El tiempo vuela, igual que las moscas, así que era cuestión de tiempo que alguien aunara ambos conceptos y crease un reloj de moscas. Basicamente el artilugio consiste en una tira de papel adhesivo que va moviéndose despacito. Cuando el pobre díptero tiene la maña suerte de posarse en la trampa móvil, su destino está sellado. Al final del circuito su cuerpo caerá en una pila de combustible microbiana en la que las bacterias presentes digerirán su organismo transformándolo en energía química, la cual una vez transformada a energía eléctrica alimentará al reloj digital.
La inspiración viene de la naturaleza, y es que el «pegajoso» truco viene siendo usado por las droseras desde hace eones. Y como en reloj cerrado no entran moscas, os dejo con el vídeo para que veais que no estoy bromeando.
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La pesadilla de cualquier insecto. Si algún día te ves en la terrible situación que le sucedió a Scott Carey, mantente lejos de esa cinta mortífera insensato. ¡Por si las moscas!
La idea loca se les ocurrio a los diseñadores James Auger y Jimmy Loizeau, afincados en Gran Bretaña, y me enteré leyendo Boing Boing.
Miguel A. Artime Menéndez (Avilés 1971). Estudió informática en la Universidad de Oviedo. En 2002 comienza a publicar traducciones en el germen de lo que luego sería Astroseti, web que con el tiempo se convertiría en la web astronómica más visitada en lengua hispana. En Astroseti coordina la sección del Instituto de Astrobiología de la NASA (NAI). En 2005 la agencia espacial estadounidense le invita (junto al creador de la web Emilio González) a San Francisco para la conferencia AbSciCon. Comienza su experiencia con los blogs abriendo una bitácora en Barrapunto en 2005. En noviembre de 2006 funda su blog Maikelnai’s Blog. En 2009 recibe en Sevilla el premio Bitácoras al mejor blog cultural. En junio de 2010 comienza a colaborar con Yahoo! abriendo el blog Cuadernos de Ciencia junto a Javier Peláez.