La vida es compleja: Charnia masoni pudo haber sido Charnia battyae

Por Juan Carlos Gil Montoro, el 15 agosto, 2024. Categoría(s): Paleontología • Personajes

LUCA y PACO

Examinando el genoma de 700 microbios y “reproduciendo la evolución al revés (incluyendo mutaciones y transferencia de genes), recientemente se ha determinado que el antepasado más antiguo común a todos los seres vivos (llamado Last Universal Common Ancestor, o LUCA, aunque personalmente prefiero el Primer Antepasado Común Original, o PACO, de Roberto Ferrero) vivió hace unos 4200 millones de años [Moody 2024].

Si LUCA levantara cabeza. Nótese que la imagen dice que LUCA vivió hace más de 3500 millones de años, datación que ha sido revisada recientemente [Moody 2024]. Fuente: Carlos Pazos (usada con el permiso del autor).

Teniendo en cuenta que LUCA era un organismo relativamente “complejo (lucía un genoma notable capaz de codificar unas 2600 proteínas, incluyendo 19 genes de tipo CRISPR-Cas que le dotaban de un sistema inmunitario rudimentario con el que batallaba contra los virus, y otro que podría haberle protegido de la luz ultravioleta) el origen de la vida debió ocurrir significativamente antes, muy, pero que muy rápidamente después de la formación de la Tierra hace 4540 millones de años.

Pero a las formas de vida complejas les llevó bastante más tiempo organizarse. En 2010, se encontraron fósiles de organismos pluricelulares en el grupo fósil de Franceville, en Gabón, datados en unos 2100 millones de años [El Albani 2010].

Ejemplo de estructura macroscópica de la biota francevillense. Fuente: Wikimedia.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que todo eso se ha dilucidado en los últimos años. Hasta mediados del siglo XX el registro fósil de vida compleja (pluricelular) se remontaba apenas 541 millones de años, en la frontera cámbricaprecámbrica. Tras esa fecha se conocían numerosos fósiles segmentados bilaterales (razonablemente evolucionados) pero antes… nada de nada.

La transición es tan abrupta que se llamó explosión cámbrica, y ha sido un argumento clásico de los negacionistas de la teoría de la evolución por selección natural: si la selección natural actúa “por acumulación de variaciones pequeñas, sucesivas y favorables… ¿De dónde surgió toda esa biodiversidad? ¿Y cómo lo hizo tan rápido? El problema, conocido como el “dilema de Darwin” [Dilema de Darwin], trajo de cabeza al biólogo británico. Darwin dedicó un capítulo entero de su El origen de las especies a discutir la ausencia de fósiles precámbricos .

To the question why we do not find rich fossiliferous deposits belonging to these assumed earliest periods, I can give no satisfactory answer…

A la pregunta de por qué no encontramos depósitos ricos en fósiles pertenecientes a estos supuestos primeros períodos, no puedo dar una respuesta satisfactoria…

— Charles Darwin, El origen de las especies.

Tina Batty en el bosque de Charnwood

Christina Batty nació en Grantham (Lincolnshire, Reino Unido) en 1941. Cuando era niña, Tina se interesó por los fósiles al jugar en excavaciones abandonadas de arcillas azules del liásico, llenas de amonites y belemnites.

Tina adolescente buscando fósiles. Fuente: Tina Negus (usada con el permiso del autor).

Durante su adolescencia, Tina leyó un trabajo de W. W. Watts sobre la geología del bosque de Charnwood [Watts 1947], un lugar no demasiado lejos de su casa y geológicamente interesante porque cuenta con formaciones precámbricas muy antiguas.

Tina devoró el libro, copió a mano todos los mapas y no descansó hasta convencer a sus padres e ir a visitar la zona. Era principios de verano de 1956, ya que los arándanos, el “motivo oficial de la visita, aún no estaban maduros.

Nada más llegar, la Tina de 15 años se dirigió a algunos lugares que había seleccionado por su especial interés geológico. Uno de ellos era una cantera abandonada de turbiditas, rocas sedimentarias formadas a partir de avalanchas submarinas de cieno depositadas en el fondo oceánico. Las placas de roca eran muy verticales, demasiado como para subirlas sin equipo, así que se concentró en hurgar las bases de los peñascos cuando de repente, semicubierto por raíces y matojos, a la altura de sus ojos, Tina vio una forma en bajorrelieve de lo que parecía ser un helecho… ¡un fósil!

