Aislado en la Antártida, Ivanovich Rogozov hizo una proeza médica: sufrió un ataque de apendicitis y se operó a sí mismo con la ayuda de un compañero que le sostenía el espejo en el que se miraba la herida. Lo hizo sin guantes, el 2 de abril de 1961. Se administró procaína para aguantar el dolor, hizo un corte de doce centímetros.
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