Actualmente la figura de Santiago Ramón y Cajal es considerada piedra angular en el ámbito de la neurociencia moderna, pero no siempre fue así para el considerado padre de la neurona.
Fue mi padre un carácter enérgico, extraordinariamente laborioso, lleno de noble ambición
Nacido el 1 de Mayo de 1852 en Petilla de Aragón, un humilde lugar de Navarra, enclavado en medio de la provincia de Zaragoza, el destacado científico español siendo niño sufrió las privaciones que los estudios de su padre conllevaron en el deseo por adquirir el diploma de Médico cirujano, no obstante fue a la edad de seis años que el pequeño Santiago pudo vislumbrar la cumbre de tan noble esfuerzo. El carácter implacable, la consagración al trabajo y la perseverancia son algunos de los rasgos que caracterizaron la labor del prodigioso científico español, los mismos que también fueron una constante en su progenitor.
El artista
No es de sorprenderse pues que desde una edad muy temprana la destacada figura española manifestara una destreza increíble en el dibujo, y ya sea que sus padres le diesen permiso o no de salir de casa, el pequeño Santiago siempre se las arregló para escapar con cuaderno en brazo. Estas actividades artísticas ocasionaron en Cajal un hábito de soledad, conducta huraña que disgustaba a su padre quién no hacía más que despreciar la cultura literaria. Quiso ser pintor, trató, pero la presión por parte de sus padres lo inclinó a su total dedicación a la medicina, en sus dibujos histológicos se puede apreciar el enorme talento artístico que mantuvo, así como el uso de un lenguaje poético en algunos de sus trabajos, mismo del cual Cajal supo sacar provecho en pro de su labor científica.
“Como el entomólogo a la caza de mariposas de vistosos matices, mi atención perseguía, en el vergel de la sustancia gris, células de formas delicadas y elegantes, las misteriosas mariposas del alma, cuyo batir de alas quién sabe si esclarecerá algún día el secreto de la vida mental
¿Culturista?
Mens sana in corpore sano, si bien actualmente es un hecho que el cerebro y el ejercicio van de la mano, favoreciendo así nuestras capacidades cognitivas, en aquel entonces el nobel, que tenía alrededor de 8 a 10 años de edad cuando se adentró en el mundo de la ejercitación física, lo único que deseaba conseguir con ello era una condición corporal optima para defenderse de niños de su edad, los cuales mantenían peleas en el lugar donde su familia residía, así en consecuencia encontramos años después un joven Santiago Ramón y Cajal a quienes los demás jóvenes respetaban en gran medida por su prominente masa muscular. Cajal escribiría esto en el libro Recuerdos de mi vida:
Ancho de espaldas, con pectorales monstruosos, mi circunferencia torácica excedía de 112 centímetros y al andar mostraba esa inelegancia y contorneo rítmico característico del Hércules de Feria.
Dos asombros que cambiaron su vida
Cuando iniciaba sus estudios de anatomía siendo apenas un adolescente, el joven Santiago Ramón y Cajal quedo fascinado en 1866 por aquellas vías que parecían extenderse infinitas por el mundo, el ferrocarril había pasado a formar parte de las maravillas que la época representaba y el impulso económico que gran parte de los países esperaban para posicionarse potencias en ciertos sectores productivos. Por otra parte su inclinación por la estética de la fotografía se dio en 1868 en la ciudad de Huesca, gracias a un amigo que gozaba la amistad de fotógrafos de la época.
La fotografía es lo único auténtico porque representa la vida tal como es
Esta ha sido una de las cosas que Cajal sin duda disfrutaría más a lo largo de su vida, obteniendo un conocimiento más que bueno sobre las técnicas que hasta en ese momento existían respecto a la fotografía, era más que aficionado y disfrutaba mucho enfrascarse en este arte, cuestión curiosa al hecho fue que a Santiago Ramón y Cajal le disgustaba mucho ser fotografiado.
Su propia Revista
Cuando Santiago Ramón y Cajal empezó a estudiar el sistema nervioso utilizando el método de Golgi, las mejoras que este realizara en el método del cromato de plata de Golgi permitirían los grandes logros de esos años, algunos de los valiosos resultados de sus estudios fueron publicados en una revista que el mismo crearía y diera nombre: Revista Trimestral de Histología Normal y Patológica, cuyo primer número apareció en el año de 1888, la cual no excedió los 60 ejemplares por cuestiones económicas.
Cajal años más tarde pese a un contexto de escepticismo por parte de muchos científicos de la época, realizaría grandes aportaciones, como el notable descubrimiento de la morfología y conexiones entre las células nerviosas que le valieron el Premio Nobel en el año 1906 compartido con Golgi, este último por sus estudios sobre la estructura del sistema nervioso.
Este artículo nos lo envía Uriel Hernández Gonzaga, un joven escritor y divulgador de la ciencia; actualmente estudia Psicología en la Universidad Autónoma de Guerrero en México.
Referencias
Ramón y Cajal, S. (1917). Recuerdos de mi vida. Mi infancia y juventud. Imprenta de Nicolás Moya, Madrid, España.
Ramón y Cajal, S. (1917; 1923). Recuerdos de mi vida (Cap. VII). Edición del Centro Virtual Cervantes.
Ramón y Cajal, S. (1897; 1920). Cualidades de orden moral que debe poseer el investigador. En Reglas y Consejos sobre Investigación Científica. Edición del Centro Virtual Cervantes.
Ramón y Cajal S (1899) Textura del sistema nervioso del hombre y de los vertebrados. Nicolás Moya, Madrid.
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