Ayer por la noche vi por televisión el anuncio publicitario de una nueva crema antienvejecimiento. Al principio era similar a cualquier otro anuncio de este tipo: primer plano de una chica joven mirando a cámara, sonriendo y acariciándose la piel, y primer plano del envase mientras un narrador comenta las revolucionarias bondades de esta crema. Lo que hizo que me alarmase fue uno de los tres componentes estrella anunciados: ADN, retinol e infrarrojos.
Creí que había escuchado mal. Lo del ADN ya lo había visto, así que no me sorprende, lo del retinol también, ya que suele ser el ingrediente fundamental de este tipo de tratamientos, pero ¿cómo demonios podía una crema llevar infrarrojos?
Los infrarrojos (IR) son un tipo de radiación electromagnética de menor energía que la radiación visible y que es emitida por cualquier cuerpo cuya temperatura sea superior a -273oC (cero absoluto), así que en la Tierra la recibimos del Sol y por eso nos calienta, de la misma manera que nuestros cuerpos, al estar a 37 oC, también la emiten. La luz infrarroja del Sol representa el 49 % del calentamiento de la Tierra, siendo el resto causado por la absorción de la Tierra de radiación visible y su re-emisión como infrarroja (albedo). Este fenómeno es uno de los responsables del calentamiento global.
El calor es energía en tránsito debida a la diferencia de temperaturas. A diferencia del calor que se transmite por conducción o convección, la radiación térmica puede propagarse a través del vacío y se caracteriza por un espectro particular de muchas longitudes de onda que se asocia con la emisión de un objeto debido a la vibración de sus moléculas a una temperatura dada. La radiación térmica puede ser emitida a partir de objetos en cualquier longitud de onda y a temperaturas muy altas (llegando a asociarse a radiación más allá del visible y del ultravioleta). Así que la asociación popular de la radiación infrarroja con la radiación térmica es sólo una coincidencia basada en las temperaturas típicas (comparativamente bajas) que se encuentran en la superficie de la Tierra.
En este hecho se basan los equipos de visión nocturna, ya que son capaces de captar la radiación infrarroja de los seres vivos y de cualquier otra fuente de calor. La radiación IR también la empleamos para enviar órdenes a nuestro televisor a través de nuestro mando a distancia, o incluso para conectar periféricos inalámbricos a nuestro ordenador, aunque actualmente se emplea la tecnología bluetooth. También se utiliza en campos de la ciencia como la meteorología, la medicina o la astronomía.
La pregunta es ¿puede una crema tener infrarrojos? Tal y como acabo de explicar, los infrarrojos son radiación, no son materia, así que difícilmente van a formar parte de su composición. ¿Puede una crema emitir infrarrojos? Si viene con un termostato al que podamos suministrarle energía por medio de un enchufe o una batería, pues sí, podría emitir IR, de la misma manera que lo hace una manta eléctrica. Evidentemente es una soberana tontería. Ante esto decidí investigar en la página web del producto.
Ahí está el truco. No es que la crema lleve IR, es que lleva tecnología IR. Esto hizo que me acordase de todas estas terapias contra el dolor basadas en aplicar una fuente de calor, como en procesos artríticos y reumáticos, que poco a poco fueron sofisticándose hasta adquirir el nombre de tratamientos por radiación IR, para lo cual se empleaban focos de calor que básicamente eran bombillas tintadas de rojo. A estas terapias se le fueron sumando beneficios cada vez más dispares y muchos de ellos terminaron ofreciéndose hasta en solariums. Imagino que sería porque los infrarrojos van dándote salud mientras la radiación ultravioleta te la va robando.
Entonces ¿esta tecnología IR está relacionada con las bondades de esta radiación? Pues tampoco. Seguí buceando por la página web del producto y me encontré que era todo lo contrario.
Ahora resulta que había algún estudio que decía lo opuesto, que la radiación IR era perjudicial para la piel. Cito: Los rayos infrarrojos generan radicales libres que lesionan el ADN. También empeoran el envejecimiento producido por los rayos UV y pueden ser los causantes de la pérdida de firmeza y elasticidad de la piel. La traducción de esto que si la radiación puede “lesionar el ADN” es que es una radiación mutagénica y por tanto podría relacionarse con el cáncer, igual que la UV (utravioleta), cosa que me parece más preocupante que el hecho de que pudiese afectar a la firmeza y elasticidad de mi piel. ¿Es la radiación IR mutagénica? No. Sólo la radiación de alta energía (como el ultravioleta) o la radiación ionizante, también de alta energía (como por ejemplo los rayos X o la radiación emitida por elementos radioactivos) es capaz de alterar el ADN. De modo que la radiación IR no es mutagénica, así que no puede afectar a nuestro ADN. Menos mal, porque estaríamos poniendo en peligro nuestra salud cada vez que nos acercamos a una fuente de calor.
