Poner la mente en condiciones

Por Alfonso Araujo, el 17 junio, 2021. Categoría(s): Historia • Matemáticas • Personajes

El teólogo y matemático inglés Isaac Barrow (1630 – 1677) fue pionero del desarrollo del cálculo infinitesimal y maestro de Newton, que lo desarrolló en forma. Barrow fue el primer titular de la prestigiosísima Cátedra Lucasiana de Cambridge.

Snezana Lawrence, historiadora de las matemáticas, compartió en Twitter una maravillosa cita de las Mathematical Lectures de Barrow, ofrecidas en 1664-1669, al estilo de las “Pláticas de Navidad” de Faraday. Les comparto esta bella apología, que traduzco con más buena intención que talento:

 

«La disciplina de las Matemáticas sirve para acostumbrar y adiestrar la Mente al estudio constante y diligente; para someterse al reto de la meditación atenta y a lidiar de buena gana con las dificultades que se presentan en su camino. Ellas nos salvan de la simplicidad crédula y nos fortalecen contra la vanidad de la desconfianza infundada. Ellas moderan nuestro ánimo ante suposiciones impulsivas y nos inclinan hacia el asentimiento razonado. Ellas nos inspiran con el propósito de luchar contra la tiranía injusta de los falsos prejuicios.

«Si el ánimo es imaginativo y voluble, ella es plomada que le confiere estabilidad y ancla que lo equilibra. Si el ingenio es romo, se agudiza al ser tallado en esta piedra de afilar; y si es demasiado exuberante, es podado con esta cizalla. Si la disposición es en exceso voluntariosa, las matemáticas son brida que le contiene; pero si es apagada, son espuela que la acucia.

«No hay lámpara que guíe con más claridad los pasos por entre los oscuros laberintos de la naturaleza; no hay cordel más seguro para avanzar entre los intrincados enredos de la filosofía; y ningún martillo suena con más alegría la campana de la verdad.

«No diré cuán abundante es la provisión de conocimiento con la que la mente puede hacerse a través de su uso; cuán entero es este alimento y cuán sincero el placer que produce. No seré el primero ni el único en afimar: que cuando la mente se abstrae, elevándose por sobre la materia sensible, viendo formas puras, concibiendo la belleza de las ideas e investigando la armonía de las proporciones; la conducta por sí sola mejora, los afectos se serenan, el ánimo se asienta y el entendimiento es elevado a contemplar lo divino.»

 

 



Por Alfonso Araujo, publicado el 17 junio, 2021
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