Shakespeare, Central Park y las aves invasoras

Por Colaborador Invitado, el 19 abril, 2019. Categoría(s): Biología • Ecología

No cabe duda de que el bardo inglés era un amante de las aves. La mejor prueba la tenemos en su obra con más de 600 referencias ornitológicas en las que menciona nada menos que a 66 distintas especies de aves.

Las obras de Shakespeare contienen numerosas alusiones a las aves. Más de 60 especies aparecen en ella.

Nos vamos a ocupar en este artículo de una referencia breve del dramaturgo de Stratford upon Avon en el que uno de sus personajes dice: “haré que enseñen a hablar a un estornino y que no diga más que Mortimer”.

Quizá resulte nuevo para el lector comprobar que los estorninos (Sturnus vulgaris) fueron muy apreciados en épocas pretéritas como aves de compañía y si son recogidas como polluelos pueden adecuarse a la vida en cautividad y llegar a imitar sonidos y palabras. En realidad, son parientes próximos del miná, un ave cuyas habilidades parlantes la hacen muy popular.

Estornino europeo a la derecha. Miná a la izquierda. Los minás son conocidos por su capacidad de repetir palabras y sonidos. Los estorninos también comparten estas habilidades. Ambas especies son parientes próximos.

Los estorninos son muy conocidos por los amantes de la ornitología porque vuelan de manera sincrónica. Cada individuo de la bandada adecúa su movimiento al de sus vecinos, de manera que cientos e incluso miles de individuos vuelan organizadamente sin chocar unos con otros. En Naukas se han publicado interesantes artículos sobre este particular aquí y aquí.

El llamativo vuelo de las bandadas de estorninos

Pero volvamos a su locuacidad. La capacidad de estas aves para imitar el habla humana les hizo acreedores de no pocos admiradores, entre ellos, el propio Mozart disfrutó de la compañía de uno de ellos durante tres años. Algunos autores apuntan que su obra “una broma musical” está inspirada en los gorgoritos del estornino. Tras la muerte del animal, el genio de Salzburgo le dedicó un fastuoso funeral y le escribió un hermoso epitafio.

En el SXIX, proliferaron lo que se denominaba sociedades de aclimatación. De origen francés, estas organizaciones promovían la introducción de especies animales y vegetales de lugares remotos que pudieran tener un interés productivo o bien que pudiesen ser útiles en el control de plagas. Muchas especies se adaptaron así a nuevos países y no siempre con consecuencias positivas, como tendremos ocasión de comprobar.

Especialmente activa resultó ser la sociedad de aclimatación norteamericana. Su presidente, el farmacéutico neoyorkino Eugene Schieffelin, era un ferviente admirador de William Shakespeare y pensaba que toda ave mencionada sus obras merecía estar en Norteamérica. Así que, poniendo en práctica esta, sin duda dudosa lógica, ni corto ni perezoso, decidió introducir todas y cada una de las especies de ave que el vate inglés menciona en su vasta producción. No siempre consiguió su objetivo ya que la aclimatación a veces no fue exitosa, tal y como sucedió con las alondras y los ruiseñores. Sin embargo; otras especies arraigaron en el nuevo continente, tal y como aconteció con el gorrión común y con nuestro protagonista de hoy: los estorninos.

En 1890 Schieffelin liberó en el Central Park de la Gran Manzana 30 parejas de estas aves, como no se adaptaron, al año siguiente insistió y liberó a otras 20 parejas que, finalmente, sí consiguieron establecerse y reproducirse en el continente americano. Las consecuencias, aún hoy, son catastróficas. Poco se sabía por aquel entonces de las consecuencias, a menudo nefastas, que supone introducir una especie en un medio que no es el suyo. Hoy, más de 200 millones de estorninos pueblan todo el país y suponen un coste de más de 800 millones de dólares anuales, fundamentalmente por su impacto negativo en la agricultura, según estimaciones de la universidad de Cornell. Su voracidad les hace especialmente dañinos para el cultivo de frutas. Cuando no pueden acceder a éstas, sacian su hambre con pienso de los animales de granja, con el consiguiente riesgo de transmisión de enfermedades ya que los estorninos son portadores de varios patógenos como histoplasma, salmonella o E. coli, entre otros. Pueden trasmitir también enfermedades del ganado como la gastroenteritis trasmisible porcina y la paratuberculosis que puede afectar a los rumiantes.

