Susana Escudero: «La ciencia debe conocer y comprender mejor el mundo de la comunicación y el periodismo»

Por José Antonio Plaza, el 29 enero, 2022. Categoría(s): Entrevistas Naukas
Susana Escudero, el pasado 15 de enero en el teatro Góngora de Córdoba, que acogió una nueva reunión de Las que cuentan la ciencia.

A Susana Escudero (Palencia, 1972) hay que escucharla. Te gana por una voz con la que lleva más de 30 años haciendo radio, aunque también te atrapa con charlas divulgativas sobre un escenario o dando cursos de comunicación científica. Es periodista, aunque estudio Filología Inglesa, y su contacto con la ciencia llegó tarde, hace 15 años, pero fue un flechazo y desde entonces no se han vuelto a separar. El culpable de que la vida de Susana se rodeara de ciencia fue Emilio García, una de las referencias de la divulgación astrofísica en España y comunicador en el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC), y el medio que más ha utilizado para contarla no podía ser otro que un micrófono.

La ciencia le gustó tanto que hace 5 años hasta hizo un máster para estudiarla y conocerla mejor. Durante 10 años puso una pica en Flandes con El Radioscopio, un programa de radio de divulgación científica con el que ganó varios premios (entre ellos tres Prismas y un Premio Periodismo en Andalucía). En los últimos años ha diversificado y, al margen de su trabajo en Canal Sur Radio, ha participado en muchas y distintas iniciativas de divulgación científica: Desgranando Ciencia, Naukas Bilbao, Las que Cuentan la Ciencia, El Enigma Agustina, Camino a Congreso… El año pasado ganó, junto a Conchi Lillo y Javier Pedreira Wicho, el Premio Tesla 2021 de Divulgación Científica. Está a punto de comenzar una colaboración en la tele, con un programa de entretenimiento y cultura científica en Canal Sur, y sigue madrugando cada día para disfrutar de la radio tanto o más que cuando empezó a hacerla a principios de los años 90.

Susana es un ejemplo de que, aunque no son lo mismo, comunicación, periodismo y divulgación pueden darse la mano y compartir espacios. La ciencia, que durante demasiado tiempo no formó parte de su vida y que ahora la rodea por todas partes, sale ganando con este tres en uno.

¿Cómo llega una filóloga y periodista a divulgar ciencia?

De niña, en la etapa escolar, no sentía especial atracción por la ciencia; lo que más me gustaba era la historia y la literatura. En 3º de BUP, con 17 años, sí tiré por Ciencias, porque me iban interesando algo más, pero aun así cambié de nuevo hacia las Letras y me decidí por hacer la carrera de Filología Inglesa en Valladolid. ¿Por qué? La verdad es que siempre había querido ser periodista, pero por razones económicas y familiares no pude hacer esa carrera. Vivía en Palencia, que es donde nací, y no podía desplazarme a Madrid ni optar por la Pontificia de Salamanca, que era única universidad de Castilla y León que por entonces ofertaba Periodismo. Como la lengua y la literatura me gustaban mucho, opté por Filología. Empecé la carrera en 1990 y la acabé en 1995. La carrera me gustó mucho y, afortunadamente, de forma paralela pude entrar en el mundo del periodismo. Pero todavía tenían que pasar muchos años hasta que la ciencia entrara en mi vida.

¿No buscaste salida laboral con Filología?

Ni siquiera me dio tiempo a planteármelo. Me entusiasmaba el periodismo y, mientras hacía la carrera, tuve la suerte de contar con ayuda de la Asociación Cultural Universitaria Palentina, ACUP, que me brindó la posibilidad, junto a mi amiga Carmen Cuesta, de hacer un programa sobre temas universitarios en Radio Nacional de España. Estaba en primero de carrera de Filología y ya había conseguido conectar con el periodismo. La suerte siguió, porque cuando pasé a segundo de carrera apareció otra opción de seguir haciendo radio, con un programa en Antena 3 Radio, que se llamaba ‘Con Folios y a lo loco’. Con la experiencia de ambos programas, mientras seguía estudiando, en 1992 el director de Antena 3 Radio Palencia me ofreció unas prácticas de verano. Así que llevo desde principios de los 90, más de 30 años, sin desenganchar de la radio, que es mi pasión. ¿Cómo iba a pensar en hacer en otra cosa?

