Entrevista con la neurobióloga Lucy Vincent: del amor y las neurociencias

Por Colaborador Invitado, el 1 marzo, 2022. Categoría(s): Biología • Ciencia • Neurociencia

La psicología se jacta de avanzar más que otras disciplinas gracias a la neurociencia. No se puede teorizar sobre pasiones como el amor sin estudiar las bases neurobiológicas del deseo y el apego. Ahora no se investiga el amor como un equilibrio entre pasión, intimidad y compromiso, sino como una reacción bioquímica más (eso sí, una extremadamente compleja). Faltan más conocimientos sobre las funciones de la dopamina o la serotonina y menos tests de compatibilidad de pareja. La neurocientífica Lucy Vincent ha publicado Neurobiología del amor (Gedisa, 2022), un pequeño tratado sobre la química del deseo.

Lucy Vincent

ANDRÉS LOMEÑA: En su libro asegura que nos enamoramos de personas parecidas a nosotros. Qué decepción pensar que aquello de que los opuestos se atraen es solo un mito.

LUCY VINCENT: También hay evidencia de que los opuestos se atraen en algunas circunstancias. Hay varios experimentos que muestran que el olor corporal está relacionado con nuestro sistema inmune, y que las personas se sienten atraídas por un sistema inmune muy distinto del suyo. No podemos generalizar hasta el punto de decir que siempre son las similitudes o las diferencias las que hacen que sintamos atracción. Depende del aspecto que analices.

 

A.L.: Afirma que el noventa por ciento de los pájaros son monógamos. No somos los únicos animales estúpidos, entonces…

L.V.: El 3 % de los mamíferos y el 98 % de los pájaros son monógamos. Así, hay mucha presión para que aparezca la monogamia en especies donde la supervivencia de la prole depende de los adultos. Esto es así en la mayoría de aves: tienen que estar en el nido y que las alimenten o que les den calor, así que se necesitan dos adultos para realizar dos trabajos. El bebé también es muy vulnerable y necesita, al menos en el medio natural, un par de padres que le den las mejores oportunidades de supervivencia.

Esto evidentemente ya no es así, pero el comportamiento monógamo se ha establecido en nuestro cerebro por medio de la evolución. Solo dura alrededor de dos o tres años porque a los dos años, la mayoría de los pequeños ya pueden empezar a defenderse solos (contra pequeños depredadores) y a alimentarse. La presión evolutiva de la monogamia no dura más de dos o tres años, así que nosotros decimos que los humanos somos monógamos en serie: estamos enamorados el tiempo necesario para que el bebé sobreviva y luego somos libres de continuar con nuestras vidas.

A.L.: ¿Funciona en humanos el efecto Vanderbergh [Adelanto de la pubertad de roedores hembra por la presencia de feromonas de un macho adulto]? ¿Y el efecto Lee-Boot? [Con cuatro o más ratones hembras, y en ausencia de machos, sus ciclos de celo se vuelven irregulares, se reducen y a la larga se detienen]

L.V.: Hay experimentos que muestran los efectos de las feromonas en humanos, pero no son como esos.

 

A.L.: ¿Y qué me dice del efecto Coolidge? [Aumento de la disposición a mantener relaciones sexuales ante la presencia de nuevos compañeros receptivos]

L.V.: Ese parece muy efectivo en los seres humanos: la novedad es un fuerte afrodisíaco.

 

A.L.: Se ha demostrado que las feromonas de las cabras pueden estimular a las ovejas. ¿Estamos entonces más cerca que nunca de algún elixir del amor y el deseo?

L.V.: Podemos estimular ciertas partes del proceso y eso es lo que hacemos cada vez que nos ponemos un perfume. Sin embargo, el proceso de enamoramiento es una interacción compleja entre dos cerebros que responden a los mensajes del otro, así que no creo que podamos reproducir todo el proceso de enamorarse, solo darle un pequeño impulso.

 

A.L.: En el libro cuenta que las investigaciones han avanzado mucho en los últimos veinte años. ¿Qué prevé dentro de otros veinte años?

L.V.: Desde que el libro salió, la oxitocina se ha vuelto muy conocida, cuando antes casi nadie había oído hablar de ella. Aún estamos aprendiendo cómo se forjan las relaciones gracias al modo en que los receptores de oxitocina se distribuyen en el cerebro durante el desarrollo. Mi interés actual tiene que ver con la actividad psicomotora del desarrollo cerebral y esta área de investigación ahora está en su mejor momento.

Se puede decir que la plasticidad cerebral es el estudio de cómo cambian y se desarrollan nuestros cerebros en función de nuestras experiencias vitales, y esto puede enseñarnos mucho sobre cómo alcanzar nuestro potencial máximo para alcanzar la salud y la felicidad.

 

Esta entrevista nos la envía Andrés Lomeña Cantos (@andresitores). Estudió periodismo y se especializó en teoría de la literatura y literatura comparada. Trabaja como profesor de filosofía en un instituto de educación secundaria e investiga sobre los mundos imaginarios de las novelas.

En este enlace puedes encontrar más entrevistas de Andrés Lomeña publicadas en Naukas.



Por Colaborador Invitado, publicado el 1 marzo, 2022
Categoría(s): Biología • Ciencia • Neurociencia