Fuente: NASA
Atrás quedó el fin del mundo maya. Pero hay quien sigue en sus trece y circulan aún por la red temores infundados alrededor del próximo máximo solar. Mientras, el Sol, sigue a lo suyo. Y se acerca al pico de actividad de su actual ciclo. Ciclo que, mal que les pese a los agoreros y charlatanes, está resultando ser tranquilo y de relativa baja actividad. Lo vemos en este gráfico del Marshall Solar Physics de la NASA que muestra el número de manchas solares registradas en el anterior ciclo solar y en lo que va de este. Es evidente que la actividad está siendo notablemente inferior.
Si echamos la vista atrás, vemos que es tendencia. Tras unos ciclos muy activos, los ciclos 21 y 22 (principio de las décadas 80 y 90 del siglo XX), la actividad solar ha ido decreciendo. Lo vemos en la siguiente gráfica.
¿Tiene sentido hablar ahora del peligro que supone la actividad solar? Es evidente que hay que estar atentos al Sol. Es la fuente de la vida en la Tierra, pero una violenta eyección de masa en dirección a la Tierra supone un peligro evidente.
La mayor tormenta solar de la que tenemos noticia se produjo en 1859 y se conoce como la gran tormenta solar de 1859. El astrónomo inglés Richard Carrington dibujaba un gran grupo de manchas solares la mañana del 1 de septiembre de aquel año, cuando percibió un intenso estallido de luz blanca en dos puntos del grupo de manchas. Esta eyección de masa alcanzó la Tierra apenas 17 horas después y dio lugar a auroras de un brillo inusitado en latitudes altas, auroras que pudieron también ser vistas en latitudes tan bajas como las de Cuba o Hawai. Se trataba, en realidad, de la segunda de dos eyecciones de masa consecutivas. La primera alcanzó la Tierra el 28 de agosto. Y debilitó de tal manera el campo magnético terrestre que facilitó la rápida llegada de la segunda eyección, la que observó Carrington, y que esta alcanzara latitudes extraordinariamente bajas. La escasa tecnología de la época, las lineas telegráficas, resultó seriamente dañada.
En 1859 se encontraban en pleno máximo solar del ciclo número 10. Ciclo que, al contrario de lo que pudiéramos pensar, no fue especialmente virulento, como podemos ver en el siguiente gráfico.
Es decir, una tormenta solar como la de 1859 puede tener lugar en cualquier momento pico de actividad solar, no necesariamente en un máximo especialmente activo. ¿Tenemos, por tanto, que estar atemorizados? No. Es evidente que hay que trabajar para prevenir los efectos de una eventualidad de este tipo, pero si algo hemos visto a lo largo de 400 años de estudio del Sol es que, afortunadamente, este tipo de eventos son raros. Y, desde luego, nada apunta a que algo así pueda suceder este año o los siguientes.
Estamos ya cerca del máximo de actividad solar y todo apunta a que este tendrá lugar a lo largo de 2013. El Sol se encuentra pleno de actividad, como podemos ver en esta espectacular erupción del 7 de enero de este mismo año.
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Quisiéramos cerrar el artículo proponiéndoos una sencilla actividad. Como explicábamos en Una mariposa en el Sol, el lugar de aparición de las manchas solares varía a lo largo del ciclo solar. Estas tienden a aparecer en latitudes altas al principio del ciclo solar, en latitudes medias cuando nos encontramos cerca del máximo solar y en latitudes bajas cuando vamos acercándonos al mínimo. Vemos la situación actual en esta imagen del 11 de enero de 2013.
El número de manchas solares ha aumentado y estas tienden a aparecer en latitudes medias. Una vez pasado el máximo irán, poco a poco, disminuyendo en latitud y número, hasta prácticamente desaparecer dentro de unos 5 años, cuando las pocas manchas que surjan tiendan a hacerlo hacia el ecuador. Finalmente la aparición de pequeñas manchas en latitudes altas anunciará el nuevo ciclo solar, el número 25.
Manu Arregi Biziola (Bergara, 1968) es profesor de Física, Matemáticas y Astronomía en la Ikastola Aranzadi de Bergara. Es miembro, además, de Ilatargi Astronomia Taldea, Agrupación Astronómica Vizcaína, Agrupación Astronómica de Sabadell y ApEA (Asociación para la Enseñanza de la Astronomía)