Entrevista con el neurocientífico Anil Seth: El problema real de la consciencia

Por Colaborador Invitado, el 17 febrero, 2023. Categoría(s): Divulgación • Neurociencia
El neurocientífico Anil Seth durante una charla TED

La filosofía de la consciencia se ha adentrado en aguas profundas gracias a las neurociencias. La creación del yo (Sexto Piso, 2023) de Anil Seth es tanto una síntesis de numerosas investigaciones como un enfoque propio que entiende la consciencia como una especie de máquina evolutiva de predicciones. El problema difícil de la consciencia sigue casi intacto (el porqué y el cómo), pero hay otros aspectos que se han ido aclarando y nos acercamos al problema real de la consciencia (sus propiedades); sabemos que la información y su integración son importantes, si bien la consciencia no equivale, según Seth, a la mera información integrada. El libro contiene una ingente cantidad de información que requiere de cierta integración y análisis por parte del lector. El esfuerzo, y esto es una predicción hecha por mi consciencia, merece la pena.

ANDRÉS LOMEÑA: Abordar el problema real de la consciencia implica aceptar las contribuciones de otros psicólogos, neurobiólogos y filósofos. En este sentido, su nueva ciencia de la consciencia es muy ecléctica. Ahora bien, agradecería saber si podemos excluir algunas teorías e ideas en torno a la consciencia, como aquellas que localizan este fenómeno en sustratos no biológicos o lo ven como efectos cuánticos que se producirían en los microtúbulos.

ANIL SETH: Sí, creo que se ha conseguido un progreso importante para entender las bases de la consciencia y me siento afortunado de haber desarrollado mi carrera investigadora en este área en un momento tan efervescente. He aprendido mucho de psicólogos, filósofos y neurocientíficos, pero también de matemáticos, físicos y psiquiatras. Este campo es realmente multidisciplinar. Una consecuencia de este progreso es que algunas ideas están perdiendo su relevancia. La propuesta de que la consciencia depende de interacciones cuánticas en los microtúbulos es una de esas ideas. No explica nada y no hay una evidencia real por ninguna parte. Está perdiendo fuerza porque tenemos muchas otras teorías (entre las que están mis propias ideas) que cada vez explican más las propiedades de la consciencia y que promueven experimentos que pueden ser comprobados en un laboratorio o en una clínica.

Cuando se habla de consciencia no biológica, hay muchas expectativas… y más desacuerdos aún. Algunas ideas, como la Teoría de la Información Integrada (TII), predice que la consciencia puede darse en cualquier sistema, sea biológico o no, siempre y cuando tenga una forma correcta de estructura interna. Para aceptar esto, tienes que aceptar la teoría, y no hay ningún consenso al respecto. La mayor parte del entusiasmo desaforado que hay tiene que ver con la Inteligencia Artificial. Nuevas tecnologías como la generación de lenguajes son bastante buenas en una conversación. Todavía parece fácil cazar a la máquina, pero no es difícil imaginar que en el futuro se podrá dar una impresión muy convincente de que se habla con una mente consciente. Si esto ocurre, eso indicaría más credulidad humana que consciencia artificial. Hay muchas razones por las que digo esto, pero la más importante es que, a mi juicio, la consciencia probablemente dependa de nuestra naturaleza como seres vivos. Tiene que ser necesariamente un fenómeno biológico.

 

A.L.: Somos máquinas predictivas y la consciencia es una alucinación controlada, así que finalmente lo que importa no es tanto la realidad como tal, sino el posible uso que asignamos a nuestro entorno. Menciona Karl Friston, para quien predecir el futuro es útil para ahorrar energía. No termino de verlo. Me acuerdo del genio maligno de Descartes y de nuestro anumerismo. Nuestros cerebros parecen malas máquinas predictivas.

A.S.: La idea del cerebro como una máquina predictiva es central en mi enfoque de la percepción humana, de la cognición y de la consciencia. Así es, no vemos el mundo tal cual es, sino como es útil para nosotros hacerlo (“No vemos las cosas como son, las vemos como somos nosotros”, dijo la conocida novelista Anaïs Nin). Estoy de acuerdo con Karl y con otros en que la principal razón de por qué los cerebros son máquinas predictivas es para mantener al cuerpo con vida. Ahorrar energía es parte de la historia, pero el principio es mucho más complejo. La predicción (del futuro y del presente) es una magnífica forma de controlar un sistema, de mantenerlo estable ante perturbaciones. Este dispositivo biológico fundamental para mantenerse con vida está, de acuerdo con mi teoría, en el centro de por qué los cerebros usan predicciones para percibir (y controlar) tanto el cuerpo como el mundo. Por eso el yo también se entiende mejor como una forma de percepción. Nada de esto significa que nuestros procesos conscientes de pensamiento sean siempre fiables. La evolución se ha asegurado de que los cerebros sean muy buenos en cierto tipo de predicciones, pero no tanto en otros.

 

A.L.: El emergentismo se me antoja como una especie de válvula de escape a las dos visiones habituales: el monismo y el dualismo. La explicación emergentista es ambigua y no sé si explica algo realmente distinto.