¿Pudiste compaginar sin problema los estudios y el trabajo?

Sí. Fueron años buenos porque estudiaba cosas que me interesaban (lengua, literatura, gramática…) y, mientras, trabajaba en lo que realmente me gustaba, el periodismo y la radio. Durante los dos primeros cursos de la carrera estuve viviendo en Valladolid, donde estudiaba, en casa de mis tíos y mis primos, pero en los últimos años de Filología volví a Palencia a vivir, de manera que iba y volvía todos los días a Valladolid gracias a los servicios de transporte que nos facilitaba la Asociación Cultural Universitaria Palentina. Estaba en mi entorno, con mi gente y mi familia, haciendo cosas que me llenaban.

Aunque ya estabas trabajando, el final de la carrera suele ser un momento de pararse y pensar por dónde tirar. ¿Lo tuviste claro?

Cuando acabé Filología claro que pensé qué hacer con mi vida. Me planteé sacarme el Doctorado, pero al final decidí no hacerlo. Valoré presentarme a unas oposiciones, pero también lo descarté. Ya estaba metida en la radio, haciendo A vivir que son dos días en Cadena Ser Palencia, pero es cierto que no tenía del todo claro el futuro porque mi posición en la radio era algo precaria. Pero justo en ese momento me ofrecieron un contrato de coordinadora en Cadena Dial Palencia, lo que ya suponía tener un contrato laboral más o menos estable, así que decidí apostar del todo por el periodismo en radio. Hice lo que quería. Estuve cuatro o cinco años, desde 1995 hasta 2000, como coordinadora en cadena Dial durante la semana, haciendo radiofórmula, y los fines de semana seguía en la SER haciendo radio convencional.

No es sencillo encontrar estabilidad en el periodismo. ¿Cómo te fueron los inicios?

Las condiciones laborales no eran las mejores, con un contrato mejorable, muchas horas, poco dinero… De hecho, en el año 2000 me surgió una oportunidad de hacer algo distinto: trabajar en una discográfica. Esto suponía dejar un poco la radio y, además, trasladarme a Madrid. Me dio un poco de vértigo, incluso miedito, pero acepté porque mi mente seguía en la radio y pensé que en la discográfica podría seguir en contacto con la gente de la radio musical. Fue un cambio muy importante: por primera vez me alejaba de casa y probaba algo nuevo que no sabía si era lo mío. Cogí el trabajo en la discográfica porque lo veía como un posible puente para crecer y volver luego a la radio.

Y salió bien. Parece que la radio te reclamaba…

No sé si tuve intuición o suerte, pero así fue: a los 7 meses de estar en la discográfica, donde efectivamente seguí en contacto con mucha gente de la radio, me llamó la coordinadora de Cadena Dial Granada, Toni Portillo. Me dijo que necesitaban a alguien con un perfil como el mío en Hoy por Hoy Granada, un magazine sobre la actualidad de Granada y provincia con reportajes, entrevistas, conexiones en directo, etc. Le hice llegar mi currículum y una cinta, porque entonces para trabajar en la radio había que enviar cintas con tus grabaciones, y me cogieron. Además de la radio, el trabajo incluía la opción de hacer cosas también en televisión, en Localia TV.

En pocos meses hiciste el trayecto Palencia-Madrid-Granada. ¿Cómo llevaste tanto cambio?

Salir de casa no fue fácil. En Madrid duré poco en la discográfica, aunque me adapté bien y es una ciudad que me gusta, pero había cosas que no me convencían, como tener que compartir piso. El cambio a Granada me costó más, porque suponía estar mucho más lejos de Palencia, con más dificultad para ir de forma habitual, y porque las rutinas y los ritmos eran muy distintos. Pero mi gente me apoyó mucho, mi madre no paraba de decirme que fuera a por ello sin dudarlo, y la verdad es que estaba encantada de volver a la radio. Acerté y salió muy bien.

 

Susana Escudero, en un momento de su charla ‘JB 55 y vampiros del Siglo XXI’, que dio junto a Guillermo Peris en el Naukas Bilbao del año pasado (foto: Xurxo Mariño).

 

¿Encontraste tu sitio en Granada?

