El fin del mes de agosto nos ha sorprendido con la noticia del descubrimiento del elemento ununpentium (Uup), de número atómico 115. En realidad ya fue descubierto en 2003, pero el asunto no es tan fácil como descubrir un día un elemento, ponerle tu nombre y ya está en la tabla. Aquí no vamos a hablar sobre el Uup, solo señalaremos cómo se nombran los nuevos elementos.
Unos pocos son los elegidos
Actualmente unos pocos laboratorios monopolizan los experimentos de síntesis de nuevos elementos, básicamente son (hay otros): Laboratorio Nacional Lawrence Livermore (California, EEUU), Compañía para la investigación de iones pesados ( Darmstadt, Alemania) y el Instituto Central de Investigaciones Nucleares (Dubna, Rusia). Crear elementos no es nada fácil, de ahí la existencia de pocos laborarorios. Los nuevos elementos tienen núcleos pesados y son muy inestables. Para conseguirlos, en líneas generales, se hacen colisionar dos elementos concretos y se observa si se tiene o no lo esperado. La vida de estos elementos obtenidos es muy corta (del orden de milisegundos o inferior), así que observar estos elementos es una tarea ardua o imposible. Pero a veces, se consigue.
Denominación de nuevos elementos
La IUPAC establece una forma provisional de nombrar los nuevos elementos, hasta que no se confirme su verdadera síntesis. De paso, se evitan controversias sobre denominaciones que han existido en el pasado. Por ejemplo, la famosa dualidad de nombre para el elemento de número atómico 74 (volframio-tungsteno). Una vez se han confirmado los experimentos y se ha establecido el correspondiente acuerdo comienza el proceso de denominación propiamente dicho.
La regla es simple: si descubres uno nuevo elemento el nombre que le pones es el correspondiente a leer cada uno de los dígitos de su número atómico.
A la palabreja obtenida se le agrega la terminación -ium (-io en español, aunque está muy extendida la denominación en latín), eliminándose la «i» si hay duplicidad (casos 2 y 3). En en caso del nuevo elemento se tiene número atómico 115, es decir, habría que decir dos veces el uno (un), una vez el cinco (pent) y terminar con -ium: un un pent ium, unumpentium. Para todos los elementos (confirmados y no), el nombre se escribe siempre en minúsculas y la primera letra del símbolo en mayúsculas.
Así podemos nombrar de forma provisional cualquier elemento, aunque no exista. Se me antoja curioso el elemento hipotético (inviable físicamente) de número atómico 666, el número de la bestia. Por diversión, podemos imaginarnos un satanás constituido de átomos de este tipo de elementos: hexhexhexium. Sería una criatura verdaderamente pesada, tal vez por eso se diga que está en el fondo de la Tierra.
El nuevo nombre del ununpentium
Hasta que la IUPAC no confirme el descubrimiento nos sabremos el nuevo nombre. Tengo un amigo que trabajó en GSI y siempre decía que un nombre curioso para un elemento sería «andaluzio» . ¿Te atreves a ponerle un nombre al nuevo elemento?
Los últimos elementos
En una nota del 30 de mayo de 2012 la IUPAC comunicaba oficialmente la aprobación oficial de dos nuevos elementos, el flevorio (Fl), de número atómico 114 y el livermorio (Lv), de número atómico 116. Publicaron la siguiente tabla periódica actualizada.
Si se aprueba el descubrimiento del ununpentium, estaría en el hueco entre estos dos últimos elementos citados. Pero antes, como dice Alejandro Tropea, tendrá que sufrir las novatadas de los demás elementos.
Nota magufa
En la entrada de wikipedia referente a ununpentium puede leerse:
En el mundo de la teoría de la conspiración de OVNI, durante la década de los 80 y la década de los 90, Bob Lazar afirmó que unumpentio de color naranja funcionaba como «combustible» para OVNIS, para que el ununhexio ascienda de número se le bombardea, y que los productos del decaimiento de ununhexio incluirían antimateria. Estos procesos se consideran inverosímiles en términos de la física nuclear.
Sin comentarios.
Soy Licenciado en Física y actualmente trabajo como profesor de Ciencias en Secundaria. He publicado varios libros de divulgación científica: La conspiración lunar, ¡Vaya timo! (Laetoli) y las biografías científicas en RBA Arquímedes, Ampère y Boyle (traducidas al francés, italiano y ruso). También autor de libros de texto de ciencias de secundaria en Algaida-Anaya. Blog: Ciencia en el XXI.