El Zodiaco, el error de ver el pasado con los prejuicios del presente

Por Colaborador Invitado, el 16 marzo, 2023. Categoría(s): Astronomía • Divulgación
El Zodiaco, el error de ver el pasado con los prejuicios del presente.
Lo que nos revelan los catálogos de Hiparco y Ptolomeo.

A principios de 2023, en las redes sociales corrió el bulo de que la NASA iba a cambiar las fechas de los signos zodiacales y que daría entrada a un nuevo signo, Ofiuco. Con tal motivo, en distintos medios aparecieron “explicaciones científicas” sobre el supuesto error que cometían los astrólogos al utilizar en los horóscopos fechas de hace más de 2000 años.  No seré yo quien de la menor validez a los horóscopos. Sin embargo, en la Grecia Clásica la astrología impulsó el desarrollo de la astronomía y el razonamiento utilizado por Ptolomeo para explicar la influencia de los cielos en la vida de las personas tiene elementos que recuerdan mucho a los utilizados por los científicos en la actualidad.

Las obras de Nicolas Hiparco y Claudio Ptolomeo fueron la referencia de la astronomía y la astrología al menos hasta el siglo XVII.  Ellos propusieron definiciones precisas para las constelaciones y signos zodiacales. Es frecuente que quienes se refieren en la actualidad a la astronomía anterior al siglo XX olviden que la definición de las constelaciones, como la entendemos en la actualidad, es de 1930.

Hiparco y la precesión de los equinoccios

A mediados del siglo II a.C. el astrónomo y matemático Hiparco observaba el cielo desde su observatorio de la isla de Rodas. Medía la posición de las estrellas con una esfera armilar que él mismo había perfeccionado. Su objetivo era elaborar un catálogo de estrellas. De cada estrella registraba su posición mediante dos coordenadas (similares a la longitud y la latitud geográficas), y su magnitud (brillo aparente).

Al medir la posición de Spica (Alfa Virginis), la estrella más brillante de la constelación de Virgo,  se percató de que se había desplazado unos 2º de latitud respecto a la posición registrada por Timocares y otros astrónomos hacía casi dos siglos. Quizás pensó que era un error de medida, pero la misma desviación sistemática se daba en otras estrellas, como Regulus (Alfa Leonis) en la constelación de Leo. Aunque no disponemos de la explicación exacta que dio debe parecerse a lo siguiente:

El Sol, en su «movimiento aparente» visto desde la Tierra, describe una curva alrededor de la Tierra que llamamos eclíptica. Las estrellas fijas están sobre una esfera (la 8º). Los polos celestes son los puntos de corte de esta esfera celeste por la prolongación del eje terrestre.  El eje terrestre se mueve muy lentamente como si fuera una peonza (para Hiparco la Tierra estaba inmóvil y era la esfera celeste la que se desplazaba). El eje de la peonza forma un ángulo respecto de la vertical (oblicuidad de la eclíptica) que Hiparco estimó en 23°40’, con un error menor a 3’ del que tenía en esa época, que es de una precisión sorprendente.  Este movimiento lo conocemos como precesión de los equinoccios.

Debido a este movimiento el Norte celeste, que ahora (casualmente) marca aproximadamente la estrella Polar, se desplaza y dentro de unos milenios apuntará a Vega y hace 5000 años fue Thuban.

Hiparco dedujo que, si tenemos la posición de una estrella y queremos saber su posición pasada o futura en un periodo largo de tiempo, hemos de hacer una corrección en longitud de aproximadamente 1⁰ por siglo (con datos actuales el ciclo completo tarda 71.6 años/grado × 360 grados = 25 776 años). Así lo hizo Ptolomeo.

Hiparco creó el Catálogo de Hiparco, primer mapa conocido del cielo nocturno, que se estima contenía 850 estrellas. Se desconocía el contenido del catálogo, salvo para algunas estrellas gracias a los comentarios de Hiparco a un poema astronómico de Arato.

