En Rusia, la Aritmética de Magnitsky es el equivalente del Álgebra de Baldor en México y otros países de Latinoamérica: un libro universalmente conocido y venerado. Vamos a ver un poco de su historia.
El Seliger es un sistema de varios lagos en el distrito de Oshtakov, en la cuenca del Volga. A la vera de uno de esos lagos nació en 1669 Leonti, hijo de Filip, un trabajador de la tierra. En aquellos tiempos los campesinos no tenían más que el nombre propio, pero no apellido, así que se simplemente se agregaban el nombre de su padre: Leonti Filippovich.
EL AUTOR
Leonti, al que apodaban Telyashin o sea “El Cabrito”, tenía gran habilidad para el aprendizaje. Aprendió a leer prácticamente por sí mismo, con los pocos libros que encontraba en su aldea, convirtiéndose en el lector de salmos de la iglesia local. Un día la fortuna le sonrió y cambió su vida para siempre: al llevar una carga de pescado al cercano monasterio de Volokolamski, se extasió al ver la cantidad de libros que ahí tenían. El abad, al ver su entusiasmo y descubrir que podía leer, lo tomó bajo su cobijo y le permitió estudiar ahí, pero su voracidad por aprender era tal que sólo un año después, fue enviado a la Academia de Lengua Eslava, Griega y Latina, que era la principal institución de enseñanza de aquel tiempo.
Ahí pasó Leonti ocho años y su amor se expandió de las letras a los números. Tras dominar las lenguas cultas, pasó a estudiar matemáticas y para 1701, con tan sólo 32 años, se hizo profesor en la Escuela de Matemáticas y Ciencias Marítimas de Moscú, que junto con las escuelas públicas era una de las más importantes instituciones que estaba promoviendo en ese entonces Pedro el Grande, para modernizar la educación rusa y formar ingenieros.
Dice la leyenda que en esa escuela, Leonti tuvo una reunión con el zar, que como patrono de las ciencias y las artes sabía reconocer el talento sin importar su procedencia, y que fue él quien le dio el nombre de Magnitsky, que significa “imán”. Como muestra de respeto por su habilidad matemática y sobre todo por su interés en enseñarla, Pedro le dijo, “eres como un imán que atrae el conocimiento, y por esto serás llamado Magnitsky.”
EL LIBRO
Tras recibir tal honor y ser considerado algo así como “el matemático primado” de Rusia, se le encomendó crear un libro para la enseñanza de las matemáticas, ya que hasta ese momento tan sólo había unos cuantos textos que se copiaban a mano y eran muy insuficientes. El más reciente era la Aritmética de Ilya Kopievsky (1699), un folleto que resumía las operaciones en tan sólo 16 páginas.
Magnistky era no sólo un buen matemático sino un gran educador y organizador de ideas. Su Aritmética es un volumen extraordinario de más de 600 páginas, que empieza desde la aritmética básica y sigue paso a paso con álgebra, geometría y trigonometría, hasta llegar a aplicaciones en problemas de astronomía y navegación.
La profusión de ejemplos y el detalle de las explicaciones hicieron que fuera un éxito inmediato, y generaciones de rusos usaron el texto hasta bien entrado el siglo XIX.
LA ILUSTRACIÓN DE LA PORTADA
La imagen elegida para la portada del texto es “el templo de la sabiduría”, un motivo popular en los libros de ciencias de ese tiempo. La ilustración original proviene de un libro editado en Nurenberg en 1661, con el texto en latín:
que fue adaptada al idioma eslavo para su publicación rusa en 1703:
La Sabiduría está sentada en el trono de la Aritmética y en los escalones están los nombres de sus operaciones: División, Multiplicación, Sustracción, Adición y Cálculo.
Las columnas son las ciencias en las que la aritmética encuentra aplicación. Por un lado están las disciplinas cuyo conocimiento se adquiere “por placer”: Geometría, Estereometría (geometría de sólidos), Astronomía y Óptica; y por el otro aquéllas cuyo conocimiento se adquiere “para aplicación”: Mercatoria (cartografía), Geografía, Fortificación y Arquitectura.
Bajo las columnas dice: “La Aritmética que se apoya en estas columnas lo abarca todo.”
Nací en México y vivo en China desde el 2000, donde estudié idioma e historia, y luego fui investigador visitante en el Centro Internacional Wan Lin Jiang de Economía y Finanzas, así como profesor de economía e historia para extranjeros en la Universidad de Zhejiang. Actualmente dirijo el Mexico-China Center y doy conferencias acerca de ciencia y cooperación tecnológica internacional.