El fósil de Tina. Fuente: Tina Negus (usada con el permiso del autor).

Pensé que era un helecho, ciertamente algún tipo de fronda, pero sin aparente tallo; los foliolos parecían carecer de vena central y estaban dispuestos en zigzag.

— Tina Negus

La sorpresa de Tina fue mayúscula.

Se trataba sin duda de un fósil, pero Tina sabía que tal cosa no era posible porque todos los libros que había leído decían que la vida pluricelular apareció más tarde, en el cámbrico, como dejaba claro el mismo Charles Darwin con su dilema.

Estaba tan excitada que no me percaté de los numerosos anillos que más tarde aprendí eran los agarres de las criaturas al lecho marino [y otras especies] y que, probablemente, fueran el origen del nombre del lugar: el foso de los anillos [ring quarry].

— Tina Negus

Fotografía de 1882 del sitio exacto del hallazgo, por debajo del nivel de la cabeza del hombre, en el plano de estratificación más alto a su derecha. Fuente: Colección del museo New Walk de Leicester.

Sus padres no tenían ni el conocimiento ni los contactos necesarios, pero animaron a su hija a hablar sobre ello en su colegio. Así que Tina lo hizo, se lo contó a su profesora de geografía, lo más cercano a geología a lo que tenía acceso, y la cosa fue más o menos así:

Tina: ¡Profe, profe! He encontrado un fósil en rocas precámbricas…
Profesora: En rocas precámbricas no hay fósiles…
Tina: ¡Siii!, por eso estoy confundida…
Profesora: … y, por tanto, o eso no es un fósil o las rocas son más modernas.

Game over. Sin disminuir el paso. Sin ni siquiera mirar a su alumna.

Desde luego, Tina no se conformó, y convenció a sus padres para regresar a la cantera a finales de 1956. Esta vez llevó el martillo para triturar carbón de su padre con el objetivo de extraer el fósil. Afortunadamente, un par de golpes alejados del espécimen no dejaron marca alguna en la roca, con lo que Tina desistió de inmediato.

¡Ahora me doy cuenta cuán horrible fue esa ocurrencia! Pero en aquel entonces no tenía ni idea de la importancia del “helecho, sólo buscaba un nombre y una explicación.

— Tina Negus

Entonces Tina cogió dos hojas del cuaderno que había llevado por si el martillo no funcionaba e hizo un calco con un lápiz, decidida a encontrar la solución al enigma.

The fossil could not be removed: proof lay in a pencil tracing,
to be kept until an open mind
could explain the relic I’d unearthed, identify this puzzling find
.

El fósil no pudo ser extraído: la prueba es un calco hecho con lápiz,
que guardaré hasta que una mente abierta
pueda explicar la reliquia que he desenterrado, identificar este hallazgo desconcertante.

— Tina Negus, fragmento del poema The fossil [The fossil]

Consultó todos los libros a los que tuvo acceso y visitó su museo local buscando cosas parecidas a su fósil, pero no encontró nada…

Roger Mason en el bosque de Charnwood

En mayo de 1957, apenas unos meses tras la segunda visita de Tina, tres adolescentes (Roger Mason, Richard Blatchford y Richard Allen) estaban escalando (de forma “primitiva y peligrosa», confesarían) en una cantera abandonada del bosque de Charnwood cuándo Richard Blachford gritó “¡Mirad esto, una pluma!

Roger Mason, de 15 años, estaba arriba sujetando la cuerda, bajó precipitadamente a la base de la roca y se encontró con lo que parecía ser un helecho.

Roger Mason en torno a la época en la que descubrió a Charnia. Fuente: Leicester Mercury, 1957, vía [La pizarra de Yuri].

Roger estaba hecho un lío.

Geólogo en potencia (acabó dedicándose a ello), Roger sabía que el bosque de Charnwood era especial porque las formaciones rocosas eran del precámbrico y no podía tener macrofósiles. Además, pensó, la zona recibía multitud de visitantes y no parecía probable que algo significativo hubiese pasado desapercibido (en esto no se equivocaba 🙂).

