Lo legal, lo ejemplar y otros trucos argumentativos

Por javierpanadero, el 21 diciembre, 2020. Categoría(s): Actualidad • Escepticismo • Miscelánea

Un conocido truco argumentativo es «mover la línea central». Me explicaré.

Hay una tendencia a creer que la justicia está en el medio de las posturas que se plantean, algo que no resiste el más mínimo análisis formal. Imagina el debate entre dos del KKK, uno dice que hay que matar dos negros a la semana y otro que cuatro, así que… pues eso, lo «justo» es matar a tres. La conocida falsa equidistancia.

Como ese sesgo está dando vueltas en tu cabeza bastante fuera de control, resulta que lo usan contra nosotros en los más variados entornos.

Es un hecho conocido que en los centros comerciales se sitúan productos con precios relativamente altos y bajos (sin estar muy interesados en su venta), para hacer que los precios de los otros productos, que sí quiero vender, parezcan más «medios».

De la misma forma, si en un debate consigo que admitas el desplazamiento de la línea media o que des por buenas algunas ideas pareciendo que su debate está ya superado y el resultado de mi parte, te habré ganado parte del terreno de una manera tramposa.

Y esto pasa mucho, te ilustraré un ejemplo.

Primero elijamos términos, para que no nos la cuelen también por ahí.

Vamos a hablar de «normas», ¿Cómo llamamos a la cosas que «nos dicen que hagamos»? Porque hay muchas diferencias y debemos ser precisos. Yo os voy a proponer una terminología, simplemente para entendernos en el marco de este post.

  • Lo legal (de obligado cumplimiento)
  • Lo recomendado (desde la administración, no punible su incumplimiento, pero «que lo hagas»)
  • Lo social (no son obligatorias, pero su incumplimiento está mal visto)
  • Lo ejemplar (su incumplimiento no está mal visto, pero hacerlas reviste tu comportamiento de ejemplaridad)

Como veis son muy diferentes y no es un debate de términos de tiquismiquis.

Por ejemplo, ahora mismo hay multas puestas (y protestadas) sobre comportamientos durante la pandemia, porque la administración argumenta que esos incumplimientos son de normas del primer tipo, mientras que los que las protestas aducen que no tenían la capacidad de legislar eso y por lo tanto sólo tenían el rango de recomendaciones.

El post de hoy viene porque hay gente tan hábil que nos mueve directamente la línea del 1 al 4.

Seguro que conocéis aquello de «la mujer del César», refiriéndose a que a los altos cargos, o los cargos públicos se les debe exigir más que lo legal, lo ejemplar.

Pero aquí está el quid de la cuestión, MÁS que lo legal. No, EN LUGAR DE lo legal, o de los tres puntos anteriores.

Muy criticada fue la asistencia del ministro de sanidad a un evento, por lo que luego se disculpó, en el que no cumplieron las recomendaciones. Algunos hicieron un discurso sobre que su comportamiento debería ser ejemplar, pero es que no consiguió pasar ni siquiera del segundo punto, no cumplía las propias recomendaciones que nos daba a los ciudadanos.

Y aquí cabe preguntarse, ¿Cuál es el peso de una recomendación?

Antes de que confinaran por primera vez mi región, se recomendó que no saliésemos si no era por fuerza mayor. Cuando se confinó muchos se quejaban de que a partir de ese momento no podían viajar, pero otros contestaban, «yo no puedo viajar desde antes», aludiendo a que se plegaban a las recomendaciones.

Quizá es que esos cuatro niveles me los he inventado yo y en realidad sólo existen lo legal y lo ilegal, de forma que lo legal es un lugar que puedo habitar a mis anchas sin mayor consideración. Muchos dicen esto: «Todo lo que no está prohibido, está permitido.»

Bien, pero entonces se acabó toda la llamada a la «responsabilidad individual», a la ética, a la educación en valores. Todo se reduciría a «Esta es mi ley y este es mi palo. Si te saltas una te encontrarás con el otro.» y no haría falta una instrucción más allá de este aviso y la aplicación del palo que hiciera falta.

O si no nos encontramos con otra falacia muy común que consiste en variar el argumentario (por general que parezca) según los casos. Quiero decir, si tú haces lo que te da la gana en el ámbito de lo legal, ¿por qué te atreves a recomendarme no hacer cosas legales a mí?

El otro día un compañero profesor nos explicó que la restricción de asistentes para la cena de Navidad (ya vamos por 6) tenía que ver con reducir el riesgo por debajo de cierto porcentaje de que hubiera un contagiado en ese grupo, más allá de que haya que ventilar y demás. Resulta que hoy nos encontramos con la celebración de un concierto con miles de personas que se justifica por las medidas higiénicas que han tomado (con permiso de la autoridades). Entonces, ¿qué argumento es el que vale? Porque con el que prohíbes la cena se debería prohibir el concierto y, con el del concierto, se podría autorizar la cena. Por cierto, lo de la cena, ¿es ley o es recomendación? ¿O es un mínimo de decoro ante los muertos (punto 3)? ¿O debo hacerlo sólo si soy una figura con cierto impacto público (punto 4)?

O el caso de los profesores, donde no se nos aplica el mismo concepto de contacto estrecho y sus medidas correspondientes. Quiero decir que mientras que el presidente del gobierno ha estado confinado y ha pasado por PCR por haber tenido un contacto con contagio, un profesor sin síntomas no pasará por PCR ni será confinado si uno de los alumnos con los que ha pasado bastante más de quince minutos a menos de dos metros da positivo. ¿Qué es por lo tanto un contacto estrecho?

Como siempre, «Divide y vencerás», cuando se detallan bien las cosas, cuando se definen bien las cosas es cuando se entienden mejor… y cuando se le ven las vergüenzas a quien nos quiere tomar el pelo.

Así que:

No, no quiero hablar de la ejemplaridad de un antiguo jefe de estado (un ejemplo al azar) hasta que no dilucidemos la legalidad de su comportamiento.

No, no quiero argumentarios ad hoc para justificar una variedad de normas. Quiero razones técnicas de las que se deduzcan las normas particulares de cada caso.

No, no quiero que exageraciones por tu parte o argumentos torticeros muevan la línea de lo justo y lo equilibrado para asegurarte un acuerdo ventajoso.

Y entonces, ¿a qué hacemos caso? Pues, por si escucha «arrobapolicía», primero a la ley, por supuesto, y después, ante las incertidumbres de la vida, a la mejor fuente de conocimiento fiable que hemos desarrollado: la ciencia. Y por la ciencia me refiero al consenso científico, no a la opinión de un científico o a un político con bata, eso es otra cosa. Y sí, sé que es una mierda que el conocimiento científico sea provisional y perfectible, así que si encuentran algo que acierte más, encantados.

Cuídense y cuiden, den lo que puedan y pidan lo que necesiten, por ti y por todos. Creo que cada vez se percibe con más claridad lo entrelazados que están los destinos de todos.



Por javierpanadero, publicado el 21 diciembre, 2020
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