No me andaré por las ramas porque hay mucha leña que cortar a partir de estas líneas.
A modo de preámbulo os diré que a costa de varios compañeros, hoy le toca al pediatra Pepe Serrano Marchuet (@PepePediatre), me siento agradecido por haber hecho un trabajo que de otro modo costaría mucho esfuerzo publicar en eso que se conocemos como los “medios de comunicación”, en realidad medios de cierta comunicación.
El caso es que hay una cuestión que me reconcome por dentro pero que al mismo tiempo nos incumbe a todos. En realidad son dos las cuestiones que me martirizan. Resumiendo, la primera es la impunidad con la que poderosos agentes económicos personalizados en la industria alimentaria ejercen su intensa influencia sobre la política y sobre eso que se llama la administración sanitaria (en particular la española, ver enlace) y, la segunda, la dificultad que tienen los medios de comunicación para, en virtud de esa oscura influencia, como La Fuerza, revelar la realidad.
El verdadero problema es que, fruto de la reinterpretación de la verdad que hacen determinadas empresas del sector alimentario, se influye para que la ciudadanía termine comulgando de buen grado con los intereses que esa industria defiende. Hay mucho en juego. Nada más y nada menos que la salud de muchos (la nuestra… y también la de nuestros hijos) y la pasta (a cascoporro) de unos pocos.
El meollo de la cuestión, como se puede adivinar ya, no es otro que la relación que mantiene buena parte de la industria de alimentos con ciertas (no pocas) instituciones sanitarias de este país. Me refiero a los logos, avales y colaboraciones que esas instituciones terminan alquilando para dar un falso lustre a cierto sector de la industria alimentaria, y de esta manera, condicionar su adquisición amparada en el buenrrollismo implícito que tiene el hacer una elección alimentaria, y no otra, bajo el peligroso “criterio de autoridad”. En especial cuando este criterio del que sabe está teñido de un apestoso tufillo crematístico y está a la venta.
No hay nada nuevo, lo reconozco, y es muy probable que al mismo tiempo ese tipo de vínculos industria alimentaria & instituciones sanitarias también acontezcan más allá de nuestras fronteras. Pero a día de hoy pintan bastos en el panorama nacional. Hasta el punto que la comunidad científica internacional se está empezando a hacer eco de esa especie de casa de lenocinio en la que se ha convertido el asunto patrio. Este es un ejemplo y significativo: la reconocida publicación British Medical Journal ha terminado haciéndose eco de la ignominia alimentaria de este país al decidir ponerla negro sobre blanco en un artículo que ahora os detallo.
No me entretengo más; os dejo con la traducción libre, no oficial, que el pediatra Pepe Serrano Marchuet ha hecho en su blog de la mencionada publicación y que a continuación corto-pego para que se valore su contenido. (El texto entre corchetes son aportaciones mías).
«Un informe desvela los vínculos entre los fabricantes de alimentos y las instituciones sanitarias españolas«
Traducción no oficial al castellano:
Se han puesto de manifiesto «Relaciones peligrosas entre la industria de la alimentación y las instituciones de salud» en un informe de VSF Global Food Justice, una organización que tiene como objetivo frenar la agroindustria y defender la soberanía alimentaria.
El informe, Confiad en Mí , publicado el 21 de julio, describe los intentos de marcas como AB Sugar, Danone, Nestlé, Coca-Cola, PepsiCo, Ferrero, Bimbo, Panrico y Nutrexpa [entre otros] en vincular la imagen de productos poco saludables para la salud con lazos a sociedades médicas, universidades, medios de comunicación y otras organizaciones públicas y privadas.
Su autor, Ferran García, denunció «la continua y escandalosa colaboración de los organismos públicos con la industria de la alimentación«, destacando cómo este lobby [grupo de presión] ha promovido o financiado instituciones para difundir la investigación científica en línea con los intereses de la industria y distorsionando los mensajes sobre el efecto del azúcar y los malos hábitos alimenticios.
«No hay alimentos buenos o malos, sino estilos de vida saludables o no» es un mensaje común entre estas instituciones. Por ejemplo, el Instituto de Estudios sobre Azúcar y Remolacha (IEDAR) [ver enlace], creado en colaboración con los fabricantes de azúcar, ha recibido subvenciones del gobierno, a la vez que aduce «insuficiente evidencia» para vincular el consumo de azúcar a la enfermedad cardiovascular, la obesidad o la diabetes.
Artiach (Adam Foods), el fabricante de Dinosaurus -galletas con forma de dinosaurio que contienen un 21% de azúcar y un 19% de grasa- son patrocinadores de la Asociación Española de Pediatría (AEP). Los pediatras pueden solicitar muestras gratuitas de las galletas on line (www.dinosauruspediatras.es/), y el envase del producto describe la AEP como una «entidad colaboradora». La AEP también ha declarado: «No hay alimentos buenos o malos. . . Las galletas, al igual que otras formas de cereales, son buenas herramientas hacia una dieta variada y saludable«.
