¿Por qué nos hacen ir a los análisis en ayunas?

Por Colaborador Invitado, el 22 enero, 2021. Categoría(s): Curiosidades • Divulgación • Medicina

En este mundo hay dos tipos de personas: los que echan la salsa por encima de las patatas y los que la ponen en un ladito; los que se comen el chocolate por onzas y los que lo hacen a mordiscos; los que desayunan y los que no. Esta última es la polarización que nos atañe en esta ocasión.

Hay personas que no pueden salir de casa sin probar bocado o sin tomarse el cafelito de rigor. Para esas personas, uno de los días más tristes y oscuros del año es aquel en el que tienen que hacerse un análisis de sangre y deben ir al centro médico en ayunas. ¿De quién fue la maravillosa idea de hacerlo así? ¿Realmente es necesario? La respuesta es que, en general, sí.

Antes de nada, quiero aclarar que hay ciertos grupos de pacientes, como las personas diabéticas, en las que existen riesgos asociados a hacer ayunos prolongados. En estos casos, será el médico el que recomiende como debe procederse y cuáles son los momentos óptimos para la extracción.

Después de comer, al hacer la digestión, los nutrientes de los alimentos pasan a nuestra sangre. Una vez en la sangre, los nutrientes circulan hasta llegar a su destino final, como si de una autopista se tratase. El destino en cuestión serán distintos órganos, dependiendo del nutriente. Por poner un ejemplo sencillo, al comernos una patata, el almidón que contiene se rompe en pequeñas moléculas de glucosa en el intestino, donde son absorbidas. Después, viajan a través de la sangre hasta el hígado, el músculo, el tejido adiposo y el cerebro, entre otros.

El recorrido de los nutrientes a través de nuestro organismo

Muchos de esos nutrientes que absorbemos de los alimentos pueden alterar los resultados de una analítica si siguen pululando por la sangre en el momento de la extracción. Y no solo eso, sino que también pueden interferir en las técnicas que se utilizan para analizar esa muestra de sangre, haciendo que la muestra tenga que ser descartada y retrasando el diagnóstico. Veamos que pasa exactamente después de comer, que es justo lo que pretendemos evitar tras un ayuno de 12 horas.

La mayoría de los alimentos que consumimos tienen hidratos de carbono, incluyendo aquellos que solemos tomar para desayunar, por ejemplo, unas tostadas o unos cereales. La glucosa que conforma esos hidratos pasa del intestino a la sangre, como hemos visto con el ejemplo de la patata, haciendo que se disparen sus niveles momentáneamente, hasta que nuestro cuerpo es capaz de retirarla de la sangre y sus niveles vuelven a la normalidad. Para llevar a cabo este proceso necesitamos entre 2 y 3 horas.

Si se toma una muestra de sangre justo en el momento más alto del pico de glucosa, es probable que el médico que interprete los resultados piense que está ante un caso de diabetes, cuando no es así. El aumento de glucosa en sangre después de comer es un proceso fisiológico normal mientras que, en la diabetes, los niveles de glucosa en sangre están aumentados en ayunas y eso es lo que indica que algo no funciona correctamente.

Además de la glucosa, las hormonas que se encargan de regularla, como la insulina y el cortisol, nos saldrían alteradas. Y no son las únicas hormonas que se revolucionan después de la ingesta, las hormonas tiroideas, que son las directoras de orquesta del cuerpo, también disminuyen sus niveles en sangre después de comer y no vuelven a recuperarse hasta 4 horas después, pudiendo llevar a un diagnóstico de hipotiroidismo erróneo.

En un desayuno normal, también puede haber algo de proteína y de ácidos nucleicos. La consecuencia de su digestión es que aumentan la urea y el ácido úrico, los productos de desecho del metabolismo de estos dos tipos de macromoléculas. Cuando tenemos un exceso de ácido úrico, éste puede formar cristales dolorosos en las articulaciones, que es lo que se conoce como gota. Pero, en general, somos capaces de eliminar el exceso de ácido úrico a través de la orina, principalmente. De nuevo, es normal que aumente el ácido úrico antes de que hayamos podido eliminar lo que nos sobra.

Estructura del ácido úrico

Y, ¿a quién no le gusta una buena tostada con aceite de oliva virgen extra o con aguacate? ¿Qué ocurre con las grasas en el supuesto de que desayunáramos antes de una analítica? Pues que los niveles de triglicéridos pueden aparecen hasta diez veces por encima del valor que obtendríamos en situación basal. Además, las grasas tienen otro inconveniente y es que su presencia enturbia la sangre. Esto provoca que no se puedan utilizar las técnicas que se suelen usar para medir algunos compuestos. Digamos que aparece una niebla en la muestra de sangre que no deja ver lo que hay realmente ahí.

Además de la glucosa, el ácido úrico y los triglicéridos, otros marcadores bioquímicos se alteran después de una comida, por ejemplo, minerales como el calcio, el magnesio, el hierro o el potasio; e incluso el recuento de células de la sangre puede ser incorrecto.

Bueno, vale. Pero, por lo menos, ¿me puedo tomar un café? Parece que tampoco. La cafeína del café, el té y el chocolate, también aumenta la glucosa y los triglicéridos, debido a las reacciones químicas que desencadena en nuestro cuerpo.

En definitiva, el desayuno altera la mayoría de los parámetros bioquímicos que estamos interesados en medir, llevando a retrasar el diagnóstico e incluso a obtener diagnósticos erróneos, por lo que, de momento, y no parece que vaya a cambiar, lo que se recomienda es esperar y desayunar a la vuelta.

 

Este artículo nos lo envía Marina Navas. Graduada en Bioquímica por la Universidad Complutense de Madrid. Actualmente, estudio el doctorado en Farmacia y Tecnología Farmacéutica en el Trinity College de Dublín. Vine para hacer el Erasmus y me gustó tanto la vida aquí, que me quedé. En concreto, investigo sobre disolución de fármacos, un proceso clave en la industria farmacéutica para que los medicamentos que lleguen al mercado sean efectivos. Desde pequeña me ha gustado escribir y, actualmente, divulgo ciencia a través de Instagram desde una cuenta dedicada a la alimentación desde un punto de vista químico donde comparto infografías: @quimicalimentacion

Referencias científicas y más información:

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Nelson, D. L., Cox, M. M. Lehninger principios de bioquímica, quinta edición. Barcelona, España. Ediciones Omega (2009).

Guidi G.C., Simundic A.M., Salvagno G.L., Aquino J.L., Lima-Oliveira G. 2015. To avoid fasting time, more risk than benefits. Clinical Chemistry and Laboratory Medicine. 53(10), 261-264 (2015).

Bajaña, W., Aranda, E., Arredondo, M. E., Brennan-Bourdon, L. M., Campelo, M.D., Espinoza, E., Flores, S., Ochoa, P., Vega, V., Varela, B., Lima-Oliveira, G. Impact of an Andean breakfast on biochemistry and immunochemistry laboratory tests: an evaluation on behalf COLABIOCLI WG-PRE-LATAM. Biochemia Medica. 29(2) (2019).

Gota. MedlinePlus. https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/000422.htm

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Por Colaborador Invitado, publicado el 22 enero, 2021
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