Fue un momento muy bonito. Hacía el Hoy por Hoy de la SER en Radio Granada, manejábamos mucha programación y muy variada y nos atrevíamos con casi todo (redacción, voz, realización, sonido…) porque nos juntamos un grupo de gente joven con muchas ganas e ideas. Hubo mucho empuje y salieron cosas muy chulas. Por ejemplo, con Toni Portillo hice un programa, Al fresquito, en el que hacíamos directos desde muchos pueblos de la provincia de Granada. En Localia TV estuve también con un programa cultural. En total pasé dos temporadas en Radio Granada, hasta que en 2002 me llamaron de Canal Sur Radio para dirigir su magazine informativo. Llevo ya casi 20 años en Canal Sur, que se ha convertido en mi segunda casa.

Creo que llega el momento de hablar de ciencia…

Al final llegó a mi vida, tarde pero para quedarse. A ver, la ciencia en general me gustaba desde siempre, porque soy muy curiosa, pero nunca me había acercado mucho a ella en el plano personal ni en el laboral. Hasta 2006, cuando la ciencia entró en mi mundo a través de la radio y con nombre de persona: Emilio García, un chico que trabajaba en la Unidad de Comunicación y Divulgación Científica del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC). Yo ya conocía al que es ahora el director del IAA-CSIC, Antxón Alberdi, que un día me propuso una colaboración en el programa para hablar de astronomía. Me pareció una buena idea, pero en vez de Antxón apareció Emilio, que se encargaba de la Comunicación en el IAA-CSIC.

Fue un encuentro clave y un momento definitivo para mí. Conectamos muy rápido. Recuerdo que una de las primeras veces que colaboramos me trajo un guion para el programa que tenía todo lo que a mí me gustaba, con toques de dramatización… Y así llegué a la ciencia: a través de un comunicador con auténtica pasión por la divulgación científica.

«Con más cultura científica las personas podrán defender más y mejor la ciencia, y con más apuesta por la ciencia será más sencillo hacer divulgación»

¿Tu encuentro con la ciencia fue amor a primera vista o una relación construida a fuego lento?

De repente se abrió todo un mundo ante mí, primero a través de la astronomía. Con la llegada de Emilio empezamos a incorporar contenidos científicos en el programa y comencé a conocer a muchos científicos, y a estar al tanto de novedades sobre investigación. Teníamos ese espacio de colaboración que propuso Antxon, conmigo y con Emilio, que se llamó ‘A 8 minutos luz’, que es el tiempo que tarda en llegar a la Tierra la luz del Sol, y que estuvo en antena dos temporadas. Pero queríamos más.

Poco después nos pidieron una colaboración para el programa de verano de Canal Sur Radio y a Emilio se le ocurrió hacer una especie de serie-aventura, un formato de divulgación en el que ambos simulábamos estar perdidos en el espacio, en una nave desde la que descubríamos, contábamos y explicábamos cosas. Era un hilo argumental muy bueno y había detalles como un ordenador, parecido al Hal-9000 de Una Odisea en el Espacio. El espacio se llamó ‘El platillo alpujarreño’ y se emitió en el programa La Hora del Verano. Hablábamos de agujeros negros, materia oscura, planetas, espacio-tiempo…

¿No os movisteis, partiendo de la astronomía, hacia otros ámbitos científicos?

La clave fue la llegada de El Radioscopio. En 2011 la Dirección de Canal Sur planteó que cada delegación hiciera programas especializados, centrados en alguna temática, y nosotros propusimos hacer un formato sobre astronomía. Nos dijeron que les gustaba, pero que si podíamos abrirlo más a la ciencia en general, y nos pareció bien. El Radioscopio, que se emitía en Radio Andalucía Información (RAI) y que estuvo diez años en antena, hasta el año pasado, fue un programa de divulgación y entretenimiento que contaba la ciencia de manera amena, explotando todos los apoyos que te permite la radio, con un uso muy importante de la ficción. El nombre venía de algo que utilizábamos como hilo conductor, un extraño aparato con funciones prodigiosas como teletransportaciones, viajes en el tiempo, miniaturizaciones, etc., que nos permitía explicar la ciencia de manera divertida y rigurosa a través de la magia de la radio.

