Norte-Sur: la dirección en la que pastan las vacas, aterrizan los patos y defecan los perros

Por Colaborador Invitado, el 3 marzo, 2021. Categoría(s): Biología • Divulgación

Desde hace más de 50 años, numerosas investigaciones han demostrado que muchos animales son capaces de percibir los campos magnéticos de la tierra. Todo indica que es esta percepción la que guía a las aves migratorias para que realicen sus largos periplos en busca de la mejor estación y alimento y también sería esta capacidad la que permitiría a las tortugas hallar las playas donde nacieron para poner sus huevos o a los salmones regresar al río del que salieron al iniciar su vida.

Resulta evidente la ventaja que supone tener este sentido cuando los animales deben acometer largos viajes y orientarse en un medio sin referencias espaciales como el océano. Lo que resulta menos evidente es por qué otros animales que no viajan tienen también esta habilidad y qué uso le dan.

Veamos tres ejemplos que demuestran que, efectivamente, muchos animales emplean esta percepción para funciones a priori tan peregrinas como descansar o incluso defecar. Intentaremos dar respuesta a la causa raíz de este comportamiento. Pero vayamos primero a la descripción de los hechos:

Un estudio realizado con imágenes por satélite en más de 8.000 lugares repartidos por todo el mundo demuestra que, cuanto pastan, las vacas domésticas -y también los ciervos silvestres- orientan su cuerpo en dirección Norte-Sur, con la cabeza mirando al norte. Y concretamente se orientan en relación al norte magnético, no al norte geográfico. También es esta la posición preferida cuando descansan. Este último dato se ha demostrado en ciervos salvajes al analizar la huella que dejan tras descansar en la nieve. También en este caso la orientación era N-S.

Vacas pastando, todas muestran la misma orientación

Aunque en algunas ocasiones la regla no se cumple, especialmente en las mañanas tras noches muy frías, en este caso, los animales se orientan de manera que los rayos del sol les calienten lo más rápidamente posible. Otra excepción la vemos en rebaños muy numerosos. Cuando esto sucede, aproximadamente un 30% de los animales se orientan al sur, creen los expertos que como medida de vigilancia ante un potencial ataque de predadores.

En cualquier caso, la regla se cumple y lo hace independientemente del viento u otros factores ya que las imágenes de satélite fueron tomadas a lo ancho y largo del planeta.

En cuanto a la razón de esta preferencia las hipótesis son variadas y ninguna plenamente demostrada. Tal vez se trate de la influencia que la orientación tiene en ciertos procesos fisiológicos (al fin y al cabo, en los humanos el período REM del sueño varía según la orientación del cuerpo), o bien pueda deberse a tener un camino común de salida en caso de un ataque o tal vez seguir un cierto orden a la hora de comer en un prado siguiendo ciertas líneas.

Cambiemos de especie y analicemos el vuelo de los patos, en realidad más que los vuelos, los aterrizajes porque estas aves -entre otras- cuando toman tierra lo hacen también en dirección N-S con la cabeza mirando en dirección septentrional. El estudio se realizó en más de 2.000 bandadas de aves y se comprobó que la dirección de aterrizaje era independiente del viento, posición del sol o incluso de la dirección inicial del vuelo. Aunque se dirijan al sur, para aterrizar, los patos cambian el sentido de su vuelo y lo hacen en el eje N-S.

Eje de aterrizaje de los patos en distintas condiciones y épocas del año. El eje NS es la norma.

Aquí la causa raíz de esta preferencia parece hallarse en la necesidad de evitar colisiones ya que estas aves suelen volar en grupos. Aunque esta tendencia se ha observado también en ánades que volaban solos en lo que parece ser un comportamiento pre-determinado.

Y llegamos ahora al animal doméstico por antonomasia, nuestro mejor amigo, el perro, quien también parece ser sensible al magnetismo terrestre puesto que en un trabajo que contó con casi 2.000 observaciones se demostró que los perros se sitúan en un eje N-S (con la cabeza hacia el norte) cuando defecan. Eso sí, esta condición sólo se cumple si el campo magnético es estable puesto que las alteraciones de éste modifican este comportamiento.

Si el campo magnético es estable, los perros defecan en dirección NS

La razón de esta conducta es esquiva. Los autores proponen que, en condiciones de estabilidad del campo magnético, los perros aprovecharían este momento para recalibrar su conocimiento del terreno. Sería como tomarse un respiro en una caminata para leer un mapa. En cualquier caso, esta preferencia se observó en machos, hembras y en todo tipo de razas. De lo que no cabe ninguna duda es que los perros perciben el campo magnético terrestre y muestran una filia hacia el norte. Así, cuando en un espacio cerrado, sin referencias solares o de otro tipo, se les ofrece dos platos con la misma comida, uno hacia el norte y otro hacia el sur, los animales, especialmente las hembras y los de razas pequeñas y medianas, prefieren comer del plato que está en dirección norte.

Preferencia por un plato situado al norte, especialmente en perros pequeños y medianos (izda) y en hembras (dcha)

Aún hoy no se conoce con certeza cómo consiguen los animales determinar con exactitud donde está el norte. La presencia del mineral magnético magnetita en ciertas bacterias y también en el cerebro de algunos animales podría ser una explicación. Otros estudios apuntan que el campo magnético terrestre alteraría ciertos pigmentos en la retina lo que permitiría a los animales visualizar de facto estos campos magnéticos. Sea como fuere, lo que es evidente es que muchos animales conocen dónde está el norte magnético y le dan a esta habilidad usos de lo más variados.

Este artículo nos lo envía Juan Pascual (podéis seguirlo en twitter @JuanPascual4 o linkedn). Me licencié en veterinaria hace unos cuantos años en Zaragoza y he desarrollado mi vida profesional en el mundo de la sanidad animal, de ahí mi interés en divulgar lo que los animales aportan a nuestro mundo actual. Soy un apasionado de la ciencia. Creo que es fundamental transmitir el conocimiento científico de una manera sencilla para que los jóvenes se enganchen pronto y para que la sociedad conozca más y mejor lo mucho que la ciencia aporta a nuestro bienestar. Viajar es otra de mis pasiones junto con la literatura, que no deja de ser otro modo de viajar.

Puedes leer todos sus artículos en Naukas en este enlace.

Referencias científicas y más información:

Sabine Begall. Magnetic alignment in grazing and resting cattle and deer. PNAS _ September 9, 2008 _ vol. 105 _ no. 36 _ 13451–13455

John B. Phillips, Rachel Muheim, Paulo E. Jorge. A behavioral perspective on the biophysics of the light-dependent magnetic compass: a link between directional and spatial perception? Journal of Experimental Biology 2010 213: 3247-3255; doi: 10.1242/jeb.02079

Vlastimil Hart et al. Directional compass preference for landing in water birds. Frontiers in Zoology 2013, 10:38 http://www.frontiersinzoology.com/content/10/1/38

AdaÂmkova J, Svoboda J, Benediktova K, Martini S, NovaÂkova P, Tůma D, et al. (2017) Directional preference in dogs: Laterality and «pull of the north» PLoS ONE 12(9): e0185243. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0185243

Sönke Johnsen, Kenneth J. Lohmann, Eric. J. Warrant. Animal navigation: a noisy magnetic sense? Journal of Experimental Biology 2020 223: jeb164921 doi: 10.1242/jeb.164921 Published 23 September 2020

Vlastimil Hart et al. Dogs are sensitive to small variations of the Earth’s magnetic field. Frontiers in Zoology 2013, 10:80 http://www.frontiersinzoology.com/content/10/1/80

 



Por Colaborador Invitado, publicado el 3 marzo, 2021
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