Como algunos ya sabéis, seguir las aventuras del cerebro de Einstein es una de mis aficiones personales. Después de robarlo durante la autopsia, el doctor Thomas Harvey guardó el cerebro en su cocina durante varias décadas y también se dedicó a trocearlo y a enviar muestras a distintos laboratorios. Uno de estos grupos de muestras ha llegado a manos del museo Mutter, en Philadelphia, donde se exhibirá para que los visitantes puedan echar un ojo al cerebro del genio.
Es la primera vez que este tipo de muestras se exhiben ante el público. Se trata de una caja con 46 láminas del cerebro, de entre 20 y 50 micras de grosor, la mitad de finas que un cabello humano. Harvey se las entregó como obsequio al patólogo William Ehrich por prestarle su laboratorio para trocear el cerebro y cuando éste murió pasó por una serie de manos a Lucy Rorke-Adams que finalmente las ha donado al museo.
Durante muchos años, distintos científicos han analizado el cerebro de Einstein en busca de un elemento que lo distinga de los sesos del común de los mortales. Aunque se ha apuntado a algunas diferencias, lo cierto es que quedan muchas incógnitas por despejar. En nuestra cita de Amazings Bilbao 2011, tuvimos el privilegio de contar con Alberto Rábano, director del banco de cerebros de la Fundación CIEN, para que nos hablara precisamente de este tema, así que si os apetece saber más, nada mejor que recordar sus palabras.
Si queréis conocer más sobre la peripecia del cerebro de Einstein, y cómo Harvey y un periodista viajaron de costa a costa de EEUU con él en el maletero de un coche, os recomiendo leer esta vieja entrada de Fogonazos (Einstein en el maletero) y esta entrevista que le hice al periodista que hizo el viaje («Yo conduje 5.000 km con el cerebro de Einstein en el maletero«). Vía: Boing Boing y LiveScience
Antonio Martínez Ron (Madrid, 1976) es periodista científico y uno de los tres editores de Naukas. Twitter: @aberron