Midiendo todo lo medible (7) – conclusiones e ideas

Por Alfonso Araujo, el 13 enero, 2021. Categoría(s): Curiosidades • Humor • Matemáticas

El tiempo ha llegado, dijo la Morsa,
de hablar de muchas cosas:
de barcos, lacres y zapatos,
y de reyes y repollos.
De la razón por la que hierve el mar,
y de si los cerdos tienen alas.

Lewis Carroll, Alicia a Través del Espejo (1872)

 

Llegamos al final de esta serie acerca de lo esencial de esa actividad por excelencia de los obsesivos científicos: el medir.

A lo largo de este viaje hemos visto la historia de las mediciones, así como medidas exóticas y graciosas. Hemos visto que si escogemos con cuidado y medimos adecuadamente, podemos emular a Mozart, hacer llorar a nuestros empleados, encontrar a un asesino en serie y hasta predecir (un poco) el futuro.

Y todo esto no es más que arañar la superficie: lo importante es saber que el observar y medir es lo más fundamental en la actividad humana de generar y acumular información confiable. Medir está en el paso crucial del método científico: la experimentación. Y medimos cosas que ni te imaginas. ¿Sabías que, midiendo, nos hemos dado cuenta de que hay peces en los ríos, que expuestos a ciertos químicos, “se vuelven más femeninos”?

Uf. Medimos casi todo, pero como somos unos curiosos insaciables, podemos seguir preguntando ¿qué se nos ocurrirá después? Aquí hay tres ideas que no por descabelladas son menos plausibles de que un obsesivo científico las lleve a cabo:

 

EL DILEMA DEL SONIDO “CH

La consonante africada postalveolar sorda, o “ch” para los amigos y ⟨ʧ⟩ en el Alfabeto Fonético Internacional, existe en muchos idiomas y también se escribe de muchas formas diferentes: una forma común es el digrafo ch, pero los italianos y los polacos la escriben ci, y algunas lenguas eslavas lo ponen cz. Los vascos la conocen como tx, y los húngaros como cs. Los alemanes, que por supuesto todo se complican, escriben tsch.

Nuestro hipotético investigador puede ver todo eso y preguntarse, ¿no es un desperdicio de tinta usar dos grafos para escribir un solo sonido?

Es una muy buena pregunta.

Si se pone a ver, hallará que hay idiomas que usan un solo grafo, que se ven más económicos. La ch se escribe ç en Albania, Azerbaiyán y Turquía, č en circasiano (en Rusia) y ĉ en esperanto.

Además del feliz descubrimiento de que para algo sirve el esperanto, nuestro intrépido científico pasa a evaluar estas tres opciones con una cuadrícula y a encontrar la que usa menos tinta para ser impresa. Luego, porque su investigación debe ser exhaustiva, se pone a ver qué tan frecuente es el uso de cada letra en cada idioma, cuántos libros y periódicos se publican en cada país… y al final hace un montón de cálculos para llegar a la conclusión de que:

Si todos los idiomas que se escriben con romanización, escribieran su sonido ch como ç, el mundo se ahorraría un total de 10 toneladas métricas de tinta al año.

¡Menos contaminación y ahorro de recursos!

 

TRENES CHINOS

Así que ahora tenemos a un investigador chino que está harto de que cada vez que se sube a un tren, hay mensajes interminables en el altavoz, cada vez que sale o llega a una estación. Nuestro héroe graba todos esos mensajes, hace pruebas en su casa, y se da cuenta de que mucha de la información es inútil o redundante, y que grabando nuevos mensajes cada mensaje podría ser de 7 segundos en lugar de 20.

Para empezar, eso le reduce a él (y probablemente a muchos otros) el fastidio. Pero más importante: calcula que cada mensaje de 20 segundos ocupa cierta cantidad de electricidad en el sistema, para ser transmitido. Calcula además el número de mensajes en un recorrido de 100 km, y luego pasa al sitio de ferrocarriles nacionales para encontrar la cantidad de viajes que se hacen al día en el país. Con un poco más de operaciones, llega a la conclusión de que:

Si se hicieran mensajes más eficientes, la electricidad ahorrada en un año, podría darle energía a un pueblo de 200 casas.

¡Sustentabilidad!

 

NO TIRES ESAS MANZANAS

¿Conoces, o peor, vives con alguien que al comer una manzana, usa un cuchillo cavernícola para quitarle la cáscara, en lugar de usar un pelador de manzanas?

Pues bien, nuestro investigador español sí que lo conoce y está harto de esa barbarie. De modo que un día se pone a recoger las cáscaras que él genera con su sofisticado pelador, y los trozos bestias de manzana que su compañero de cuarto tira después de usar el primer cuchillo que se encuentra.

Por supuesto, ve que el usar el implemento adecuado genera un 55.3% menos desperdicio: manzanas que podrían nutrirte en lugar de irse a la basura y vaya Dios a saber dónde terminen porque la gente no separa. Después de ver el consumo de manzanas en el país y hacer estimados en base a ventas de peladores de manzanas, su conclusión es:

Si todos tuviéramos la decencia de usar peladores de manzana en lugar de cuchillos, evitaríamos desperdiciar 1503 toneladas métricas de manzana al año.

 

¡Cualquier aspecto de nuestras vidas se puede mejorar si observamos con cuidado y medimos bien las cosas!

 

 



Por Alfonso Araujo, publicado el 13 enero, 2021
Categoría(s): Curiosidades • Humor • Matemáticas
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