Si nos fijamos en el lateral de la imagen, aparece un recuadro en el que nos hablan de un estudio australiano que ha confirmado recientemente la importancia de la protección solar diaria para prevenir el envejecimiento prematuro de la piel. La comunidad de científicos reconoce que el envejecimiento extrínseco representa el 80% de los signos visibles de la edad. Consecuentemente es importante tener la mejor protección en esta área. Esto es una verdad como un templo, pero ¿qué dice con respecto a la radiación IR en concreto? ¿Es un estudio específico sobre esta radiación? Pues no, no lo es, de hecho ni siquiera menciona la radiación IR.
En este ensayo se comparó la utilización regular de protectores solares frente a la ingesta de suplementos de β-carotenos (antioxidantes) y frente a placebo en el retraso del envejecimiento cutáneo medido según el grado de fotoenvejecimiento. El filtro solar empleado en este ensayo es el clásico SPF-15 que hoy en día presentan la mayoría de las cremas antienvejecimiento e hidratantes de día para protegernos de la radiación UV. El factor de protección solar o índice de protección solar (SPF) indica cuánto tiempo más un protector solar aumenta la capacidad de defensa natural de la piel antes de llegar a quemarse una persona, usando un producto de protección frente a un eritema o enrojecimiento de la piel previo a la quemadura.
Por ejemplo, una persona de piel clara que normalmente empieza a quemarse después de diez minutos al sol, tardaría 15 veces ese tiempo con un SPF-15 (150 minutos o 2,5 horas). Las conclusiones de este ensayo fueron que la utilización regular de filtros solares retrasa el envejecimiento cutáneo en adultos en la edad media de la vida. No se demostró que la suplementación de β-Carotenos tenga ninguna acción en este aspecto. [Fuente: Hughes MC, Williams GM, Baker P, Green AC. Protección y prevención del envejecimiento de la piel: a randomized trial. Ann Internal Med.2013;158(11):781-90]
En resumen: por un lado la radiación IR no es mutagénica, por lo que no puede afectar al ADN, y por otro lado no parece haber ningún estudio que relacione el IR con el envejecimiento de la piel, por eso han utilizado como fuente un estudio generalista sobre el uso de filtros solares.
En cambio, si nos fijamos en la imagen superior, al final del párrafo mencionan unos complejos antioxidantes. Aquí está la clave. Por fin. El aumento de la temperatura, relacionado con el IR, sí acelera el estrés oxidativo de las células y la formación de radicales libres que sí están involucrados en el envejecimiento prematuro. La forma de combatirlo es añadir algún compuesto antioxidante. Podrían haberlo llamado «antioxidantes» en lugar de «tecnología infrarroja».
Las otras dos tecnologías presentes en esta crema son las del ADN y el clásico retinol (vitamina A). Tal y como aparece en la parte de la web dedicada al ADN vemos que realmente se basa en lo mismo que la anterior. No es que la crema lleve ADN, sino que minimiza los daños que se puedan producir en él añadiendo un filtro solar que nos proteja contra la radiación UV, que sí es mutagénica. Así que esto está muy bien, sobre todo una vez lees que no es que lleve ADN, o que lo repare (que es lo que más se escucha en los anuncios de cosmética) sino que lo protege. Menos mal que las cremas no reparan el ADN, porque de lo contrario estaríamos utilizando cremas mutagénicas y eso de convertirnos en mutantes o transgénicos de momento no vende muy bien.
La conclusión que saco de todo esto es que esta crema antienvejecimiento sí contiene compuestos con eficacia probada contra en el envejecimiento de la piel, como son derivados de la vitamina A (retinol), los antioxidantes y los filtros solares, y que además nos protegen de la potencialidad cancerígena de la radiación UV. Así que esta crema sí es un buen producto cosmético, lo que demuestra que los estudios y los avances en bioquímica no sólo nos ayudan a estar más guapos (cosa que está muy bien), sino que nos ayudan a prevenir males mayores para nuestra salud. Creo que la belleza y la salud sí son buenos reclamos publicitarios y a veces no hace falta jugar con tanto concepto ambiguo y tanta parafernalia.
Química y divulgadora científica.
Especialista en arte contemporáneo.
Trabaja en Órbita Laika de Televisión Española, en Radio Nacional y en la Televisión de Galicia.
Premio Prismas, Bitácoras y Tesla de divulgación.
Autora de ‘Todo es cuestión de química’ y ‘¡Que se le van las vitaminas!’.
Su página web: DIMETILSULFURO.ES