¿Qué avance o descubrimiento de la ciencia moderna ha hecho progresar más a la Humanidad?
Supongo que mi elección viene motivada por mi formación como biólogo, pero a pesar de ello algo me dice que la mayoría de mis colegas de Naukas va a dar, más o menos, la misma respuesta que yo: “El origen de las especies por medio de la selección natural, o la preservación de las razas preferidas en la lucha por la vida”, que como bien sabéis es el título que Charles Darwin puso a la obra en la que exponía que la impresionante biodiversidad de nuestro planeta es el resultado de un larguísimo proceso de acumulación de variaciones hereditarias, generación tras generación, mediante la evolución biológica.
El mecanismo evolutivo propuesto por Darwin es, en esencia, como sigue: en cualquier población los individuos son diferentes; aquellas características transmisibles a la descendencia que aumenten las probabilidades de supervivencia y, sobre todo, las posibilidades de reproducción de sus poseedores -en las circunstancias que les haya tocado vivir, esto es muy importante- se expandirán con el tiempo por la población. Por el contrario, los individuos con unas características que sean desventajosas en su entorno lo tendrán más difícil para tener descendencia, con lo que esas características irán desapareciendo. Con el tiempo, una especie se transforma en otra(s) especie(s) diferente(s). No tuvo reparos, y bien claro lo expuso en su posterior El origen del hombre, en considerar nuestra especie como una rama más del inmenso árbol de la vida. Todos sabemos que es algo que cayó sobre una losa en la mentalidad imperante en su época y que todavía hoy hay quien no termina de asumirlo.
Pero sabido es que las cosas son como son y no como nos gustaría que fueran. Dos siglos más tarde la teoría de la evolución tiene pruebas mucho más concluyentes que las que estaban a disposición de Darwin, provenientes de campos como la ecología de poblaciones, la genética molecular, la bioquímica… Gracias a todas ellas la ciencia tiene la casi absoluta certeza de que todos los seres vivos somos parientes en el sentido más literal de la palabra, porque todos compartimos un antepasado ancestral que se pierde en la noche de los tiempos, hace casi cuatro mil millones de años.
El código genético es universal, y lo es porque todas las especies somos el resultado de eones de variaciones de aquel genoma primigenio. La universalidad del código explica que una gran parte de nuestro genoma sea de origen vírico, por citar una evidencia, pero también que hoy en día un ejército bacteriano gigantesco, repartido por centenares de tanques de reacción, se dedique 24 horas al día a la síntesis de insulina humana para evitar los graves padecimientos asociados a la diabetes. Bacterias modificadas genéticamente para que fabriquen una hormona de una especie muy diferente, una proteína que no necesitan absolutamente para nada.
La tecnología basada en la universalidad del código apenas acaba de nacer (terapia génica, transgénesis, producción de hormonas, vacunas y antibióticos, tecnología de anticuerpos monoclonales, diagnóstico de enfermedades genéticas e infecciosas, ingeniería genética en especies de todos los reinos…) y por mucho que haya quien trate de poner palos en la rueda del progreso, la humanidad va a sacar un amplio beneficio de ella en campos tan diversos como la medicina, la agricultura, la ganadería, la gestión de residuos, la acuicultura…
Pero no solo he hecho mi elección por las posibilidades de la “evolución aplicada”, sino sobre todo por motivos filosóficos. La Teoría de la Evolución de Darwin puso al ser humano en su verdadero lugar en el mundo natural. En cuanto a que es una especie biológica, el ser humano queda definitivamente encuadrado dentro del orden de los primates, un pariente más en el grupo, por muchas características diferenciales que queramos resaltar No somos la rama principal del árbol de la vida, no somos una especie privilegiada. Esta es, a mi entender, la gran aportación del pensamiento de Darwin a la Cultura con mayúsculas.
Que no se me olvide: hablamos de la Teoría de Darwin porque fue el primero en explicar correctamente el proceso evolutivo (no el primero en hablar de evolución), pero no debemos olvidar que de forma independiente Alfred Russel Wallace llegó a las unas conclusiones muy similares, y que lo hizo en la misma época. Si no hubiera existido Charles Darwin hoy hablaríamos de la Teoría de la Evolución de Wallace. La realidad está ahí y tarde o temprano alguien la encuentra. Es lo que tiene la ciencia.
Biólogo, profesor y divulgador. Editor del blog «La ciencia es bella» y escritor de los libros «Ciencia para Nicolas», «El yeti y otros bichos, ¡Vaya Timo!» y recién salido del horno, «Más ciencia para Nicolás».