Los estorninos pueden ser especialmente dañinos para los cultivos de frutas.
Compiten con el ganado por la comida y pueden transmitir graves enfermedades.
Pueden también ocasionar graves daños al mobiliario urbano.
Resultan muy peligrosos para la aviación
Desplazan a las especies autóctonas.

Más allá de los riesgos sanitarios, provocan el deterioro del mobiliario urbano, impactan negativamente en la fauna local, expulsando a otras aves autóctonas de sus hábitats y suponen un serio riesgo para la aviación. De hecho, uno de los peores accidentes de la aviación americana tuvo lugar al chocar un avión tras el despegue con una bandada de estas aves. 62 personas murieron. Los estorninos, aunque no muy grandes, resultan ser muy densos y esto les hace peligrosos para las aeronaves.

Como consecuencia de todo lo anterior, el control de estas aves con diversos métodos: trampas, cetrería, láseres, etc. es una pesada carga para las arcas de los contribuyentes.

Poco podía imaginar Shakespeare que una brevísima mención ornitológica tuviese estas consecuencias en la otra punta del mundo ni que la admiración que sentían algunos adictos a sus relatos se tradujese en una plaga de proporciones bíblicas en las antiguas colonias de su graciosa majestad. Hoy los estorninos están presentes en todo el mundo, desde sus tierras de origen hasta la totalidad del continente americano y las lejanas Australia y Nueva Zelanda donde fueron introducidos con la intención de acabar con algunas plagas de insectos.

 

Este artículo nos lo envía Juan Pascual (podéis seguirlo en twitter @JuanPascual4 o linkedn). Me licencié en veterinaria hace unos cuantos años en Zaragoza y he desarrollado mi vida profesional en el mundo de la sanidad animal, de ahí mi interés en divulgar lo que los animales aportan a nuestro mundo actual. Soy un apasionado de la ciencia. Creo que es fundamental transmitir el conocimiento científico de una manera sencilla para que los jóvenes se enganchen pronto y para que la sociedad conozca más y mejor lo mucho que la ciencia aporta a nuestro bienestar. Viajar es otra de mis pasiones junto con la literatura, que no deja de ser otro modo de viajar.

Puedes leer todos sus artículos en Naukas en este enlace.

Referencias y más información:

GEORGE M. LINZ. EUROPEAN STARLINGS: A REVIEW OF AN INVASIVE SPECIES WITH FAR-REACHING IMPACTS, Managing Vertebrate Invasive Species: Proceedings of an International Symposium

A. Fagerstone, Eds. USDA/APHIS/WS, National Wildlife Research Center, Fort Collins, CO. 2007

Homan, H. Jeffrey; Johnson, Ron J.; Thiele, James R.; and Linz, George M., «European Starlings» (2017).Wildlife Damage Management Technical Series. 13.

Peter Godfellow, Shakespeare bird’s. Magna books. 1994

Jennifer A. Lynch and Terry A. Messmer. European starling. Utah university extension. 2000

Otras fuentes consultadas:

https://en.wikipedia.org/wiki/Eugene_Schieffelin

https://www.bbc.com/news/magazine-27055030

https://www.allaboutbirds.org/guide/European_Starling/overview

https://www.mnn.com/earth-matters/animals/stories/ever-wonder-how-european-starlings-came-us-blame-shakespeare

http://www.columbia.edu/itc/cerc/danoff-burg/invasion_bio/inv_spp_summ/Sturnus_vulgaris.html

https://www.syracuse.com/today/2009/09/introducing_americas_most_hate.html

https://psmag.com/environment/shakespeare-fanatic-introduced-bards-birds-america-82279

https://www.bbc.com/news/magazine-27055030

http://www.acobas.net/teaching/shakespeare/masters/

https://brucknerite.net/2012/06/el-estornino-de-mozart.html

https://higieneambiental.com/control-de-plagas/plaga-de-estorninos-en-huesca

https://blogs.loc.gov/catbird/2016/06/shakespeare-is-for-the-birds/

https://www.creaturecontrol.net/starlings-and-their-diseases/

 

 



Por Colaborador Invitado, publicado el 19 abril, 2019
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