Las gemelas Agnes Smith Lewis y Margaret Dunlop Gibson, especialistas en estudios bíblicos, habían adquirido en diversas compras, realizadas entre 1895 y 1906, lo que se conoce como Codex Climaci Rescriptus (CCR) con la traducción siriaca de la ‘Escalera del divino ascenso’ o Scala Paradisi de Juan Clímacos. Se descubrió que se trataba de un palimpsesto que ocultaba textos bíblicos escritos en una variedad del arameo.  Años después, se descubrió que bajo ese texto oculto en arameo subyacía otro en griego. Un análisis multiespectral de imágenes (Journal for the History of Astrononomy. Octubre 2022) reveló que corresponde parcialmente al desaparecido catálogo de estrellas de Hiparco. Esto ha permitido compararlo con el de Ptolomeo. Los investigadores han concluido que Ptolomeo compuso su catálogo de estrellas combinando varias fuentes,  el catálogo de Hiparco, sus propias observaciones y, probablemente, las de otros autores. Las medidas de Hiparco (para las estrellas comparadas) se consideran mejores que las de Ptolomeo.

Coordenadas eclípticas y ecuatoriales

Antes de seguir nos va a ser útil recordar qué son las coordenadas celestes, y la notación usada por Ptolomeo.

En el catálogo de Ptolomeo la posición de las estrellas se establece mediante coordenadas eclípticas que utilizan la longitud y la latitud parecida a las empleadas para posicionar un punto en la geografía terrestre.

La longitud eclíptica toma como referencia el punto Aries o punto vernal, que es el punto de la eclíptica a partir del cual el Sol pasa del hemisferio sur celeste al hemisferio norte, lo que ocurre en el equinoccio de marzo. Los planos del ecuador celeste y la eclíptica se cortan en una recta, que tiene en un extremo el punto Aries y en el extremo diametralmente opuesto el punto Libra.

En la actualidad, la longitud eclíptica se expresa de 0° a 360°, sin embargo, en el catálogo de Ptolomeo y en las tablas que derivaron de él, se referencia a los signos zodiacales. Para ello, , según se muestra en la Tabla, se tiene en cuenta que cada signo zodiacal ocupa uno de los 12 sectores de 30 grados en los que se divide la eclíptica.  Por ejemplo, una longitud eclíptica de 153º se expresa: Vir 3º. Como el punto Aries no es el mismo cada año, es necesario conocer respecto a qué año está expresada la longitud eclíptica.

La latitud eclíptica es el ángulo que forma el objeto celeste con el plano de la eclíptica; positivo si se mide hacia el Norte eclíptico y negativo en caso contrario. Se mide en grados sexagesimales y su valor está entre +90º y -90.

En el catálogo de Hiparco se emplean coordenadas ecuatoriales que se diferencian de las eclípticas en que utiliza  el ecuador celeste  en vez de tomar como base el plano de la eclíptica.

Signos y constelaciones zodiacales

En el s. II d.C., desde la ciudad egipcia de Alejandría, Claudio Ptolomeo escribió ‘Sintaxis matemática’ (Μαθηματικὴ Σύνταξις), el libro de astronomía más influyente durante los 1400 años siguientes.  Se tradujo del original griego al árabe en el siglo IX con el título Al-Majisti (‘el más grande’) o Almagesto. Fue prácticamente desconocido en Europa hasta que Gerardo de Cremona lo tradujo del árabe al latín en Toledo (c. 1175).

En él se desarrolla el modelo geocéntrico ptolemaico (ver la figura) que describe ingeniosos métodos geométricos que permitían determinar las posiciones y trayectorias de los planetas, la predicción de eclipses y otros cálculos astronómicos.  Suponía ocho esferas, con un planeta sobre cada una de ellas, considerándose tales:  el Sol, la Luna y los cinco planetas visibles. En la octava esfera estaban las estrellas fijas. La Tierra ocupaba el centro, aunque no todas las esferas tienen el mismo centro.

En la 9ª esfera están los signos zodiacales, cuyos nombres derivan del nombre de animales, de hecho, zodiaco significaba en griego rueda de animales (cuyo origen se remonta a Mesopotamia).  Se dice que el Sol está en un signo zodiacal cuando éste queda tras de él visto desde la Tierra. El Sol está en un signo durante aproximadamente 30 días, que es la duración de mes.