Roger hizo un calco del fósil y se lo mostró a su padre, un ministro religioso de los unitarios de Leicester, una rama del cristianismo conocida por su enfoque liberal y no dogmático. Su padre, también profesor en una entidad asociada a la Universidad de Leicester, tuvo la sensibilidad de enseñar la impresión a un joven geólogo de la Universidad, el doctor Trevor Ford.

Fue necesaria mucha insistencia y persuasión por parte de los Mason para que Trevor accediese a visitar la cantera. Y es que el profesor de geología no creía posible que algo así pudiese aparecer en las rocas del bosque de Charnwood, anteriores a la explosión cámbrica.

Y, sin embargo, allí estaba.

My God! It is!

— Trevor Ford

Trevor confirmó que, efectivamente, los estratos databan de entre 580 y 560 millones de años, precámbricos, y desde luego el organismo no se parecía en nada a los complejos animales bilaterales de periodos posteriores. Debido a su semejanza a un helecho pensó que podría ser algún tipo de planta fotosintética, y lo llamó Charnia masoni, el nombre del género por el sitio del hallazgo y el específico en reconocimiento a Roger.

Más aún, su ojo entrenado le llevó a identificar otros restos fósiles: hasta seis de Charnia y doce formas anilladas que indudablemente tenían origen biológico (algunos anillos resultaron ser de otra especie desconocida, Charniodiscus concentricus).

Holotipos de Charnia masoni (A) y Charniodiscus concentricus (B). Fuente [Ford 1958].

En septiembre de 1957, Trevor Ford contrató a profesionales que extrajeron el fósil de la roca para prevenir daños, y hasta el día de hoy se expone en el museo New Walk de Leicester.

Canteros extrayendo los holotipos de Charnia masoni y Charniodiscus concentricus. Fuente: Colección del museo New Walk de Leicester.
Holotipo de Charnia masoni en el museo New Walk de Leicester. Fuente: Wikimedia.

La vida pluricelular precámbrica acumula evidencia

Por su parte, Trevor Ford mostró fotografías de los especímenes fósiles a uno de sus tutores, Sylvester Bradley, quien, emocionado, le convenció de que publicase el descubrimiento cuanto antes y le ofreció la revista regional de la que él era editor. Así, uno de los descubrimientos más importantes del siglo XX aparece en el número de agosto de la modesta Proceedings of the Yorkshire Geological Society [Ford 1958].

El descubrimiento de un macrofósil precámbrico tan claro y bien datado corrió como fuego en pelusa de chopos, arrojando luz sobre hallazgos anteriores.

En 1868 el geólogo escocés Alexander Murray había descubierto fósiles en forma de disco (Aspidella terranovica) en el promontorio Mistaken Point, en la península de Avalon de la isla de Terranova, que le sirvieron para datar las rocas que los contenían como cámbricas (incorrectamente). Cuatro años después Elkanah Billings mostró que los fósiles estaban de hecho por debajo de los estratos primordiales del Cámbrico, pero la idea de que esas formas simples fuesen biológicas fue rechazada por sus colegas y, en su lugar, se interpretaron como estructuras formadas por el escape de gas o concreciones inorgánicas [Billing 1872].

Espécimen de Charnia masoni en el promontorio Mistaken Point de la isla de Terranova. Fuente: Dr. Alex Liu, vía [Palaeocast].

En 1933, Georg Gürich descubrió nuevos especímenes en el grupo de Nama, en Namibia, pero de nuevo los asignó al periodo cámbrico, lo que junto al idioma de la publicación (alemán) hizo que pasaran desapercibidos [Gürich 1933].

Una década más tarde, en 1946, el geólogo australiano Reginald Sprigg fue enviado por el gobierno de Australia del Sur a inspeccionar unas minas abandonadas en las colinas de Ediacara con el fin de determinar si se podría retomar su explotación de forma rentable utilizando nuevas tecnologías. Durante una parada para comer, entre bocado y bocado, avistó fósiles de lo que parecían “esponjas. Reg mandó un artículo a Nature, pero la datación de las colinas de Ediacara no era muy precisa, con lo que fue rechazado. Finalmente, el hallazgo fue descrito en una revista menor [Sprigg 1947]. Sin embargo, el trabajo posterior de Martin Glaessner y su alumna Mary Wade de la Universidad de Adelaida demostró que las rocas de Ediacara eran precámbricas.

