Es irónico. Cada vez contamos con más conocimientos de cómo funciona el mundo. El método científico, quizá una de las invenciones más grandes que tiene la Humanidad, ha desbancado nuestras supersticiones ancestrales. Sin embargo, hoy día estos supuestos “misterios” se siguen tratando por charlatanes que intentan aprovecharse de la buena fe de los crédulos. Farándulas con temas esotéricos abundan en nuestra sociedad, muchas de ellas apoyados por pseudociencias, que recogen una y otra vez los despropósitos vertidos por timadores de toda índole, desde supuestos videntes a homeópatas convencidos, pasando por el sinsentido de los «horroróscopos» y por los grabadores de psicofonías dentro de universidades públicas.
Todos los seres humanos necesitamos «creer» en algo. La opción más fácil es caer en la superstición. Pero la mente humana es curiosa por naturaleza, el raciocinio nos puede llevar mucho más lejos que la superstición. La educación aquí es muy importante, al igual que el desarrollo del pensamiento escéptico. Asignaturas como Filosofía, Matemáticas e Historia de la Ciencia son cada vez más necesarias a todos los niveles para fomentar el método científico en la sociedad. Las personas (no necesariamente científicas) que seguimos el método de la Ciencia «creemos» en aquello que está probado de forma independiente con diversos experimentos. La Teoría de la Evolución de las Especies no es una «hipótesis» (nótese que en Ciencia «Teoría» es equivalente a «Ley» y no a «hipótesis»), es un hecho contrastado por millones de experimentos.
Aún así, en los últimos meses hemos visto a importantes figuras de la comunicación en prensa, radio y televisión realizar comentarios pseudocientíficos, defendiendo desde el timo de la homeopatía a los movimientos anti-vacunas. Pero en Ciencia no vale eso de que “todo es opinable” por el tertuliano de turno. Se puede opinar que la Tierra es plana o que es el Sol el que gira alrededor de ella. Eso no quita que dichas opiniones tengan la misma validez que la realidad, dado que ya sabemos con total seguridad que ambas son falsas. Lo mismo ocurre en muchos otros temas científicos.
Los ciudadanos del siglo XXI nos enfrentamos a grandes retos que sólo la Ciencia puede resolver. La enorme falta del conocimiento científico que ciudadanos y gobernantes poseen no es una tendencia en España, es un problema internacional. Lo que está pasando en Estados Unidos, con un presidente que no sólo ataca de forma abierta a los científicos sino que se jacta al afirmar que el serio cambio climático de la Tierra es «un cuento chino”, es el ejemplo más evidente. Científicas y científicos, siempre con argumentos pero además añadiendo empatía y cercanía a nuestros vecinos, debemos plantar cara y luchar por erradicar de nuestra sociedad la oscuridad proporcionada por creencias que hemos demostrado incorrectas, y ayudar día a día a construir un mundo mejor para nuestros hijos, que es lo que se consigue cuando se aplica el conocimiento científico a la vida cotidiana (el último siglo tiene miles de ejemplos de ello). El inigualable Carl Sagan lo describió perfectamente en su libro de obligada lectura «El mundo y sus demonios».
¿Qué «misterios» vale la pena explorar? El misterio de la aparición de la vida en la Tierra, los detalles de cómo funcionan las células de nuestro cuerpo, cómo se creó todo lo que nos rodea, qué son la materia oscura y la energía oscura, dónde nacen las estrellas y los planetas, cómo terminará el Universo, cuáles son los componentes básicos de la materia, cómo viajar por la Galaxia, conocer si nuestro Cosmos es único o sólo uno más en un infinito Multiverso, o saber si existe vida, inteligente o no, entre las estrellas. Aquí sólo la Ciencia, la unión de datos experimentales recopilados por grupos independientes de investigadores internacionales con modelos matemáticos y físicos de la realidad, puede dar las respuestas.
No obstante, en mi opinión, el misterio más grande de la Ciencia es que estamos aquí, somos producto de la evolución del Cosmos y somos capaces de preguntarnos sobre nuestra existencia y orígenes. Si las nubes lo permiten, sal al campo esta noche y observa el cielo. Los puntos de luz que observas vienen de gigantescos soles a cientos de años luz o más de distancia. Tus átomos se crearon allá arriba hace eones. La evolución de la Tierra ha hecho, tras incontables generaciones, que esa materia cree algo tan complejo y único como tú. Este pensamiento es infinitamente más real y profundo que el que proporcione cualquier supuesto misterio pseudocientífico que un charlatán intente venderte.
Edición ampliada del artículo originariamente publicado el 9 julio de 2017 en el Suplemento «El Zoco» de Diario Córdoba.
Ángel López-Sánchez es astrónomo y comunicador científico en la Escuela de Ciencias Matemáticas y Físicas de la Universidad de Macquarie (MQ) con sede en Sydney, Australia. Es un reconocido experto en el estudio de cómo el gas se convierte en estrellas en galaxias cercanas y cómo esto afecta la evolución de las galaxias, particularmente el enriquecimiento químico. Dirige el programa «HI KOALA IFS Dwarf galaxy Survey» (Hi-KIDS), que utiliza el instrumento KOALA en el Telescopio Anglo-Australiano (AAT) de 3,9 m para diseccionar 100 galaxias enanas cercanas ricas en gas para comprender su historia y evolución. También brinda apoyo a los astrónomos visitantes del AAT. Es un miembro activo en grandes estudios de galaxias espectroscópicas y los próximos estudios de galaxias ópticas y de radio.
Tras recibir la licenciatura en Física Teórica en Granada en 2000 completó su Tesis Doctoral en Astrofísica en el prestigioso Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC, España) en diciembre de 2006. Se trasladó a Australia en 2007, cuando se incorporó al CSIRO «Astronomy and Space Science» para trabajar en el «Local Volumen HI Survey ”(LVHIS), que realizó observaciones radio-interferométricas de galaxias ricas en gas en el Australian Telescope Compact Array. En 2011 se unió al Australian Astronomical Observatory (AAO) y a la Universidad de Macquarie combinando soporte de instrumentación telescópica, investigación, conferencias y divulgación. En mayo de 2023 fue incorporado como investigador académico a tiempo completo en la Escuela de Ciencias Matemáticas y Físicas de la Universidad de Macquarie.
Es el actual presidente de la asociación de Investigadores Españoles en Australia-Pacífico (SRAP, Spanish Researchers in Australia-Pacific), entidad de la que es miembro fundador, y participa activamente en RAICEX (Red de Asociaciones de Investigadores Españoles en el Extranjero) dentro de la comisión de comunicación y en diplomacia científica. Es el vicepresidente de la Agrupación Astronómica de Córdoba (AAC), representante de la Red Andaluza de Astronomía (RAdA) y miembro de la Unión Astronómica Internacional (IAU), la Sociedad Española de Astronomía (SEA) y la Australian Astronomical Society (ASA).
Es miembro de la comisión ProAm (relaciones entre astrofísicos profesionales y astrónomos aficionados) de la SEA, de la que fue coordinador entre 2016 y 2020, y participa activamente en poner en contacto el mundo de la astrofísica profesional y de la astronomía aficionado. Es un apasionado astrónomo aficionado que utiliza su propio equipo para capturar la belleza del Cosmos.
Fue el primer astrofísico español en tener un blog de divulgación astronómica («El Lobo Rayado», en 2003) y es miembro fundador de la red Naukas, donde tiene el blog «Universo Rayado» desde 2015.