Modelo Ptolemaico (interior). Estrellas fijas (8ª esfera). Signos zodiacales (9ª esfera). GSL-2023

Por su parte, las estrellas se agrupaban en constelaciones. En Grecia una constelación era el conjunto de estrellas que formaba el dibujo que daba nombre a la constelación (imagine las estrellas como puntos en un papel unidos con trazos). Las otras estrellas próximas se consideraban estrellas asociadas a la constelación. Naturalmente, en la Grecia clásica no se conocían todas las constelaciones que forman la esfera celeste. La definición actual de constelación incluye todas las estrellas de un área de la esfera celeste. Éstas fueron definidas hace menos de un siglo, en 1930, por la Unión Astronómica Internacional (UAI).

Las constelaciones zodiacales son aquellas incluidas en una franja de la esfera celeste que se extiende, aproximadamente, unos 9 grados a ambos lados de la eclíptica.

En la época de Hiparco se hizo corresponder a cada constelación zodiacal con el signo zodiacal del mismo nombre, aunque no hay una correspondencia directa pues constelaciones y signos ocupan extensiones diferentes. Realmente hay 13 constelaciones que pasan por la eclíptica, la décimo tercera es Ofiuco, y los griegos lo sabían, pero los catálogos de estrellas normalmente tomaban como referencia los signos zodiacales y no las constelaciones zodiacales, y Ofiuco está distribuida (no será siempre así) entre los signos de Sagitario y Escorpio.

Sin embargo, esa correspondencia aproximada entre signos y constelaciones fue por un tiempo relativamente breve debido a la precesión de los equinoccios.  Los signos mantenían su posición fija en la 9ª esfera mientras las constelaciones, que estaban en la octava esfera, como se muestra en la figura, avanzaban lentamente (aprox. 1º por siglo).

En los textos antiguos las constelaciones aparecen con sus nombres mientras que los signos zodiacales aparecen identificados por sus símbolos. Por ello, la confusión que ahora hay entre signos y constelaciones zodiacales no existía. No olvidemos que son dos conceptos diferentes y los griegos así lo entendían.

Los signos zodiacales eran más relevantes que las constelaciones zodiacales, pues eran los signos zodiacales los que se creía influían en las personas, y los que marcaban las estaciones climáticas y las cosechas. Recordemos que el punto Aries (se indica Ari 0º) coincide con el inicio del signo de Aries que corresponde exactamente al equinoccio de primavera (en el hemisferio boreal). De hecho, el problema del desplazamiento de fecha con las estaciones, que obligó a varias revisiones del calendario, no existe si se toma como base los signos zodiacales.

En la tabla se comparan las fechas actuales (pueden oscilar uno o dos días dependiendo del año concreto) en las que el Sol recorre un signo zodiacal y la constelación relacionada. Por lo explicado, en el caso del signo zodiacal es 30 días, en las constelaciones varía pues sus extensiones son distintas (Por ej.: La de Virgo es casi el doble que la de Libra).  Además, por la precesión de los equinoccios, están desplazadas respecto de los signos casi un mes en promedio y esta diferencia continuará aumentando.  Eso no quiere decir que haya que revisar los signos de los horóscopos pues, como hemos visto, son conceptos distintos. En cualquier caso, no hay que preocuparse  por pertenecer a uno u otro signo zodiacal pues eso no va a marcar nuestras vidas.

El catálogo de Ptolomeo

El Almagesto incluía un catálogo con algo más de mil estrellas. De cada estrella se da su latitud longitud, magnitud, y una descripción. En este último apartado, para 11 estrellas aparece su nombre propio, para al resto, siguiendo la tradición de Eratóstenes e Hiparco, una breve descripción de su posición relativa en cada constelación. Por ejemplo: a la estrella que hoy llamamos Denebola, la describe como «la estrella en el extremo de la cola». Las posiciones tomaban como referencia su situación en el equinoccio del primer año del reinado de Antonino (año 138). Las estrellas se agrupaban en 48 constelaciones:  12 constelaciones zodiacales, 21 al norte de las zodiacales y 15 al sur. Estas últimas eran las visibles desde Alejandría, cuando se confeccionó el catálogo.