Los fósiles del bosque de Charnwood fueron la clave del arco formado por todos esos hallazgos, lo que finalmente hizo que Martin Glaessner concluyera en 1959 que la vida pluricelular en nuestro planeta era anterior al cámbrico [Glaessner 1959].

En 2004 la Unión Internacional de Ciencias Geológicas formalizó la época que va desde hace 635 hasta 541 millones de años con el nombre periodo ediacárico o ediacariano. La sección tipo son los montes Flinders donde se sitúan las colinas de Ediacara debido a la importancia de su yacimiento paleontológico.

Hacen que Tina se decepcione con la geología… y se ilusiona con la zoología

A finales de 1957, la familia Batty organizó otro viaje para ver “el fósil de Tina, pero al llegar casi se desmaya: ¡Había desaparecido! Sus padres la consolaron observando que los agujeros de la perforación mostraban que el trabajo era profesional, con lo que el fósil estaría a buen recaudo en alguna colección privada.

En bachillerato, una nueva profesora de geografía llegó a la escuela de Tina. Era joven y entusiasta, y Tina aprovechó la oportunidad para solicitar estudiar geología como parte de sus Advanced Levels para acceder a la Universidad, aunque la institución no ofreciese esa asignatura. La profesora pensó que era una buena idea, pero el director de la escuela no lo permitió (“utterly vetoed”, “de ninguna de las formas). Desanimada, Tina ni siquiera le mostró la impresión del fósil.

Y ese fue el clavo final en el ataúd de la idea de Tina de dedicarse a la geología: acabó cursando zoología, botánica y geografía en la Universidad de Reading a partir de 1961. Tina se especializó en zoología, e hizo dos años de investigación de posgrado estudiando la ecología de los mejillones de agua dulce en el río Thames. Más de 50 años después, la estudiante de doctorado Isobel Ollard hizo un estudio semejante, y la comparación con los resultados de Tina permitió concluir que los mejillones son ahora más pequeños y que su población ha disminuido en un 95%, debido en parte a la mejor calidad de las aguas del río [Mussel memory].

Durante esos años Tina visitó el Museo de Historia Natural y el Museo Geológico de Londres (cuya colección se transfirió a la “zona roja del primero en 1985) donde enseñó su calco a los conservadores quienes le devolvieron una mirada entre pícara y confundida y le facilitaron una copia del trabajo de Trevor Ford.

Fue entonces cuando Tina descubrió que su fósil había sido redescubierto por un chaval y que la especie se llamaba Charnia masoni.

Tuve sentimientos encontrados.

Por una parte, una sensación de agravio porque a él [refiriéndose a Roger Mason] le habían creído y a mí no, pero por otra también alivio, primero porque yo tenía razón y segundo porque el fósil estaba en buenas manos.

— Tina Batty

Tina puso el calco en una carpeta con otros dibujos sobre geología que había hecho como parte de sus estudios, pero, desafortunadamente, desapareció cuando la prestó a un amigo que nunca la devolvió.

La historia quedó dormida, reviviendo cuando a finales de los 70 el programa de televisión infantil Blue Peter mostró a Charnia, como se conocía popularmente al fósil.

Tina paso página, se casó, se convirtió en Tina Negus, dejó la investigación y se hizo profesora de cerámica, pintora, fotógrafa y poeta.

Earth layers. Pintura inspirada por las canteras del bosque de Charnwood. Fuente: Tina Negus (usada con el permiso del autor).

La biota ediacariana

Hace 600 millones de años, los continentes estaban agrupados en un supercontinente llamado Pannotia situado en el hemisferio sur. La Luna se veía más grande en el cielo, la atmósfera era menos oxigenada, la irradiación solar más suave, el día tres horas más corto y la tectónica de placas más vigorosa.

Lejos de las erupciones volcánicas, las superficies suficientemente húmedas aparecían cubiertas de una fina capa de vida, esteras microbianas de algas simples, bacterias, cianobacterias y, quizás, hongos primitivos.

Sin embargo, el mar era un lugar más hospitalario. Tras la gran oxidación, los fondos marinos habían tenido tiempo de oxigenarse, convirtiéndose en un entorno apto para la vida compleja.

