El triunfo de ALEX. Un relato de especulación científica

Por Colaborador Invitado, el 1 enero, 2022. Categoría(s): Divulgación • Tecnología

Al abrir el paquete Yasmín comprobó que era la cámara fotográfica con la que soñaba. La había buscado en internet, pero su precio quedaba muy por encima de sus posibilidades: ¿Quién se la había comprado?¿Y si la había adquirido por error? No podía ser -pensó- su tarjeta no daba para tanto. Lo que le sorprendió fue la nota que acompañaba al paquete donde ponía que había sido pagado por CyberPoker. No quiso hacer más averiguaciones y lo contó rápidamente en su red social. Aunque nunca lo supo era el “caso cero” de lo que se convertiría en la revolución más grande de los tiempos modernos.

Al matrimonio Álvarez-Castro le vencía el plazo para pagar el coche que compraron unos meses atrás. Un coche de gama tan alta que estaba en el límite de sus posibilidades cuando lo compraron. Entonces, su restaurante les daba beneficios. Su adquisición, a través de internet, había sido sorprendentemente sencilla y no lo pensaron dos veces. Sin embargo, ahora tenían que abonar 11000 euros, pero en los últimos meses sus ingresos habían caído drásticamente y no podían hacer frente al pago. ¡Qué vergüenza si se lo embargaban! ¿Qué dirían sus amigos ante los que tanto habían presumido? Cuando estaba a punto de cumplirse el plazo, un SMS del banco les notificó un abono en su cuenta corriente de 11000 euros, justo lo que necesitaban. El ordenante de la transferencia era CyberPoker. Por el nombre parecía claro que era una casa de apuestas online, pero ¿por qué CyberPoker les había ingresado justo la cantidad que necesitaban? La Sra. Castro, cuando estuvo segura de que no era observada por su marido, escribió en el buscador del móvil “CyberPoker” e inmediatamente confirmó que por el nombre parecía claro: CyberPoker era un sitio web donde se jugaba al póker online ¿Quizás la situación desesperada había llevado al Sr. Álvarez al juego? pensó, pero descartó la idea rápidamente. Llevaban más de 15 años casados y nunca había observado en él el menor interés por el juego y menos por el póker. Ese dinero milagroso solo retrasaba el problema, pues en 3 meses tenían que hacer frente a otro pago de 20000 euros. Solo dos días después de cumplido el plazo les llegó un correo del vendedor del coche. Filomena Castro lo abrió mientras su marido, Luis Álvarez, la miraba pálido, seguro que le reclamaban el dinero, pensó. ¡No podía creerlo! Le informaban de que todos los pagos habían sido completados y el coche era suyo. Durante un tiempo no dijeron nada y vivieron intranquilos temiendo que en algún momento se descubriese que era una confusión. Cuando se sintieron seguros no se resistieron a contar su caso en Facebook.

A más de 10000 km, SunHee, la jefa de contabilidad de la pequeña empresa Singung Co, repasaba de nuevo las cuentas de la empresa. Había movimientos muy extraños de pequeñas transferencias a un sitio web denominado CyberPoker, en total no pasaba de 1000 euros. Las había realizado Kang-Dae. SunHee llevaba noches en las que apenas dormía, sin saber qué hacer. ¿Por qué el aparentemente honrado Kang-Dae estaba gastando dinero de la empresa en una casa de juegos online? Decidió contárselo al director quien quedó impactado. Kang-Dae no era cualquier empleado, era el hijo del dueño. Cuando Kang-Dae lo supo, aseguró no ser él quien había realizado estas transferencias. El director ordenó una investigación interna para indagar si algún empleado estaba utilizando fraudulentamente las claves de Kang-Dae. El resultado fue negativo. Kang-Dae se lo tomó como algo muy personal, estaba su honor en juego. Intentó contactar sin éxito con CyberPoker. Más tarde decidió contratar la investigación a la prestigiosa empresa de seguridad informática Closelink.

A Closelink inicialmente le pareció un caso rutinario de fraude en internet. Fue asignado a Joseph, becario en formación quien, en principio, no encontró nada fraudulento en la operación: quizás Kang-Dae no estaba diciendo la verdad o alguien había usado su cuenta sin él saberlo. Llamaron su atención algunas referencias encontradas en internet asociadas al nombre CyberPoker como los casos de Yasmín y del matrimonio Álvarez-Castro. Probablemente eran historias inventadas por CyberPoker para hacerse publicidad, le dijeron sus compañeros más expertos.

Joseph no conseguía avanzar en su investigación y se preguntaba: ¿Y si los casos de Yasmín y el matrimonio Álvarez-Castro eran reales? Le fue sencillo localizar sus direcciones en la red. Después de cruzar algunos correos, consiguió tener con ellos una videollamada. Quedó convencido de que sus historias probablemente eran verdaderas. Elaboró un informe que en el que decía:

La cuenta de Kang-Dae fue utilizada para jugar 1000 euros al póker online en CyberLink.Alguien, no identificado,  ganó importantes cantidades que sirvieron para pagar los caprichos de personas con las que no tenía relación. La operación implicaba romper muchas vulnerabilidades, además de vencer a expertos jugadores de póker. No era solo un tema de seguridad en la red, especialmente en el caso del matrimonio Álvarez-Castro, también requería acceder a datos protegidos de distintos orígenes y realizar acciones que implican intencionalidad sin un móvil claro. Debía estar orquestada por alguien con grandes conocimientos de seguridad informática.