La tabla muestra un ejemplo del contenido del catálogo de Ptolomeo. Corresponde parcialmente a la Constelación de Leo. Las cuatro primeras columnas son una traducción literal del catálogo y las tres últimas aclaraciones añadidas. Observe que en la columna Longitud, los valores numéricos van precedidos de un símbolo que corresponde a un signo zodiacal (ver última columna).  Una misma constelación puede estar distribuida entre varios signos. Por ejemplo, como se ve en la tabla, en Leo, aparecen dos símbolos zodiacales: el de Cáncer y el de Leo. Por tanto, la constelación zodiacal Leo estaba distribuida entre los signos de Cáncer y Leo. Estos valores, corresponden al año 138 d.C., que es del catálogo de Ptolomeo. Para actualizarlo a otro año los valores de columna Longitud deben ser modificados. Por ejemplo: Regulus en el Almagesto tiene por longitud: ♌︎2 ½, en la actualidad (2023) tiene por longitud eclíptica 150º 09’, que en la notación del Almagesto es:  ♋︎ 0º. Por tanto, ha pasado del Signo zodiacal Leo (♌︎) al de Virgo (♋︎).

Las estrellas de la constelación de Ofiuco (que corta la eclíptica y por tanto es una constelación zodiacal) toma como referencia los signos zodiacales de sagitario y capricornio.

El Tetrabiblos

Tras el Almagesto, Ptolomeo escribió Tetrabiblos (τετράβιβλος, el original griego, y en latín Quadripartitum), que significa ‘cuatro libros’. Ptolomeo consideraba que los cielos influían sobre las personas y, como veremos, lo argumentaba. Por eso, consideraba muy importante entender la mecánica del cielo. El Almagesto lo escribió como complemento del Tetrabiblos, y no al revés.

Al igual que el Almagesto, fue traducido al árabe (s. IX) y de éste al latín (s. XII). Su relevancia en la Europa medieval fue superior a la del Almagesto y pasó a formar parte de la enseñanza universitaria, generalmente asociado a los estudios de medicina.

Mientras que el Almagesto era un libro sobre lo que hoy consideramos astronomía, el Tetrabiblos es de astrología. Para Ptolomeo astronomía y astrología son complementarias y lo aclara en la introducción al Tetrabiblos:

La primera [se refiere a la Astronomía] trata de aquello que aprendemos los aspectos de los movimientos del sol, la luna y las estrellas en relación entre sí y con la tierra, tal como ocurren de vez en cuando; la segunda [la Astrología] es aquella en la que por medio del carácter natural de estos mismos aspectos investigamos los cambios que producen en aquello que les rodea”.

En el capítulo 2 da argumentos para justificar la base científica de la astrología:

Porque el Sol,​ junto con el ambiente, siempre está afectando de alguna manera todo en la tierra […].  Los labradores y pastores …, a partir de los vientos que prevalecen en el momento de la fecundación y de la siembra de la semilla, la calidad de lo que resultará […]. Si, pues, un hombre conoce con precisión los movimientos de todas las estrellas, el sol y la luna, de modo que ni el lugar ni el tiempo de ninguna de sus configuraciones escape a su atención,…; y si es capaz de determinar a la vista de todos estos datos, tanto científicamente como por conjetura acertada, la marca distintiva de calidad resultante de la combinación de todos los factores, ¿qué le impide poder decir en cada ocasión dada la características del aire a partir de las relaciones de los fenómenos en el momento, por ejemplo, que será más cálido o más húmedo? ¿Por qué no puede él, también, con respecto a un hombre individual, percibir la cualidad general de su temperamento del ambiente en el momento de su nacimiento … sirviéndose del hecho de que tal o cual ambiente está en sintonía con tal o cual temperamento y es favorable a la prosperidad, mientras que otro no está tan en sintonía y conduce al perjuicio?”

El razonamiento anterior suena bastante a la forma de argumentar de la ciencia moderna. Me pregunto: ¿cuánto de lo que ahora consideramos ciencia en unos siglos parecerá tan exotérico como ahora nos resulta el Tetrabiblos?

En el Tetrabiblos se da especial relevancia a la posición de los planetas, entre los que se incluye el Sol y la Luna. En él se describen posiciones planetarias que tienen “… familiaridad con las partes del zodíaco, a través de lo que se llama sus casas, triángulos, exaltaciones, términos, similares”. Por eso el Almagesto está dedicado en su mayor parte a describir un método, nada sencillo, para calcular la posición de los planetas (incluye como tales a el Sol, la Luna y los cinco planetas visibles).

El Tetrabiblos establece las casas o domicilios (lugar preferido por el planeta) asociados a los signos zodiacales, dividiéndolas en diurnas y nocturnas, excepto el Sol que solo tiene casa diurna y la Luna que solo tiene casa nocturna quedando según se muestra en la figura.