Las temperaturas y el nivel de oxígeno aumentaron, se abrieron nuevos nichos biológicos (incluida la depredación al final del periodo ediacárico) y los océanos experimentaron condiciones de baja productividad general (con un porcentaje muy alto producido por bacterias) que podría haber llevado a altas concentraciones de material orgánico disuelto [Pehr 2018].

La combinación de todas estas circunstancias pudieron desencadenar el evento de radiación evolutiva llamado la explosión de Avalon (por el microcontinente Avalonia, que, con el paso de los milenios, acabó dividiéndose en dos partes: el bosque de Charnwood en Leicestershire y la península de Avalon en Terranova) que a su vez dio lugar a la variada biota ediacárica.

A pesar de que muchos tenían la forma de helecho de Charnia massoni, el conjunto completo de fósiles ediacaranos (aunque escaso por corresponder a cuerpos blandos que fosilizan mal) atestigua como la evolución exploró otros planes corporales como discos, “bolsas, toroides, u organismos “acolchados o en forma de filamentos. Sin depredadores y con exceso de nutrientes, la biota ediacariana crecía adherida al sustrato, sin separarse de él ni desplazarse, medrando sin dificultad. Esta falta de competición biológica es una rareza en el desarrollo de la vida en la Tierra y se ha llamado a veces el Jardín ediacárico [Jardín de Ediacara].

Diorama de la biota ediacárica en el Museo Nacional de Historia Natural de los Estados Unidos. Fuente: Wikimedia.
Ediacaran life. Nótense las “esponjas que recientemente han sido desechadas y no aparecen en el diorama anterior. Fuente: Tina Negus (usada con el permiso del autor).

Sin embargo, la biota ediacariana no pudo competir con los organismos resultantes de la explosión cámbrica y desapareció rápidamente.

Charnia masoni

Charnia masoni vivió hace 570-550 millones de años, durante el periodo ediacariano. Se trataba de un organismo de cuerpo blando, acuático, sésil (que crece adherido o sujeto al sustrato, del cual no se separa ni se desplaza), de entre 1 y 68 cm de longitud.

El consenso actual es que Charnia y especies similares llamadas rangeomorfos eran animales primitivos con características anatómicas muy curiosas, como ausencia de boca y sistema digestivo, y ramificación fractal (autosemejante) de tres o cuatro niveles. Esta estructura maximiza la superficie para una masa de organismo dada, lo que sugiere que tanto alimentación como respiración ocurrían directamente a través de las membranas exteriores de las criaturas.

Reconstrucción de Charnia masoni en el Museo delle Scienze (MUSE). Fuente: Wikimedia.

Charnia podría haberse reproducido por estolones, un filamento que se proyecta desde el cuerpo, como hacen hoy en día ciertas especies de plantas, y habría vivido en la más completa oscuridad, posiblemente hasta a 1 km de profundidad, donde la fotosíntesis es imposible [First proof of complex life].

Durante un tiempo se pensó que Charnia podría estar relacionado con las actuales plumas de mar, teoría que se desechó. De hecho uno de los primeros fósiles del ancestro de las plumas de mar y todos los cnidarios (y, por tanto, el primer depredador, ya que los cnidarios usan una sustancia urticante segregada por sus cnidoblastos para defenderse y también para capturar presas) se encontró al lado del holotipo de Charnia masoni, en la misma asamblea. A este organismo se le llamó Auroralumina attenboroughii en honor a David Attenborough, quien estudió en la escuela Wyggeston Grammar School for Boys, la misma donde se educó Roger Mason.

La referencia [Secret garden] explica la biota ediacárica en general y a Charnia masoni en particular, de forma accesible y con coloridos dibujos.

La referencia [Paleozoo] tiene varios videos muy ilustrativos sobre Charnia masoni.

[Discovering Charnia] es un sitio del Parque Geológico del bosque de Charnwood que describe el descubrimiento de Charnia masoni de forma muy visual.

Tina no abandona

Tina compuso el poema The fossil en junio de 1997.

Sentí que, de alguna manera, escribir The fossil ayudó a aclarar los eventos en mi mente.