En esos 10 años El Radioscopio se convirtió en una pequeña gran referencia de la divulgación científica. Ganó, entre otros galardones, tres Premios Prisma y el Premio Periodismo de Andalucía. ¿No echas de menos su emisión?

El Radioscopio fue algo complementario a mi trabajo en la radio, en informativos. Desde 2017 soy coordinadora de  la radio en Granada: hago informativos, coordino la redacción, decido contenidos… Fueron 10 años geniales con El Radioscopio, que una temporada coincidió con otro programa de divulgación en el que participé de la televisión, “Con Ciencia”. No estamos pensando en recuperar El Radioscopio, es una puerta que no está cerrada, pero ahora mismo no nos lo planteamos y el formato pertenece a Canal Sur.

Por tu perfil, caminas entre la comunicación, periodismo y divulgación. No son lo mismo, pero a veces se entrecruzan. ¿Qué te consideras tú?

Sobre todo, periodista. Y comunicadora, claro. ¿Divulgadora? No sé. Quizá, aunque a veces creo que el término me viene grande. Me gusta contar la ciencia, envolverla en historias, hacerla llegar a la gente. Más allá de calificativos, creo que comunicación, periodismo y divulgación están muy relacionados y hay veces, como en mi caso, que no es fácil separarlos. La parte que más conozco, la del periodismo, es muy gratificante, pero no todo es color de rosa: hay precariedad, incertidumbre, desaparición continua de medios, malos sueldos, últimamente prima más la cantidad que la calidad… Es para preocuparse, aunque no es nada nuevo.

¿Qué crees que tiene la radio que la diferencia de otros medios?

Sus posibilidades de comunicación son inmensas. Como medio informativo es espectacular y la gente sigue recurriendo mucho a ella para informarse y entretenerse. Para mí tiene una cosa especial que no tienen otros medios ni otras maneras de hacer periodismo: la relación personal que se genera con los oyentes, esa cercanía, un boca-oreja por el que parece que el locutor habla para cada uno de nosotras. Hacemos esta relación parte íntima de nuestra vida.

No sé si alguna vez has pensado en tus locutores favoritos como alguien que forma parte de tu entorno, aunque no les conozcas. Eso no se da en la tele, que muchas veces tira más hacia el show business, ni en la prensa o en Internet. La radio está hecha de otra pasta y la palabra que mejor define todo esto es intimidad. Esta relación íntima, además, hace imaginar y es un motor de creación de imágenes e ideas, algo en lo que la radio es insuperable.

Llevas en Granada ya 20 años. La ciudad se ha convertido en foco potente de divulgación científica, con un grupo de gente muy unida y varias iniciativas consolidadas. ¿Cómo lo ves desde dentro?

Tenemos una Universidad fuerte, un entorno científico fuerte, mucha presencia del CSIC con cinco centros, eventos como Desgranando Ciencia… Hay un caldo de cultivo para que interese la ciencia y se desarrolle bien, y eso se ha juntado con una comunidad de científicos a los que les gusta contar la ciencia. El IAA-CSIC ha sido pionero en comunicación y divulgación, es una auténtica referencia porque se ha atrevido y ha innovado mucho antes de que otros lo hicieran. Además, se ha formado un grupo de amigos y hay muchas iniciativas. Ya lo decía La bola de cristal, solo no puedes, con amigos sí… Aquí un 1+1 no es igual a 2, sino a mucho más.

 

Susana Escudero con Emilio García (derecha) y José M. Álvarez, el equipo de El Radioscopio. en una imagen de archivo.

 

Has estado muchos años haciendo divulgación científica en la radio, con Emilio. ¿Cuándo se te ocurrió que también podías divulgar de otras maneras?

La culpa fue de mi amigo Óscar Huertas, que tiene una empresa de comunicación y gestión de la ciencia. Hace casi 5 años, en 2018, decidió por su cuenta y riesgo que yo tenía que dar una charla en Desgranando Ciencia, un evento de divulgación que se hace en Granada desde hace años y en el que él colabora. Me incluyó en el programa casi sin preguntarme. Yo le decía que no, que no me gustaba y me daba cosa, creo que me negué unas 40 veces. Pero él insistió tanto que al final lo hice, eso sí, cagada de miedo. Fue la primera vez que me subí a un escenario a dar una charla. Se llamó Enterrados vivos y trataba sobre antropología.