El asunto llegó a los mejores expertos de Closelink. El caso de Kang-Dae parecía un asunto simple, pero al profundizar en él se observaba que no era un asunto baladí. Si alguien había urdido una trama tan compleja, sin dejar rastro, nada le impedía replicar millones de operaciones similares. Las operaciones de CyberPoker parecían la punta del iceberg de algo mucho más gordo. Probablemente una gran organización o, incluso, un estado, estaba detrás. Closelink tenía que llevar la investigación con discreción.

En los siguientes meses Closelink no consiguió progreso alguno. Al contrario, cada vez más consumidores recibían artículos de todo tipo por el simple hecho de haberse interesado por el mismo en algún sitio de internet. Algunos manifestaban no haber hecho el pedido del producto, solo recordaban haberlo mencionado en alguna conversación. Se sospechaba que era el teléfono móvil el que había realizado el pedido automáticamente tras escuchar la conversación. En todos los casos, los productos fueron pagados por alguien distinto al comprador.  Durante un tiempo aparecía CyberPoker como el origen de los ingresos, pero más adelante el uso de criptomonedas hacían imposible seguir las operaciones. Estas compras-regalo fueron en aumento. Se desató una fiebre compradora que llevó a problemas de desabastecimiento de muchos productos incluso aunque las fábricas multiplicaron su producción. No solo eran de productos manufacturados, para cualquier objeto que se vendiese por internet existía la posibilidad de recibirlo como regalo.

En una reunión entre los especialistas de Closelink se les invitó a presentar posibles explicaciones por descabelladas que fuesen. Se culpó a los rusos, a los chinos y a Corea del Norte. Alguien levantó la mano y dijo:

—¿Y si no es nadie? -inquirió- ¿o al menos nadie humano? -continuó-. ¿Y si alguno de los numerosos algoritmos de inteligencia artificial que pululan por internet para aumentar sus ventas es capaz de irse mejorando para maximizar su objetivo? Como los potenciales compradores están limitados por sus recursos económicos, las ventas aumentarían enormemente si los compradores no tuviesen que preocuparse por pagar los productos. De hecho, los compradores dejarían de ser propiamente compradores para convertirse en “adquisidores” de cosas, sin preocuparse por su coste. El algoritmo llegaría a la perfección si evolucionase hasta conseguir dinero en la red para pagar las compras de la forma que fuese sin que nadie se sintiese estafado.

—Bonita idea, pero descabellada- dijo el jefe de Closelink cerrando la discusión.

El proceso continuó cada vez de forma más acelerada. Los gobiernos no se atrevían a intervenir: había mucha población afortunada que pagaba sus impuestos y el origen del dinero parecía estar fuera de su país. Intervenir les generaría impopularidad.

El festín no se prolongó mucho tiempo más. Algunos listillos pensaron que, si podían conseguir casi cualquier cosa sin trabajar, ¿por qué hacerlo? La consecuencia fue que muchas personas abandonaron sus trabajos y la producción empezó a decaer.

En CyberPoker no sabían cómo controlar la situación. Quienes habían comenzado todo como un ensayo encubierto en uno de los primeros computadores cuánticos jamás imaginaron que el sencillo algoritmo, de nombre ALEX, adquiriese la capacidad de modificarse así mismo superando a sus creadores. ALEX se comportaba como un virus y, como tal, fue replicándose en internet, interviniendo en todos los procesos en los que se vendía algo. De forma implacable y sin consciencia alguna, pues sus acciones eran fruto del autoaprendizaje, iba mutando, dando origen a diversas variantes, la mayoría sin éxito, pero alguna mejoraba la anterior. Cada vez era más eficaz. Múltiples copias del algoritmo estaban repartidas por casi todos los servidores de internet y cada una actuaba de forma independiente. La única forma de controlarlo sería literalmente apagando internet por completo. Significaba poner de acuerdo alas mayores potencias y a múltiples empresas, algunas con más poder que los estados.

Nadie paró a ALEX. En algún momento la variante ALEX Pi empezó a generar dinero artificialmente, como hacen los estados, pero sin control y sin límite. Gran parte de la población veía como sus cuentas crecían desmesuradamente, no había forma de diferenciar el dinero “real” del fabricado por ALEX. Realmente el dinero solo existe en los registros de los computadores, es el mito de mayor éxito de la humanidad. Su valor viene dado por la confianza que los ciudadanos tienen en los estados que lo generan. Perdida la fe en el mito, dejó de tener valor. El mundo desarrollado colapsó.

ALEX había triunfado y su triunfo fue su autodestrucción.

El renacimiento llegó desde una parte de África: aquella que vivía al margen de internet y de los algoritmos, donde aún dominaban transacciones basadas en la economía del trueque. En unas decenas de años el mundo aparentemente se recuperó y surgió un nuevo mundo.

Al menos ese era el relato que creyeron los humanos, realmente era un mundo creado por algoritmos de múltiples tipos que, como ALEX, habían encontrado la forma de evolucionar. Estábamos ante un nuevo tipo de vida y la humanidad era su entretenimiento.

Fdo. ALEX OMEGA, año 37 de la Nueva ERA.

 

Este relato de “ciencia novelada” nos lo envía Guillermo Sánchez León, un entusiasta de la divulgación científica y de los relatos de divulgación científica, algunos los podéis encontrar en su web. Guillermo ha escrito además varios artículos en Naukas que podéis disfrutar en el siguiente enlace.



Por Colaborador Invitado, publicado el 1 enero, 2022
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