— Tina Negus

La siguiente escala de este tortuoso relato acaeció en 2004. Tina estaba viendo el documental Historia natural de las Islas Británicas presentado por Alan Titchmarsh para la BBC. La cámara mostraba el bosque de Charnwood y, de repente, la imagen se centró sobre una pared que Tina recordaba bien. Allí, apoyado en ella, estaba Roger Mason contando como encontró el fósil.

Pero esta vez la tecnología permitió a Tina no cejar en su empeño: apenas acabó el programa buscó a Mason en Internet, dio con su correo electrónico y le escribió contando como había encontrado el fósil un año antes de su descubrimiento oficial. Tina adjuntó su poema.

Poco después Trevor llamó por teléfono a Tina y hablaron de las circunstancias del hallazgo. Estaba especialmente interesado en unos daños alrededor del fósil que, afortunadamente, aceptó no fueron producidos por Tina. Tras ese primer conctacto, Trevor envió a Tina un molde del fósil, una de sus posesiones más preciadas, confiesa.

Eventualmente, el poema The fossil se publicó en el número de otoño de 2005 del boletín de la sección C (geología) de la sociedad literaria y filosófica de Leicester, apropiadamente llamado Charnia [The fossil].

Portada del número de otoño de 2005 de Charnia, el boletín de la sección C (geología) de la sociedad literaria y filosófica de Leicester. Fuente: https://www.charnia.org.uk/.

Se descubre el pastel

El 10 de marzo de 2007, geólogos, paleontólogos y otros estudiosos se reunieron en Leicester para celebrar el 50 aniversario del descubrimiento de Charnia, incluyendo al propio Mason (ahora catedrático de geología metamórfica en la Universidad de Wuhan) y Trevor Ford (ya retirado; falleció en 2017) [Charnia and the Evolution of Early Life].

Junto a un pastel coronado con la forma de Charnia, una figura femenina que los expertos mundiales en periodo ediacárico no reconocían pasaba desapercibida.

Tina.

Roger Mason, un caballero, hizo lo posible para que el papel de Tina en el descubrimiento de Charnia viese la luz: le invitó al aniversario del hallazgo como “predescubridora”, y Tina, Trevor y Roger teatralizaron su buena sintonía partiendo la tarta entre los tres (en este video Roger cuenta la historia de Charnia desde su punto de vista).

Pastel de Charnia. El texto reza “Feliz 560 millones y 50 cumpleaños Charnia. Fuente: Tina Negus (usada con el permiso del autor).
Trevor Ford (izquierda), Roger Mason (centro) y Tina Negus (derecha) cortan el pastel de Charnia. Fuente: Tina Negus (usada con el permiso del autor).

Posteriormente, Tina ha aparecido en varios programas de TV y concedido algunas entrevistas. La placa del holotipo en el museo New Walk de Leicester da crédito a Tina Negus en el descubrimiento de Charnia masoni.

Desde 2019, la Universidad de Reading otorga el premio Tina Negus al estudiante de paleontología que haga un descubrimiento relevante durante sus estudios, un galardón que celebra la contribución de Tina a la paleontología así como su perseverancia y subraya la importancia de reconocer y apoyar a jóvenes investigadores independientemente de sus circunstancias [Premio Tina Negus].

Pero ni Roger Mason, ni Richard Blachford, ni siquiera Tina Batty fueron los primeros en vislumbrar el elusivo contorno de Charnia. En 1848 el biólogo James Harley examinó la cantera, tomó moldes de los fósiles, e incluso se atrevió a sugerir su origen biológico “en rocas que los geólogos dicen que no pueden tener restos orgánicos que, efectivamente, fueron rápidamente desestimadas como “artefactos producidos por algún proceso no biológico [Howe 2012].

La vida es compleja

Tanto Trevor Ford como Roger Mason supieron ponerse en la piel de Tina y entender lo agridulce de su situación:

Si [Tina] hubiese presentado su hallazgo en la Universidad, la primera especie pluricelular precámbrica quizá se llamase Charnia battyae.

— Trevor Ford [Tina por Trevor Ford]

Fui capaz de hacer cristalizar el descubrimiento gracias al apoyo de mi padre y al enfoque inquisitivo fomentado por mis profesores de ciencias. Tina Negus vio el fósil antes que yo pero nadie la tomó en serio.

