La comunicación de la ciencia del tiempo

Por Divulgameteo, el 22 diciembre, 2012. Categoría(s): Divulgación • Medio Ambiente

Desde que el hombre del tiempo entró en nuestras casas, gracias a la televisión, las predicciones meteorológicas no han parado de mejorar, siendo cada vez más certeras y precisas. Tal y como avalan algunas encuestas, la gente percibe dicha mejora de forma clara, si bien cada cierto tiempo se cuestiona la labor de los meteorólogos, con el argumento, casi siempre, de los supuestos fallos de predicción.

Los modelos matemáticos de predicción numérica, cuyas salidas sirven para confeccionar los pronósticos que se ofrecen a diario en los espacios de información meteorológica, portales de Internet o dispositivos móviles, han alcanzado en la actualidad un nivel de desarrollo y sofisticación superior, incluso, al que hace poco más de una década se pensaba que tendrían. Ello ha sido posible gracias al importante aumento de la capacidad de cálculo de los ordenadores, lo que permite realizar un número mareante de operaciones matemáticas por segundo. En la actualidad existen modelos globales de circulación con un tamaño de rejilla de apenas 15-20 kilómetros y varias decenas de niveles de atmósfera.

Representación artística de la malla de un modelo de predicción numérica del tiempo

Los superordenadores actuales son tan potentes, que no solo hacen correr al modelo de turno en pocas horas, obteniendo campos meteorológicos de distintas variables para diferentes horizontes de predicción. Mediante la técnica de “Ensembles” se corre el modelo hasta 50 veces, variando en cada caso ligeramente las condiciones iniciales, de manera que se obtienen diferentes soluciones que se agrupan en función de su probabilidad de ocurrencia. Surge así el concepto de predicción probabilística. De esta forma, cada estado de tiempo futuro tiene asignada una determinada probabilidad y se diluye la idea del acierto/fallo en el pronóstico.

Todo ello permite generar de forma automática predicciones para decenas de miles de puntos (léase localidades) de todo el mundo, con un horizonte de predicción del orden de la decena de días, asignando a cada variable prevista (temperatura, precipitación, viento…) un determinado rango de probabilidad y su nivel de confianza. Puede afirmarse que hemos aprendido a acotar la incertidumbre inherente a la evolución futura del tiempo atmosférico, lo que supone un importante hito en el conocimiento científico y un salto cualitativo con respecto a las salidas clásicas de los modelos.

Meteograma con predicciones probabilísticas para Hong Kong, obtenido a partir de los datos del modelo determinista del ECMWF mediante la técnica de “Ensembles”.

Uno de los principales retos que tienen los hombres del tiempo encima de la mesa es hacer llegar de forma adecuada al público toda esa gran cantidad de información que comienzan a tener a su disposición. No es una tarea fácil, ya que integrar en su discurso, así como en los grafismos que utilizan, la terminología probabilística requiere de un tratamiento adecuado para no generar confusión entre el público. A pesar de la dificultad, la comunicación meteorológica debe caminar por esa nueva dirección. Los espacios del tiempo han de evolucionar y adaptarse a los nuevos tiempos. No será el final de los tradicionales mapas del tiempo, pero éstos sí que deberán incorporar de alguna manera la incertidumbre. El uso de distintos colores, similar al que se emplea en los avisos meteorológicos, parece la evolución más natural.

La comunicación juega un papel clave en el proceso de transmisión de la información meteorológica. Una buena predicción en origen puede convertirse en mala si no se sabe comunicar de forma adecuada. Los hombres del tiempo son –somos– muy conscientes de ello. El rigor debe acompañar todas sus informaciones. Han de tender un puente entre el lenguaje puramente técnico –difícil de asimilar por la mayoría de la población– y el popular, teniendo mucho cuidado de no abusar de este último, ya que se corre el riesgo de ofrecer una información imprecisa y poco útil, en definitiva.

Los profesionales de la información meteorológica en España, conscientes del importante servicio que ofrecen a la sociedad, han decidido unir fuerzas y caminar juntos por la senda que debe guiarles hacia la máxima eficacia comunicadora. El pasado 3 de diciembre de 2012 tuvo lugar la presentación de ACOMET (Asociación de Comunicadores de Meteorología). Dicha asociación nace con el objetivo básico de mejorar la información y la divulgación meteorológica que se hace en España a través de los distintos medios de comunicación.

Foto de familia con una nutrida representación de hombres y mujeres del tiempo, realizada el pasado 3 de diciembre de 2012, al término de la presentación oficial de ACOMET, en La Casa Encendida, Madrid.

Los hombres del tiempo han de estar en sintonía con el público, para lo cuál deben de saber adaptar su mensaje de forma adecuada y tener claro en todo momento que lo que están contando lo está entendiendo la gente, cuestión esta nada baladí. ¿Sabe todo el mundo qué es un “chubasco localmente moderado”?, ¿interpreta correctamente el significado de los distintos colores en que se clasifican los avisos meteorológicos?, ¿cuántos grados bajarán las temperaturas si escuchamos al hombre del tiempo decir que habrá un descenso notable de las mismas?

A los propios profesionales del tiempo les surgen también dudas sobre cuál es la manera más apropiada de comunicar. ¿Utilizan un lenguaje y unos términos de fácil comprensión?, ¿Saben explicar el cambio climático de forma pedagógica y sencilla, haciendo comprensibles los grados de probabilidad que establecen los científicos?

ACOMET nace con la voluntad de ser una referencia en la promoción de la información meteorológica de calidad, lo que, necesariamente, ha de contribuir a la mejora de la cultura científica de la sociedad española.

Desde estas líneas os invito a conocer la página web de la Asociación (www.acomet-web.com), cuyas puertas tenéis abiertas a cualquier consulta o sugerencia. Nos tienes también en Twitter: @acomet_web



Por Divulgameteo, publicado el 22 diciembre, 2012
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