Se habla poco de matemáticas en criminalística, no dan bien en la tele. Las huellas dactilares, el FBI y la teoría de Fourier modernizada por Javier Duoandikoetxea.
Eso que en el siglo XIX le ponen nombre a una cosa porque se parece de alguna forma a una amina, que en el XX nos damos cuenta de que mejor no y decidimos darle un nombre sistemático, y van y la descubren en un planeta de aquí al lado y, venga, todo el mundo de vuelta al XIX. Lo mismo es porque entre los investigadores no hay ni un químico de un departamento de química y no les llegan las circulares IUPAC. Menos mal que en la red llamamos fosfano a lo que es fosfano y no fosfina, como en los panfletos periódicos: ¿Vida en la atmósfera de Venus? El misterio del fosfano en el planeta gemelo de la Tierra por Daniel Marín y Sobre la formación abiótica de fosfano (fosfina) en la atmósfera de Venus por Francisco R. Villatoro.
Las bibliotecas de los observatorios están llenas de tesoros. Este está en uno español: Astronomicum Caesareum
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Químico. Trabajo en Euskampus Fundazioa con la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU, para la que edito el Cuaderno de Cultura Científica y Mapping Ignorance. Escribo cosas para el Donostia International Physics Center y el Basque Center for Applied Mathematics.