¿Y si cambiamos la forma de medir el tiempo? Segunda parte, el reloj

Por Carlos Chordá, el 13 abril, 2020. Categoría(s): Curiosidades
Adiós

En mi última entrada (¿Y si cambiamos la forma de medir el tiempo? Primera parte, el calendario) proponía cambiar de una forma bastante radical el año. Ahora toca, lo prometido es deuda, cambiar el reloj. A fondo, que no se diga.

Como bien sabéis, un día tiene 24 horas de 60 minutos, cada minuto 60 segundos. Vale, ¿dónde está el problema? A ver, pensad un poco: ¿cuántos minutos hay en un día? ¿y segundos? ¿cuántos segundos tiene un día? Está claro, la respuesta requiere que nos pongamos a calcular. Ya, ya sé que ahora todos llevamos una calculadora en el móvil, pero toca calcular. Es lo que tiene que el sistema horario no sea decimal.

Así que voy a proponer (y tal y como ya dije en la entrada del calendario no espero que nadie se tome en serio el desvarío) dividir el día de forma decimal, un tanto sui géneris, eso sí.

El nuevo día (uy, eso parece New Age) va a tener 100 horas. Comenzará, como hasta ahora, a la medianoche, 50 horas después del mediodía (es más fácil ver el mediodía, el momento en el que el Sol está más alto en el cielo, exactamente en dirección sur; a medianoche está en su punto más bajo, oculto bajo el horizonte). Eso sí, cada país deberá apañarse para que su territorio más o menos coincida con lo anteriormente indicado. Digo más o menos, porque en cuanto te desplazas al este o al oeste cambia el momento del mediodía. Umberto Eco cuenta esto, y mucho más, en su estupenda La isla del día de antes.

Sí, claro, las horas van a durar menos que las actuales, las llamaremos así (como a los nuevos minutos y segundos) para no complicar más las cosas. En concreto, la nueva hora durará lo que ahora son 14 minutos y 24 segundos, algo menos de un cuarto de hora actual. Pongamos que una jornada laboral será de 33 horas (un poquitín menos que las ocho horas actuales); con el resto del tiempo allá cada cual, faltaría más.

En el nuevo día de 100 horas, cada hora tendrá 10 minutos. Un día, 100 horas o 1000 minutos. Si las horas se reducen, los minutos aumentan: el nuevo minuto equivale a 86,4 segundos actuales. Y digo actuales, porque también me voy a cargar los segundos tal y como se han conocido tradicionalmente.

Porque el nuevo minuto va a tener 100 segundos. Cada nuevo segundo va a durar menos que los de antes: 0,864 segundos antiguos. Un día nuevo, regocijaos, va a tener 100 horas, cada hora 10 minutos, y cada minuto 100 segundos. Un día = 100 horas = 1000 minutos = 100 000 segundos. ¿Cómodo, verdad? (A ver, no es que esto sea imprescindible, lo reconozco, pero es lo que tiene estar todo el día en casa…) Por cierto, no pidáis que, tal y como hice con el calendario, os presente el nuevo reloj, que lo del diseño no es mi fuerte; que no me atrevo, vamos.

Ah, una última cosa. Se acabó lo del cambio horario dos veces al año. ¿Dejamos el horario de verano o el de invierno? Yo no lo tengo muy claro, o al menos no tanto como aquella señora a la que un reportero entrevistó en la calle para un telediario: «Horario de verano, por supuesto, que en verano hace calorcito».



Por Carlos Chordá, publicado el 13 abril, 2020
Categoría(s): Curiosidades