De siempre había sido la primera de la clase y aquel profesor de Física en secundaria supo ver en ella algo más. Cada día la estimulaba para seguir aprendiendo y, cuando vislumbró su amor por la astronomía, le llevaba libros con los que poder comprender lo que con curiosidad miraba en el cielo de su ciudad natal. Y como aquel cielo era demasiado bello para perderse lo que no podía observar a simple vista, aquella adolescente se enroló como ayudante del observatorio astronómico de la capital de su país. Ni siquiera ella lo sabía todavía, pero estaba naciendo una astrónoma.
Ésta, que podría ser la historia de muchas niñas del mundo, tiene un punto de superación personal porque es la de una niña que nació un año después de que su país, Yugoslavia, comenzara a resquebrajarse tras el fallecimiento en 1980 de Josip Broz Tito; que tenía 10 años cuando estalló la guerra; que comenzó a ir a la Universidad sólo cuatro meses después de que las bombas cayeran sobre Belgrado, y que durante casi 5 años hacía autoestop cada día para poder recorrer los 20 kilómetros entre su casa en Pançevo y su Facultad en la capital.
Hoy, aquella niña, Mirjana Povic, es doctora en Astrofísica, profesora del Instituto Etíope de Ciencia y Tecnología Espaciales, y colaboradora vinculada al Instituto de Astrofísica de Andalucía-CSIC. Y es consciente de que su camino ha llegado a buen puerto no sólo porque siempre fue la primera de la clase, sino porque tuvo los apoyos imprescindibles para conseguirlo: el de su familia y un sistema público de educación y becas.
De Serbia a España y de ahí a África
Desde su puesto de trabajo en Etiopía, Mirjana desarrolla ciencia puntera sobre astronomía extragaláctica, pero sus ojos no miran sólo a puntos a años luz de distancia; también sigue de cerca a las niñas del continente más castigado y prometedor del planeta para que, como ella, puedan tener su oportunidad. “Hay muchas dificultades en África. Ojalá mi experiencia sirva. La motivación es importante, pero sólo con eso no es suficiente. Es fundamental la educación pública y gratuita. Si yo no la hubiera tenido, no hubiera podido estudiar secundaria ni ir a la Universidad. Si no hubiera tenido una beca del Instituto de Astrofísica de Canarias, no me hubiera doctorado. Es fundamental el acceso en igualdad a la educación pública para encontrar los talentos y que las niñas cumplan sus sueños”.
Povic ha enseñado ciencias a huérfanos en Ruanda, Tanzania y Sudáfrica, ha ayudado a organizar una comunidad de apoyo para mujeres infectadas con VIH en Tanzania y ha contribuido a la investigación espacial en Africa.
Premio Nature Research Award
Su labor para impulsar el interés de las mujeres en la investigación aeroespacial ha llamado la atención de la revista científica Nature y la compañía The Estée Lauder, y ha recibido el premio Nature Research Award en la categoría de ciencia inspiradora, que reconoce los logros de jóvenes investigadoras y sus esfuerzos para que otras mujeres accedan al ámbito científico. Este premio tiene una dotación económica de 10.000 euros a los que Mirjana ya ha encontrado destino. “Por un lado, con la Asociación de Mujeres Etíopes que trabajan en Ciencia y Tecnología, tenemos un proyecto con las niñas de secundaria (entre 15 a 18 años, que en ocasiones puede ser hasta los 20 años por el retraso de este lugar). Queremos frenar el abandono de las aulas, que aquí es muy alto, y fomentar entre las chicas el estudio de STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) Para ello las mujeres científicas damos charlas de divulgación, nos convertimos en sus mentoras y nos mostramos ante ellas para que tengan referentes femeninos que ahora son casi inexistentes. Y por otro lado, hemos creado un grupo de trabajo africano en el que están las mujeres que ya trabajan en astronomía y ciencias espaciales y también las chicas que están estudiando másters o doctorados, para que las mujeres estemos presentes en los principales desarrollos del país, para mejorar las conexiones entre científicas y astrónomas dentro y fuera de África, y para buscar oportunidades laborales a las jóvenes que acaban sus estudios STEM.”
Con parte de su corazón en Granada, donde durante años ha estado trabajando en el Instituto de Astrofísica de Andalucía-CSIC, Mirjana siempre quiso trabajar en África; también en eso ha conseguido tocar meta. “No es fácil vivir en África, y dejar familia y amigos. Pero mi sueño ha sido siempre trabajar aquí, donde más necesidades hay. Siempre he querido contribuir a que el mundo sea mejor, con mejores oportunidades para todos, para que el lugar en el que nacemos no condicione nuestro destino –algo que todavía ocurre a millones de niños. Esto es una injusticia contra la que todos debemos luchar para las próximas generaciones. Sólo si ofrecemos como sociedad las mismas oportunidades a todos, habremos tenido éxito.”
En este programa de «El Radioscopio» hablamos con Mirjana sobre su trabajo en África y su reciente premio Nature Award.
Soy licenciada en Filología Inglesa y Máster en Antropología Forense, aunque llevo ejerciendo como periodista desde que tenía 20 años. En la actualidad trabajo en Canal Sur, donde realizo junto a Emilio García (IAA-CSIC) el programa de ciencia de radio “El Radioscopio”, por el que hemos ganado, entre otros, tres Prismas y el Premio Andalucía de Periodismo. Se puede decir que soy feliz por haber conseguido unir dos de mis grandes pasiones: radio y ciencia.