En el post anterior vimos algunas de las maravillas del planeta enano (o asteroide, según siguen llamándolo en algunos sitios) Ceres que nos descubrió la sonda Dawn. El asteroide (4) Vesta bien merece un post ya que a pesar de su relativamente reducido tamaño se nos ha revelado como un cuerpo realmente interesante con características únicas.

(4) Vesta, descubrimiento y datos físicos
A pesar de ser visible a simple vista en condiciones adecuadas (llega a tener una magnitud de 5’3), no fue hasta el 29 de marzo de 1807 cuando el médico y astrónomo alemán Heinrich Wilhem Olbers lo descubrió desde su ciudad natal, Bremen. Fue su amigo, el célebre matemático Karl Friedrich Gauss quien lo bautizó como la diosa romana del hogar, Vesta. Como muestra de la amistad que tenían Olbers le concedió este honor. Seguramente habrán adivinado los avispados lectores que el número (4) corresponde a su orden de descubrimiento (los anteriores fueron (2) Pallas, descubierto también por Olbers en 1802 y (3) Juno, descubierto por Karl Ludwig Harding en 1804).

Tal y como se puede apreciar en las fotografías, Vesta (ya que hemos hecho las presentaciones oportunas, vamos a dejar de lado el nombre oficial) no presenta forma esférica. Tiene aproximadamente 530 km de diámetro y orbita al Sol desde el cinturón de asteroides, entre las órbitas de Marte y el gigante Júpiter. Se encuentra a poco más de 2 UAs de nuestra estrella (1 UA = 150 millones de km, distancia Tierra-Sol), empleando nada menos que 1325 días en completar una órbita al Sol (unos 3’6 años terrestres). Al ser tan pequeño, su día dura tan solo 5’34 horas. Es el segundo objeto más masivo del cinturón de asteroides tras Ceres, con cerca del 9% de la masa total de todos los asteroides del cinturón. Al igual que muchos asteroides, su superficie está plagada de numerosos cráteres de impacto, testigos mudos de un pasado convulso.


Descubrimientos de la sonda Dawn
La sonda Dawn fue lanzada desde Cabo Cañaveral en septiembre de 2007 y tras una maniobra de asistencia gravitacional en Marte en 2009, llegó a Vesta en julio de 2011. Estuvo orbitando y estudiando al asteroide durante poco más de un año y en septiembre de 2012 partió con destino a su siguiente objetivo, Ceres. Esta sonda de poco más de 1200 kg ha sido la primera en usar un novedoso sistema de propulsión iónica, muy eficiente con el gasto de combustible.

Con mucho, la característica más notable descubierta en este asteroide es el descomunal Rheasilvia, un cráter de impacto en su polo sur de unos 500 km de diámetro cuyo pico central es sin lugar a dudas una de las montañas más altas del Sistema Solar contando desde su base, rivalizando en altura al mismísimo Olympus Mons de Marte. Este pico se eleva hasta los 22 km (casi la misma altura del célebre volcán marciano), y supone un 8’4% del radio total del asteroide. El impacto que ocasionó este cráter fue tan violento que eyectó una enorme cantidad de material al espacio exterior y parte de estos fragmentos han caído sobre nuestro planeta en forma de meteoritos. De hecho, los meteoritos del tipo HEB (Howarditas-Eucritas-Diogenitas) se supone que provienen de Vesta y representan el 5% del total de los meteoritos caídos en nuestro planeta.










Y para terminar, les dejo con un vídeo hecho a partir de los miles de imágenes tomados por la sonda Dawn entre los años 2011 y 2012, mientras estuvo estudiando a nuestro protagonista de hoy. ¿No les apetece un sobrevuelo a un asteroide? ¡Abróchense los cinturones y pongan el vídeo a pantalla completa!
Referencias
Apasionado de la informática, que me da de comer. También loco de la astronomía y la ciencia, de vez en cuando escribo sobre ellas en Pirulo Cósmico. Colecciono meteoritos y a veces me gusta hacer fotografías del cielo nocturno. Miembro de la tripulación de @radioskylab_es. Hilo astronómico cada lunes en Twitter (@vmanchado)