Los insectos que no pagan “la luz”: las luciérnagas

Por Irreductible, el 26 septiembre, 2018. Categoría(s): Biología • Divulgación
Bosque de bambús plagado de luciérnagas

Al oír hablar de las luciérnagas lo primero que nos va a venir a la mente a todos es la típica escena cinematográfica de un bosque oscuro lleno de millones de pequeñas luces moviéndose por todas partes. Pero no sólo de luz vive la luciérnaga.

Los denominados como bichos de luz o luciérnagas son un grupo de pequeños escarabajos (coleópteros) (unas 2000 especies) perteneciente a la familia de los lampíridos (Lampyridae), que suele vivir en zonas boscosas y húmedas de todo el mundo, bajo un clima templado. Su característica principal y diferencial se basa en la capacidad de producir luz, denominada como bioluminiscencia, la cual utilizan los machos y las hembras durante los vuelos nupciales en la época reproductiva, realizando diversas señales mediante destellos de luz.

Larva de luciérnaga

La forma en que estos pequeños animales producen luz es gracias a un pequeño órgano situado en la parte inferior de su abdomen. Allí, una molécula denominada luciferina sufre una reacción química mediante la unión con oxígeno por la enzima luciferasa y produce energía en forma de luz. No es un proceso biológico que ocurra únicamente en las luciérnagas, pues podemos encontrarlo, por ejemplo, en medusas o en el pez linterna (Centrophryne spinulosa) que, en las profundidades del océano donde no llega la luz solar, ilumina un pequeño cuerno para hacer creer a otros peces que es un pequeño animal que pueden depredar, pero en cuanto se acercan son engullidos por su portador.

Pero las luciérnagas utilizan esta curiosa habilidad biológica para reproducirse, tras lo cual depositan sus huevos en el suelo o la corteza de los árboles. Las larvas que salgan se denominan gusanos de luz y son unos expertos depredadores de gasterópodos (caracoles y babosas), aunque también pueden cazar algún gusano. Una vez los alcanzan, les introducen un líquido que los paraliza y comienza a digerirlos internamente, para que los gusanos puedan succionarlos. Al igual que las luciérnagas adultas, estas larvas emiten luz y, puesto que no pueden reproducirse hasta que no se transformen en adultos, hace pensar que la bioluminiscencia también puede ser utilizada por estos insectos para defenderse de posibles depredadores, al sorprenderlos y confundirlos.

Adulto de luciérnaga

Como curiosidad, destacar que, al igual que la Mantis religiosa, tras la reproducción, la hembra puede matar al macho y comérselo, pero es algo que sucede en muy pocas especies, pues la gran mayoría de luciérnagas adultas ni siquiera se alimentan. Por otro lado, existen varias especies que si se sienten amenazadas comienzan a segregar una sustancia química de sabor amargo para sus depredadores, pero tan tóxica que acaba fácilmente con lagartijas y pájaros.

La destrucción de sus hábitats por la deforestación y el uso masivo de pesticidas agrícolas está disminuyendo enormemente la población de luciérnagas en todo el mundo. Si no queremos acabar con este regalo de la naturaleza es imprescindible proteger sus hábitats.

 

 

La ciencia que no es divulgada hacia la sociedad es como si no existiera

Este artículo nos lo envía Jorge Poveda AriasDoctor en Agrobiotecnología y Graduado en Biología. Trabaja en una empresa dedicada a la cría a nivel industrial de insectos con fines de alimentación. Además, colabora en labores de investigación en el estudio de las interacciones planta-microorganismo. Entre sus campos de interés, destacan la biotecnología, la agricultura, la alimentación, la microbiología, la entomología y la divulgación científica en general, dentro de los cuales presenta una variada formación, destacando un Máster Universitario en Agrobiotecnología, un Máster Europeo en Calidad y Seguridad Alimentaria, o diferentes Posgrados de Experto y Especialista Universitario, en Biotecnología Alimentaria, en Entomología Aplicada, en Diagnóstico Molecular Ambiental y en Redacción Científica.

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Referencias bibliográficas y más información:

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Martin, G. J., Lord, N. P., Branham, M. A., & Bybee, S. M. (2015). Review of the firefly visual system (Coleoptera: Lampyridae) and evolution of the opsin genes underlying color vision. Organisms Diversity & Evolution15(3), 513-526.

Tisi, L. C., De Cock, R., Stewart, A. J., Booth, D., & Day, J. C. (2014). Bioluminescent leakage throughout the body of the glow-worm Lampyris noctiluca (Coleoptera: Lampyridae). Entomologia Generalis35(1), 47-51.



Por Irreductible, publicado el 26 septiembre, 2018
Categoría(s): Biología • Divulgación