Legislando contra la realidad

Por Fernando Frías, el 31 marzo, 2011. Categoría(s): Divulgación • Ecología

En 1897 faltó muy poco para que el Estado de Indiana, en EEUU, estableciese por ley un método para lograr la cuadratura del círculo. El episodio ha pasado a la historia como la “Indiana Pi Bill”, el Proyecto de Ley de Indiana sobre Pi, porque la propuesta, que recogía la llamada “nueva verdad matemática” de un pirado llamado Edwin J. Goodwin, establecía que “la razón entre el diámetro y la circunferencia es de cinco cuartos a cuatro”, dando por tanto un valor para Pi de exactamente 3,2.

Por increíble que pueda parecer, la propuesta fue aprobada por el Congreso del Estado por unanimidad, y hubiera sido aprobada también por el Senado si no fuera porque dio la feliz casualidad de que Clarence Abiathar Waldo, jefe del Departamento de Matemáticas de la Universidad de Purdue, estaba en la capital del Estado negociando con los congresistas el presupuesto universitario. Al conocer la propuesta y saber de su inmimente aprobación Waldo explicó a los senadores lo disparatado de las ideas de Goodwin, de modo que tras una sesión en la que la unanimidad del Congreso se vio transformada en pitorreo generalizado, el Senado acordó posponer la votación del proyecto sine die.

Claro, dirán ustedes: todo eso son historias del pasado, meteduras de pata propias de aquellos señorones con chistera y monóculo, pero esas cosas no pueden pasar hoy en día, ¿verdad?

Pues es cierto. Porque lo de hoy en día es peor.

Hace pocos días, la mayoría republicana en el Comité de Energía y Comercio del Congreso de EEUU rechazó tres propuestas para reconocer oficialmente los datos sobre el cambio climático obtenidos por la Agencia de Protección Ambiental, el papel de los gases de efecto invernadero en el proceso y sus consecuencias para la salud. No es la primera vez que ocurre algo por el estilo: hace un año, la Asamblea Legislativa de Dakota del Sur (también de mayoría republicana) aprobó una resolución en la cual se establecía que la enseñanza en las escuelas públicas en relación con el cambio climático debía tener en cuenta:

a) Que el calentamiento global es una teoría científica y no un hecho demostrado.

b) Que hay una serie de diversas variables climatológicas, meteorológicas, astrológicas (sic), termológicas, cosmológicas y ecológicas que pueden afectar a los fenómenos meteorológicos del Mundo, y que la significación y la interrelación de estos factores es fundamentalmente especulativa.

c) Que el debate sobre el calentamiento global ha incluido puntos de vista políticos y filosóficos que han complicado y llenado de prejuicios la investigación sobre los fenómenos del calentamiento global.

Como ven, aciertan de pleno en el apartado c): las posturas políticas han llenado de prejuicios el debate sobre el calentamiento global… como demuestran las dos barbaridades aprobadas en los apartados a) y b).

Evidentemente, el valor de Pi es el que es, digan lo que digan el Congreso de Indiana o, ya puestos, la Biblia. Y el cambio climático, sus causas y sus consecuencias son también independientes de lo que aprueben o dejen de aprobar los cuerpos legislativos.

Sin embargo, las consecuencias de unas y otras iniciativas son bien distintas. Con su propuesta, el Congreso de Indiana se limitó a hacer un ridículo histórico que ni siquiera la intervención del profesor Waldo pudo evitar. En cambio, los intentos republicanos para fomentar la disidencia acerca de la realidad del cambio climático (como es el caso de la resolución de Dakota del Sur, que no es más que un refrito de los mismos “argumentos” con los que tantas veces se ha pretendido introducir el creacionismo en la educación pública) o, directamente, silenciar los datos científicos (como ha hecho el Comité de Energía y Comercio del Congreso) pueden ser un grave obstáculo a la hora de comprender y de intentar remediar este problema.



Por Fernando Frías, publicado el 31 marzo, 2011
Categoría(s): Divulgación • Ecología