Chocapic, una marca de cereales para el desayuno de Nestlé con «uno de los peores perfiles nutricionales«, dijo García, también afirma «colaborar» con la AEP, aunque la AEP no ha proporcionado detalles sobre la naturaleza financiera de este acuerdo. Artiach, Nestlé, Danone, y Coca-Cola España aportan fondos al congreso anual de la AEP.
Coca-Cola España y Aquarius han patrocinado recomendaciones sobre hidratación para las mujeres embarazadas, personas de edad avanzada y la población en general en colaboración respectivamente, con la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) y el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF). Todos ellos han aconsejado beber «bebidas que contienen minerales y absorben rápidamente azúcares«.
Coca-Cola ha organizado el Congreso Nacional de Hidratación en asociación con varias universidades, centros de investigación, y sociedades médicas como la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN) y la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SEMFYC) [a fin de cuentas llevan desde 1889 hidratando al mundo, ¿no?]. La Declaración de Madrid del comité científico del congreso ha declarado que «además de agua se recomienda beber líquidos y bebidas de diferentes sabores incluyendo refrescos calóricos y refrescos sin calorías, ya que su consumo es más fácil y más agradable”.
José Polo, vicepresidente de SEMERGEN, afirmó: «Hemos dado apoyo al congreso pero no hemos aprobado ningún documento«. A cambio, la empresa financia el congreso anual de su sociedad, aclaró.
Salvador Tranche, vicepresidente de SEMFYC, afirmó no recordar cómo la sociedad llegó a participar en el congreso. Dijo que la SEMFYC colaboró en un evento similar en 2008 a raíz de que de que el Ministerio de Sanidad y Consumo pidió el apoyo a las sociedad para la campaña «¡No te deshidrates!» , organizada por la Asociación de Bebidas Refrescantes a través de su Observatorio de Hidratación y Salud. La campaña promovía refrescos porque «el sabor de las bebidas refrescantes ayuda a la gente a beber la cantidad necesaria«.
La sociedad no recibió remuneración por parte de Coca-Cola o la Asociación de Refrescos por estas actividades y no tenían acuerdo con ellos, dijo Tranche; tampoco fomentó el consumo de bebidas altas en calorías.
El informe Confiad en Mí también ha puesto de relieve que Ángela López de Sá, ex directora de la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN) –englobada en el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, fue previamente directora de asuntos científicos y normativas para Coca-Cola España. En AECOSAN trabajó en la legislación nacional sobre cuestiones alimentarias y representó a España en el desarrollo de la legislación correspondiente de la UE. La agencia cofinancia el Programa THAO contra la obesidad infantil, del que Nestlé es un patrocinador y fundador.
El informe también señaló el patrocinio de cátedras universitarias tales como la Cátedra Danone de Salud Infantil y del Adolescente en la Universidad de Barcelona y del Hospital Sant Joan de Déu de esa misma ciudad, así como su participación en campañas como «Un refresco, tu mejor combustible«-promovida por el Real Automóvil Club de España, la Asociación de Refrescos y la Dirección General de Tráfico, en un intento de persuadir a los conductores cansados de que un refresco aporta “los niveles necesarios de glucosa al cerebro” para animarlos consumirlo.
La Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas es uno de los patrocinadores del «Manifiesto para una comunicación responsable sobre alimentación y salud«, desarrollado por la Asociación Nacional Española de Informadores de la Salud, añade el informe.
El autor, Aser García Rada fue miembro de la Asociación Nacional Española de Informadores de la Salud (ANIS)entre 2008 y 2013. Ha cobrado por dar conferencias en un curso sobre periodismo de salud organizado por ANIS y la Universidad Complutense de Madrid al que había asistido previamente. También trabaja como actor y cobró por un anuncio de 7 Up (PepsiCo) en 2013.
Nota final y a modo de recordatorio: la traducción no oficial de este texto publicado en el British Medical Journal la puedes encontrar con todos los enlaces originales aquí; y el texto original aquí.
Queridos lectores, aquí huele que apesta y yo no he sido… la causa es la mezcla de comida podrida y billetes que se acumula en ciertos despachos… y que luego (solo la comida) nos despachan bien publicitada.
Juan Revenga (@juan_revenga) para NAUKAS con amor.
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Juan Revenga (Pamplona, 1969) Dietista-nutricionista de profesión y Biólogo por devoción. Apasionado de la divulgación. Profesor asociado en la Universidad San Jorge (Zaragoza); bloggero en 20Minutos (El nutricionista de la general). Paso las horas muertas entre teclas. Me gusta mucho comer (en ese orden)