— Roger Mason [Charnia and the Evolution of Early Life]

La misma Tina lo siente así:

It’s hard to put yourself back in those times. When I was a teenager – a female teenager – you weren’t taken much notice of, and I didn’t know who to ask about this fossil. I didn’t even consider it. I mean, back in the day, it was just assumed that what men said went.

No es fácil ponerse en la mentalidad de entonces. Cuando era adolescente una chica adolescente no se te prestaba mucha atención, y no sabía a quién preguntarle sobre este fósil. Ni siquiera lo consideré. Quiero decir, en aquellos tiempos, se asumía que lo que decían los hombres era lo que valía.

— Tina Negus [Trailblazing research]

Sin embargo cuando se le pregunta si cree que Charnia masoni debería renombrarse, Tina lo tiene claro:

No. I do not think the name should be changed. Roger brought the fossil into recognition. I did not because I had no idea how to go about it.

No, no creo que el nombre deba cambiarse. Roger fue quien dio a conocer el fósil. Yo no lo hice porque no supe cómo proceder.

— Tina Negus, en los comentarios de [Trowelblazers]

El descubrimiento de Charnia masoni marca un hito significativo en nuestra comprensión de la evolución de la vida en la Tierra, desafiando las teorías prevalentes de su tiempo. La historia detrás de este hallazgo destaca no solo la importancia que la curiosidad y la perseverancia tienen en ciencia, sino también la necesidad de reconocer y valorar las contribuciones de todos los investigadores, independientemente de su edad, sexo u otras circunstancias. La ciencia avanza gracias a mentes inquisitivas que, a pesar de los obstáculos, siguen explorando y cuestionando lo establecido.

La vida es compleja, la evolución de la vida es compleja y las vidas de las personas son complejas.

Me pregunto si gracias en parte a unos adolescentes seremos capaces de identificar vida en las dunas de Marte, en los géiseres de Encélado, o más allá…

Roger Mason y Tina Negus, conectados hace 560 millones de años. Fuentes: imágenes de arriba acreditadas antes; imagen inferior de Tina Negus (usada con el permiso del autor).

Agradecimientos

Gracias a Tina Negus por aclarar amablemente ciertos aspectos de la historia y proporcionar imágenes para el artículo.

Referencias

[Moody 2024] “The nature of the last universal common ancestor and its impact on the early Earth system”, E.R.R. Moody et. al., Nat Ecol Evol, julio 2024 – https://doi.org/10.1038/s41559-024-02461-1

[El Albani 2010] “Large colonial organisms with coordinated growth in oxygenated environments 2.1 Gyr ago”, A. El Albani et. al., Nature, 1;466(7302):100-4, julio 2010 – https://doi.org/10.1038/nature09166

[Dilema de Darwin] “El ‘dilema Darwin’, último escollo de la teoría de la selección natural, resuelto, Agencia SINC, El Confidencial, septiembre 2013 – https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2013-09-13/el-dilema-darwin-ultimo-escollo-de-la-teoria-de-la-seleccion-natural-resuelto_27816/

[Watts 1947] “Geology of the Ancient Rocks of Charnwood Forest, Leicestershire”, W.W. Watts, E. Backus (editor), enero 1947 – https://www.amazon.com/Geology-Ancient-Charnwood-Forest-Leicestershire/dp/B0007JVVG6

[Ford 1958] “Pre-Cambrian fossils from Charnwood forest”, T.D. Ford, Proceedings of the Yorkshire Geological Society, septiembre 1958 – https://doi.org/10.1144/pygs.31.3.211

[Billing 1872] “On some fossils from the primordial rocks of Newfoundland”, E. Billings, The Canadian Naturalist and Quarterly Journal of Science, 1872 – https://www.biodiversitylibrary.org/item/32756#page/497/mode/1up

[Gürich 1933] “Die Kuibis-Fossilien der Nama-Formation von Südwestafrika”, G. Gürich, Palaeont. Z. 15, 137–154, agosto 1933– https://doi.org/10.1007/BF03041648

[Sprigg 1947] “Early Cambrian ‘jellyfishes’ of Ediacara, South Australia and Mount John, Kimberly District, Western Australia”, R.C. Sprigg, Transactions of the Royal Society of South Australia 73: 72–99, 1947 – https://www.biodiversitylibrary.org/page/41347851#page/234/mode/1up