A.S.: Emergencia es, en efecto, un concepto resbaladizo. Básicamente, viene a decir que el todo es de alguna forma más que la suma de las partes. Dudo que este concepto resuelva algo por sí solo. Si lo usas matemáticamente, entonces puede proporcionarte herramientas útiles para entender cuántas partes de bajo nivel hay y cómo el comportamiento individual de las neuronas puede relacionarse con lo global (con las propiedades aparentemente unificadas, como en una experiencia consciente). A mi entender, medir matemáticamente la emergencia puede ayudar a entender el problema real de la consciencia, dándonos explicaciones comprobables que ligan las propiedades del cerebro con las propiedades de la experiencia consciente de un modo que debería ser falsable. Por ejemplo, podríamos predecir que la dinámica cerebral será menos emergente cuando la consciencia se pierda. Mis colegas y yo estamos trabajando ahora con unas cuantas formas de medir la emergencia. No estamos solos en esto. Se está volviendo un tema candente el cruce entre física, matemáticas y biología (por cierto, mis medidas preferidas de emergencia usan la información en términos puramente estadísticos, como una forma de proporcionar las medidas más generales posibles a la hora de describir las interacciones neuronales).

 

A.L.: En el libro sugiere que no tenemos un reloj interno. Científicos como David Eagleman han tratado de buscarlo sin mucho éxito. ¿Entonces los ritmos circadianos no intervienen en nuestra consciencia? ¿Es esta una victoria para el empirismo frente al racionalismo?

A.S.: ¡No lo creo! Nuestra experiencia vivida será siempre una mezcla de ambos enfoques. Hablando de percepción temporal, he de decir que he tenido la suerte de trabajar con alguien tan brillante como Warrick Roseboom, que ha intentado durante años mostrar que nuestra experiencia del tiempo no puede explicarse con metáforas como las del reloj interno y otras similares. Claro que tenemos ritmos circadianos y estos pueden afectar diferentes aspectos de nuestra biología, lo que incluye las experiencias conscientes de fatiga y demás; he tenido jet-lag casi toda la semana pasada, así que estoy seguro de ello. Warrick y yo, junto a otros en el laboratorio, hemos mostrado cómo nuestras experiencias de duración, en escalas cortas que van de un segundo a un minuto, se explican porque el cerebro guarda un registro de cambios en la percepción. Dicho de manera muy sencilla: cuando suceden muchas cosas (cosas significa aquí cambios perceptivos que el cerebro detecta), experimentamos el tiempo como más duradero. Hemos probado esta idea en muchos experimentos, usando imágenes cerebrales y modelos computacionales, y funciona siempre.

 

A.L.: La consciencia está más relacionada con estar vivo que con la inteligencia y requiere un contexto social para existir. Me gusta cuando cita a John Donne: “Ningún hombre es una isla”. ¿Más socialización acarrear más consciencia?

A.S.: En efecto, la consciencia está íntimamente relacionada con nuestra naturaleza como seres vivos y la inteligencia no es lo mismo que la consciencia. Aunque el contexto social es importante para nosotros como humanos, no hace falta para la consciencia en general. Tal y como yo lo veo, las redes sociales contribuyen a nuestra experiencia del yo: parte de cómo experimento ser yo es cómo percibo las percepciones de otros sobre mí. Hay muchos animales no humanos que son probablemente conscientes, pero que no tienen vidas sociales demasiado ricas. Los pulpos sirven de ejemplo.

 

A.L.: Me ha hecho ser más consciente de todo.

A.S.: Siempre ha habido mucho escepticismo sobre si la consciencia se puede explicar con ciencia y filosofía. Aunque es difícil estar seguros, creo que hay muchas razones para el optimismo. Una mejor comprensión de la consciencia no tiene por qué ser una amenaza a nuestra concepción de quiénes somos. Una explicación científica de la consciencia nos ayudará a sentirnos más cerca del resto de la naturaleza, y no más apartados.

También hay muchas consecuencias prácticas. Una es la idea de diversidad perceptiva. Del mismo modo que todos nos diferenciamos por el exterior, como el color de piel o la estatura, todos nos diferenciaremos también por el interior, ya que nuestras experiencias del mundo son predicciones basadas en el cerebro y todos tenemos cerebros diferentes. No se sabe mucho sobre el alcance de esta diversidad interior y ahora estamos intentando arreglarlo con una ambiciosa investigación llamada El censo de la percepción. Si alguno de tus lectores quiere ayudar en esta investigación, así como aprender más sobre sus propios poderes perceptivos, recomiéndales esta página web: https://perceptioncensus.dreamachine.world

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Esta entrevista nos la envía Andrés Lomeña Cantos (@andresitores). Estudió periodismo y se especializó en teoría de la literatura y literatura comparada. Trabaja como profesor de filosofía en un instituto de educación secundaria e investiga sobre los mundos imaginarios de las novelas.

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Por Colaborador Invitado, publicado el 17 febrero, 2023
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