Domicilios de los planetas: Diurnos (semicírculo superior) y Nocturnos (semicírculo inferior).  Quadripartitum. La casas diurna y nocturna, en algún caso depende de la edición que se utilice. La que se muestra es la que se obtiene en el ejemplar disponible en la Biblioteca Histórica de la Universidad de Salamanca  (http://alfama.sim.ucm.es/dioscorides/consulta_libro.asp?ref=X531923923 . Ir a Imagen 19). Coincide con la interpretación de Barton, Tamysn. Ancient Astrology (Routledge 1994). Pág 96.

La astronomía árabe

El catálogo de Ptolomeo fue mejorado en el mundo árabe, fundamentalmente por el astrónomo persa al-Ṣūfī (903–986), o Azophi, en forma latinizada.  A él y a otros astrónomos árabes le debemos el nombre de muchas de las estrellas con nombre propio. Al-Ṣūfī recogió su trabajo en el “El libro de las estrellas fijas” (“Kitāb al-Kawākib al-Thābitah”), que podemos considerarlo una actualización del Almagesto. En este libro se incluyeron los nombres para algunas estrellas que utilizamos en la actualidad. Una de las características que lo hacen especialmente atractivo es la representación gráfica de las constelaciones (como en el ejemplo de la figura), algo que no tenía el Almagesto. Hasta el siglo XVII, con la aparición de los primeros planisferios, no habría en Europa ninguna representación tan fiel.

Representación de Leo en “El libro de las estrellas fijas”, Bodleian Library MS. Marsh 144

Una version más precisa de las posiciones de las estrellas las realizó Ulugh Beg, desde su observatorio de Samarkanda (en el actual Uzbekistan), publicándolo en 1437.

Ptolomeo y quienes le siguieron consideraban que los cielos influían en el mundo terrenal. Al menos hasta el siglo XVII astronomía y astrología eran indistinguibles. Muchos cálculos astronómicos se hicieron para apoyar a lo que hoy llamamos astrología. Para facilitarlos se crearon tablas y almanaques.

En una próxima entrada contaremos cómo evolucionaron tablas y almanaques desde la época árabe hasta la Salamanca de la segunda mitad del siglo XV, en la que vivió el gran astrónomo Abraham Zacut. Ellos contribuyeron a la revisión del calendario e intervinieron en el tratado de Tordesillas, que repartiría los mares entre España y Portugal.

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Este artículo nos lo envía: Guillermo Sánchez León. Otros artículos suyos de divulgación científica lo podéis encontrar aquí.  Algunos de ellos y los relatos de divulgación científica los ha publicado en Naukas que podéis encontrar en el siguiente enlace.

Referencias y más información:

No es extraño que cuando se citan libros históricos se recurra a segundas referencias y a veces trasmitan errores. A veces los textos originales no se conservan y se utilizan traducciones de hace siglos, e incluso pueden existir pequeñas diferencias de un mismo libro pues antes de la invención de la imprenta no había dos libros estrictamente iguales. En este caso hemos consultado las siguientes libros disponibles en la La Biblioteca General Histórica de la Universidad de Salamanca.

Ptolemaeus, Almagesto. [ https://brumario.usal.es/permalink/34BUC_USAL/16fd82o/alma991000078029705773 ]. También Almagest (traducción al inglés por G. J. Toomer, Duckworth & Co. Ltd, London 1984)

Ptolemaeus. “Tetrabiblos”o “Quadripartitum opus”. Venetiis, 15 enero, 1484 (http://alfama.sim.ucm.es/dioscorides/consulta_libro.asp?ref=X531923923 . También hemos consultado la traducción del griego al inglés de F. E. Robbins, Loeb Classical Library. (https://penelope.uchicago.edu/Thayer/E/Roman/Texts/Ptolemy/Tetrabiblos/home.html).

Vranologion siue Systema variorum authorum, qui de sphaera, ac sideribus, …, ad Aratum, Ptolomaei …[ (https://brumario.usal.es/discovery/fulldisplay?context=L&vid=34BUC_USAL:VU1&search_scope=Fondo_Antiguo&tab=Fondo_Antiguo&docid=alma991004869609705773 )]

 



Por Colaborador Invitado, publicado el 16 marzo, 2023
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