¿Antropología? ¿Por qué?

Desde que empecé a trabajar con Emilio en la radio estaba tan enganchada con la ciencia que en 2017 hice un Máster de Antropología Forense, una de las disciplinas que más me gustan. Lo hice en la Universidad de Granada, con el Departamento de Antropología Física y Forense, que dirige Miguel Botella. La verdad es que me apetecía estudiar. Pensé en algo tipo Comunicación Científica o Periodismo, porque no tengo formación específica al respecto, pero varias personas, entre ellas Emilio, me dijeron que esa parte la tenía controlada ya por experiencia, y que si iba a estudiar, que hiciera algo que me apeteciera, sin pensar en títulos o su utilidad laboral.

En el Máster se podía entrar desde formación de Ciencias o de Letras, así que pude apuntarme por mi rama de Filología. Aprendí mucho sobre muchas cosas: genética, evolución humana, antropología social y cultural, estadística, ciencias forenses, criminalística… Hasta hicimos unas prácticas en una excavación con restos humanos, y otras en una escena de un crimen (simulado). Fue un año de teoría y otro año para el TFM, que hice sobre cómo los medios de comunicación habían contado la exposición científica ‘Momias’ en el Parque de las Ciencias de Granada. Hacer este trabajo de fin de máster fue la manera perfecta de hilar ciencia, comunicación científica y periodismo.

Estudio más trabajo, igual que en la Universidad pero 20 años después. ¿Cómo lo llevaste?

Fueron dos años duros de trabajo y estudio, complicados pero muy agradecidos. Lo disfruté mucho, al final sarna con gusto no pica… Me sirvió para profundizar en la ciencia, acercarme a ella de otra manera, conocerla mejor, comprenderla, estar con quienes la hacen… En parte sentía que, aunque fuera un granito de arena, además de contar la ciencia también la estaba haciendo, participando de ella, viviéndola. Fue muy gratificante.

La radio te acercó a la divulgación de la ciencia, un mundo en el que en los últimos años has entrado de lleno, como contabas con el ejemplo de Desgranando Ciencia. ¿Cómo te acercaste a la divulgación al margen periodismo?

En 2011, el año que arrancó el Radioscopio, conocí Naukas. Fui al Naukas Bilbao como espectadora, con Emilio, su compañera Silbia López de la Calle y Matilde Barón (actual directora de la EEZ-CSIC), porque me habían hablado de la plataforma. La verdad es que lo flipamos; fue una pasada, la primera vez que vi en directo a muchos de los divulgadores y divulgadoras que llevan tiempo triunfando. Conocí a Javier Peláez y, tras hablar, le llevamos una vez al Radioscopio. Luego fui sola a otro Naukas Bilbao. Para la edición de 2017 Peláez nos invitó a Emilio y a mí a hacer un programa en directo del Radioscopio, como parte del programa de Naukas. En 2018, además, empecé con un blog en Naukas, donde he escrito cosas sobre antropología, criminalística, zoología, astronomía… En 2019 di mi primera charla en Naukas Bilbao, La mujer más fea del mundo, y ese mismo año también participé en Naukas Pamplona, contando Mis terrores favoritos.

«Se nos sigue llenando la boca con el fomento de la comunicación y la divulgación de la ciencia, pero faltan periodistas, comunicadores, divulgadores, recursos para contar las cosas»

El año pasado, en Naukas 2021, diste una charla compartida con Guillermo Peris, que creo que fue especial. ¿Cómo fue la experiencia?

Bueno, Guillermo es mi pareja desde hace casi 5 años. La idea de la charla, que llamamos ‘JB55 y Vampiros del siglo XIX’, nos permitió contar un historión uniendo genética, que es el ámbito de Guille, y antropología, que es más mío. Salió muy bien, pero recuerdo un momento de la charla que me quedé en blanco, como el mono con los Platillos de Homer Simpson, pero Guille me hizo retomar el hilo enseguida. Nos habíamos conocido precisamente gracias a Naukas, al volver de la edición de 2017 coincidimos con amigos como Javi Burgos y Óscar Huertas (aunque la chispa surgió en un cumpleaños del mismísimo Pelaez), así que subirnos juntos a un escenario Naukas fue algo muy bonito, la verdad.