[Glaessner 1959] “The oldest fossil faunas of South Australia”, M.F. Glaessner, Geol Rundsch 47, 522–531, 1959 – https://doi.org/10.1007/BF01800671

[Mussel memory] “Mussel memory”, C. Goodyear, Stories de la Universidad de Cambridge, 2022 – https://www.cam.ac.uk/stories/mussel-memory

[Pehr 2018] “Ediacara biota flourished in oligotrophic and bacterially dominated marine environments across Baltica, K. Pehr et. al., Nature Communications, Volume 9, id. 1807, mayo 2018 – https://ui.adsabs.harvard.edu/link_gateway/2018NatCo…9.1807P/doi:10.1038/s41467-018-04195-8

[First proof of complex life] “Charnia Masoni: The Ediacaran’s First Proof of Complex Life Before the Cambrian”, E. Palmer, Prehistoric life, febrero 2024 – https://prehistoriclife.co/charnia-masoni/

[Jardín de Ediacara] “El surgimiento y declive de la organismos ediacáricos, ANEC – https://www.anec.org/es/biology/Ediacaran-garden.htm

[Paleozoo] “Charnia masoni – possibly the most iconic of all Precambrian lifeforms”, Paleozoo portraits, Bruce Currie, 2018 – https://paleozoo.com.au/charnia.php

[Discovering Charnia] “Charnia: the fossil that changed the world”, Parque Geológico del bosque de Charnwood – https://www.charnwoodforest.org/discovering-charnia/

[Secret garden] “The secret Garden of Ediacara and the origin of complex life”, F. Anthony, Earth Archives, 2021 – https://eartharchives.org/articles/the-secret-garden-of-ediacara-and-the-origin-of-complex-life/index.html

[The fossil] Poema “The fossil” por Tina Negus incluido en el artículo “The discovery of Charnia”, T. Ford, Boletín de la sección C (geología) de la sociedad literaria y filosófica de Leicester (Charnia), otoño 2005 – https://www.charnia.org.uk/resources/Charnia-Autumn-2005.pdf

[Charnia and the Evolution of Early Life] Programa del encuentro “Charnia and the Evolution of Early Life”, Sección C (geología) de la sociedad literaria y filosófica de Leicester junto al Departamento de Geología de la Universidad de Leicester, marzo 2007 – https://docslib.org/doc/5345738/charnia-and-the-evolution-of-early-life

[Premio Tina Negus] “Graduate scientist given inaugural fossil research award in honour of unsung hero”, Universidad de Reading, julio 2019 – https://archive.reading.ac.uk/news-events/2019/July/pr805086.html

[Tina por Trevor Ford] “The discovery of Charnia”, T. Ford, Boletín de la sección C (geología) de la sociedad literaria y filosófica de Leicester (Charnia), otoño 2005 – https://www.charnia.org.uk/resources/Charnia-Autumn-2005.pdf

[Howe, 2012] “New perspectives on the globally important Ediacaran fossil discoveries in Charnwood Forest, UK: Harley’s 1848 prequel to Ford (1958)”, M.P.A. Howe et. al., Proceedings of the Yorkshire Geological Society 59 (2): 137–144, noviembre 2012 – https://doi.org/10.1144/pygs2012-321

[Trailblazing research] “Trailblazing research”, magazine Connected de los alumnos de la Universidad de Reading, marzo 2023 – https://sites.reading.ac.uk/connected/2023/03/23/trailblazing-research/

[La pizarra de Yuri] “Tina en el bosque de Charnia, la vida que no podía existir, Yuri, La pizarra de Yuri, agosto 2015 – https://blogs.publico.es/lapizarradeyuri/2015/08/26/tina-en-el-bosque-de-charnia-la-vida-que-no-podia-existir/?doing_wp_cron=1722350571.9974980354309082031250

[Palaeocast] “Mistaken Point”, episodio 5 del podcast Palaeocast, Dave Marshall, octubre 2012 – https://www.palaeocast.com/episode-5-mistaken-point/

[Trowelblazers] “Tina Negus, R. Wragg Sykes, Trowelblazers, marzo 2015 – https://trowelblazers.com/2015/03/04/tina-negus/

[Damn interesting] “Chronicles of Charnia”, Matt Castle, Damn interesting, julio 2020 – https://www.damninteresting.com/chronicles-of-charnia/