles se han llegado a medir vientos de hasta cuarenta y cinco kilómetros por hora. China, Nueva York, India, Chicago… ninguna gran ciudad se escapa del fuerte soplido de los edificios. Y aunque la cuestión parece anecdótica en un principio, puede convertirse en algo muy serio, como muestra el ejemplo de Leeds.

El efecto downdraught

¿Y cómo puede hacer un edificio para tirar las cosas a su alrededor? La respuesta se titula «efecto downdraught» o efecto túnel de viento. Este ocurre cuando el viento se topa con la superficie de un edificio y es redirigido hacia arriba, hacia sus costados y, también, hacia abajo. Este, además, aumenta la velocidad del viento a nivel de la calle debido al efecto Venturi, que provoca un aumento de velocidad en un fluido en movimiento dentro de un conducto cerrado con una «sección menor» (grosso modo).

Por otro lado, con las condiciones climáticas esto se puede agravar enormemente. Como el aire en altitudes más altas es más frío, al chocar con el edificio desciende rápidamente, abajo se calienta, volviendo a elevarse, lo que puede generar una corriente circular muy potente alrededor del edificio. Pero es que, además, si el edificio tiene esquinas rectas, el viento aumenta aún más su velocidad en torno a estas por culpa de un vórtice local generado por el flujo del viento.

Por si todo esto fuera poco, el Walkie Talkie londinense parece estar especialmente diseñado con una superficie ligeramente curva e inclinada hacia adentro, de manera que el viento proveniente del sur es redirigido hacia la calle. Por suerte, el resto de edificios hace de pantalla, también, reduciendo el efecto del viento, aunque aumentan la velocidad por otra manifestación más compleja llamada «cañón urbano».

El cañón urbano se da en todas las ciudades con grandes edificios y puede provocar desde una mayor intensidad de los vientos hasta diversos efectos de calentamiento o disipación de lluvias. Pero bueno, este tema es digno de contar otro día, en el que podríamos hablar de cómo las ciudades se convierten en ecosistemas artificiales sublimemente complejos.

Fuente: Sakr Fadl y John Karadelis

Para terminar, este tema de los edificios sopladores no es nuevo y, desde luego, no ha pasado desapercibido a los investigadores que ven en la modificación del viento un peligro potencial. Una interesante conclusión con la que cerramos el tema se resume en la tabla de arriba, elaborada por Mohamed Sakr Fadl y John Karadelis, del Departamento de Ingeniería Civil, Arquitectura y Construcción de la Universidad de Coventry. En ella se describe la velocidad a la que una persona, caminando por la calle, comenzará a sentirse incómoda o en peligro por culpa del viento. Así que ya lo saben, si van a pasear por el centro de «La City» de Londres, lo mejor será que se agarren el sombrero y a alguna farola, por lo menos.

 

Este artículo nos lo envía Santiago Campillo (@Scruzcampillo), licenciado en Biología y Máster en Biología molecular y Biotecnología por la Universidad de Murcia. Trabaja como comunicador, asesor y periodista científico freelance para diversos medios. También investiga para mejorar la comunicación científica en todos sus ámbitos.



Por Colaborador Invitado, publicado el 5 julio, 2018
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