Pasado el tiempo ¿le has perdido el respeto a las charlas en público?

Lo que me da miedo de las charlas no es tanto la charla en sí, sino saber que la voy a dar y prepararla. A hablar en público, sabiendo que me escucha y me ve gente, estoy acostumbrada. El vértigo llega mucho antes de salir al escenario, aunque ese gusanillo de verte delante de gente no se quita nunca. Lo llevo mejor ahora, sí.

 

Un momento de una de sus charlas en Naukas Valladolid, en 2019.

 

Además de tu trabajo en la radio y de tu faceta de divulgadora, llevas años implicada en cursos de formación sobre comunicación y periodismo científico para investigadores e investigadoras. ¿Qué supone para ti?

Es algo que hago junto a Carlos Centeno, responsable de Divulgación Científica en la Oficina de Gestión de la Comunicación de la Universidad de Granada. Carlos y yo no hemos inventado nada, porque ya había programas de formación sobre periodismo y comunicación, pero partiendo de Granada hemos conseguido impulsar una buena red de cursos con un punto de vista diferente, en los que contamos de manera práctica y amena cómo son el periodismo y la comunicación, y cómo la ciencia puede relacionarse con los científicos de la mejor manera.

La comunidad investigadora recibe muy bien esta formación y nosotros lo pasamos genial. La idea fue de Carlos, un día me propuso hacer tándem con lo que él sabe de cultura científica y lo que yo sé de periodismo audiovisual. Gracias al apoyo de la Universidad y la Facultad de Audiovisuales conseguimos que la idea triunfara en la provincia, y luego hemos podido exportarla a Sevilla, Valencia, País Vasco, Valladolid…

¿Por qué crees importante que los científicos y científicas conozcan el periodismo y la comunicación?

Ambas partes pueden beneficiarse mucho entre sí, y para ello deben conocerse mejor. No contamos el secreto de la Coca-Cola, porque no lo hay, pero es importante explicar que los tiempos y normas de la ciencia no son los mismos que los del periodismo. Muchos investigadores ven más los contras del periodismo (prisas, poco espacio…) que los pros (poder contar lo que hacen, la difusión…), y explicándoles cómo funciona hacemos más sencilla la relación, eliminando prejuicios, fomentando la humildad, generando confianza y apostando por la colaboración. Unir a una científica y un periodista ofrece muchos beneficios mutuos, es como una simbiosis. Para mí estos cursos de formación son de lo más satisfactorio y gratificante que hago, y compartirlos con Carlos es una pasada.

La relación entre científicos y periodistas, más hace años que en la actualidad, puede ser a veces algo tensa. ¿Ves mejoras en su relación?

Sé que pasa, pero personalmente nunca he tenido problemas con los científicos haciendo radio. Me han ayudado mucho, han entrado en el juego, hasta he tenido a grandes catedráticos prestándose a hacer teatrillos. Ellos veían el formato y comprendían que su ciencia se iba a entender, y que junto al entretenimiento podían quedar claros sus mensajes, sin presencia de sensacionalismos. En los 10 años de Radioscopio nadie nos ha dicho nunca que no a participar en un programa, ni han puesto peros. Es cuestión, además de un poco de suerte, de tener mano izquierda, generar confianza y acertar con la gente, aunque por supuesto el esfuerzo debe venir por ambas partes.

«Mientras la igualdad para las mujeres no sea real, y no lo es, iniciativas como Las que cuentan seguirán siendo necesarias para aportar aporta visibilidad, entretenimiento y compromiso»

Hablabas antes sobre la precariedad del periodismo. ¿Ves este mismo problema en la divulgación científica, que lleva años creciendo y ganando peso?

Me gustaría diferenciar la actividad divulgadora de la propia comunidad investigadora, que lleva años viviendo un gran ‘boom’ en cantidad y calidad, de la que se hace mediante los profesionales de la comunicación. Ahora mismo en divulgación hay un montón de personas y colectivos haciendo cosas muy chulas e interesantes, con perfiles y formatos diferentes. Desde hace años se está buscando e impulsando una divulgación más profesional, por ejemplo desde las Unidades de Cultura Científica e Innovación (UCC+i), pero creo que aún se necesita más apoyo. Aún veo muchos brindis al sol desde las instituciones, con más palabras que actos. Hay muchas UCC+i, pero no son tantas las que cuentan con suficientes recursos y apoyos. Se nos sigue llenando la boca con el fomento de la comunicación y la divulgación de la ciencia, pero faltan periodistas, comunicadores, divulgadores, recursos para contar las cosas… Desde arriba (universidades, organismos, centros de investigación…) no siempre se hace tanto como se dice, y no sólo vale con la implicación de las personas que tratan de sacar adelante esto. Se necesita más inversión.

¿Más apoyo social y político para la ciencia permitirá una mejor divulgación, o es la divulgación la que puede impulsar el peso de la ciencia en el desarrollo de un país?

¿Qué fue antes, el huevo o la gallina? Ambas deben retroalimentarse porque están íntimamente relacionadas y deberían ir de la mano. Con más cultura científica las personas podrán defender más y mejor la ciencia, y con más apuesta por la ciencia será más sencillo hacer divulgación.

 

Otro momento durante una de sus charlas divulgativas.

 

¿Se puede contar que en breve comienzas un proyecto nuevo?

Me hace mucha ilusión. Voy a participar en un programa de TV en Canal Sur, Desafío Ártico, que une aventura, educación y divulgación. Van a ser ocho capítulos protagonizados por chicos y chicas que han sobrevivido al cáncer y que viajan a un glaciar. José María Montero, que es periodista ambiental y científico fundamental en este país, y yo vamos a aportar un acompañamiento a esa historia principal de superación juvenil, dando contexto, hablando de ciencia, citando ejemplos en Andalucía, incluyendo contenidos educativos… Creo que va a ser algo muy bonito y espero que le guste a la gente.

Estás involucrada en una iniciativa especial y diferente. Las que cuentan la ciencia propone un espacio de divulgación científica hecha sólo por mujeres que aúna compromiso con humor y entretenimiento. ¿Cómo valoras este proyecto?

Las que cuentan es una iniciativa brillante con mujeres espectaculares que saben comunicar muy bien. Qué te voy a decir yo, que me han dejado formar parte y casi no me lo creo porque es un regalazo. Nació como Naukas Córdoba en 2019 y se ha ido asentando como nombre propio y Las que cuentan ya es una marca independiente gracias a la apuesta y empeño casi personal de un referente como Elena Lázaro, que ha conseguido tener el apoyo, además de Naukas, de gente como The Conversation, Maldita, la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (Fecyt)… Tiene algo de especial; además del formato 100% femenino, es algo más reducido, lo formamos un grupo que ha acabado en un gran amistad, aúna calidad y entretenimiento… Puede haber un riesgo de burbuja, pero de momento está triunfando.

¿Hay que decir más alto que la ciencia debe ser feminista y más inclusiva?

Mientras la igualdad no sea real, y no lo es, iniciativas como Las que cuentan seguirán siendo necesarias. Suman. Claro que hay mujeres divulgadoras, no tienes más que mirar el panorama, pero igual que pasa con la ciencia, es más complicado encontrar mujeres que divulguen. Las razones son muchas: el famoso síndrome de impostora, las cargas sociofamiliares, la mayor preeminencia de hombres en cargos de responsabilidad y poder… Ojalá tuviéramos una varita mágica para cambiar más la situación, pero no la tenemos. Mientras, creemos que Las que cuentan aporta visibilidad, entretenimiento y compromiso.

 

NOTA FINAL: Esta entrevista, realizada por el periodista José A. Plaza, forma parte de una serie de conversaciones-entrevistas con divulgadores y divulgadoras de la ciencia. Antes de ésta se han publicado las siguientes entrevistas:

Esta serie surgió tras la publicación de este reportaje sobre el décimo aniversario de Naukas y continuará con nuevas entregas. En cada entrevista se habla sobre la labor de la persona entrevistada como científico/a y/o comunicador/a, sobre su campo científico de trabajo, sobre la relación con Naukas y sobre la divulgación científica en general.



Por José Antonio Plaza, publicado el 29 enero, 2022
Categoría(s): Entrevistas Naukas