¿Por qué los españoles nos levantamos tan pronto?

Por Colaborador Invitado, el 29 octubre, 2016. Categoría(s): Divulgación

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En la noche del sábado 29 al domingo 30 de este mes de octubre, a las 03:00 se retrasó la hora oficial a las 02:00. Se daba por finalizado el “horario de verano” que empezó el último domingo de marzo. Así venimos haciéndolo en España desde 1974, aunque en fechas distintas. Los beneficios e inconvenientes de esta práctica es un tema ideal para que los tertulianos profesionales se enfrasquen en discusiones con las que rellenan muchos minutos de televisión y radio. A ello se ha unido algún parlamento autonómico. Cuando los escucho, me doy cuenta de que quienes hablan normalmente desconocen lo fundamental: ¿Cómo se estableció y en qué se fundamenta el horario oficial que ahora tenemos?

Cuando haya leído lo que sigue probablemente estará de acuerdo conmigo en que los españoles generalmente nos levantamos más pronto que la mayoría de los europeos, que almorzamos a una hora similar y que el establecimiento del horario de verano, que ahora tenemos, tiene una importante inconsistencia.

Hasta finales del siglo XIX la hora oficial no estaba regulada. Incluso dentro de un mismo país, como España, coexistían distintos horarios: un pueblo podía tener una hora y el vecino otra. Tampoco era muy importante, pues poca gente tenía relojes de bolsillo (los de pulsera vendrían más tarde) a los que consultar continuamente y los desplazamientos raramente superaban unas decenas de kilómetros. Los habitantes de un pueblo podían sincronizarse mirando el Sol y, sobretodo, escuchando las campanadas del reloj de la iglesia. La venida de los ferrocarriles cambió la situación. Pronto se hizo evidente la necesidad de implantar un sistema de horas oficiales nacionales en todo el mundo, tomando una única referencia, que es lo que se llamó el tiempo universal coordinado, UTC (al respecto puede leer mi artículo ¿Cuántos segundos tiene un día?). Ya no bastaba con estar sincronizado con el vecino del pueblo. Había que sincronizar todo el Mundo.

La solución vino de la Conferencia Internacional sobre el Meridiano, que tuvo lugar en Washington en octubre de 1884. Allí se tomaron varios acuerdos que acabarían siendo trascedentes: (i) Establecer un meridiano único de referencia como origen de la longitud geográfica, eligiéndose como tal el que pasa por el observatorio astronómico de Greenwich (varios países tomaban hasta entonces como meridiano cero La Punta de la Orchilla, el punto más occidental de la isla de El Hierro. El ex ministro español J.M. Soria aun lo sigue haciendo), (ii) Adoptar un día universal, siendo éste el día solar medio de Greenwich, que empezaría a la medianoche, hora 0 y duraría 24 horas (iv)  Dividir el Mundo en 24 husos horarios. Cada huso horario abarcaba, en principio, el territorio comprendido entre dos meridianos separados 15º (obviamente 360º/24) tomando como referencia el meridiano de Greenwich. El huso horario 0 correspondía al territorio comprendido en el intervalo 7.5º Este (E) y 7.5º Oeste (W). Como la Tierra gira de W a E, se pasa de un huso horario al siguiente añadiendo una hora al desplazarse 15º hacia el E. Naturalmente, al desplazarse de E a W hay que restar una hora cada 15º. El meridiano de 180°, conocido como línea internacional de cambio de fecha, marca el cambio de día.

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Como los territorios de los países no encajan exactamente dentro de un mismo huso horario, lo normal, salvo para los países muy grandes o muy dispersos geográficamente, sería adoptar el huso horario que abarque la mayoría del territorio. Sin embargo, como se puede ver en la ilustración, en la actualidad se producen grandes discrepancias respecto a los acuerdos de Washington de 1884.  No se ha logrado que las horas oficiales de los países del mundo se adapten a los 24 husos horarios (en la actualidad hay 40 zonas horarias) y hay países que establecen husos horarios desplazados 30 minutos (caso de Venezuela).

España también es un caso atípico. Se adhirió a estos acuerdos en 1901, estableciendo como tiempo oficial el correspondiente al meridiano de Greenwich, que es el que le corresponde (en el caso de Galicia y las islas Canarias se encuentran en el huso número –1). Sin embargo, por Orden de 7 de marzo de 1940 se fijó que el día 16 de marzo de 1940 la hora legal se adelantara en una hora. Algunos dicen que fue para adoptar la hora oficial a la de Alemania Nazi, pero lo que decía el BOE era que se hacía “con el fin de que el horario nacional marchara de acuerdo con los de otros países europeos próximos, en particular con el de Francia”.

Este cambio, que iba a ser transitorio, resultó ser definitivo, manteniéndose aún hoy en día. La consecuencia es que desde entonces la hora legal en España (con la excepción de Canarias) va ligada a la “hora de Europa central” (CET), que corresponde al huso horario número +1. Por tanto, nuestro huso horario está artificialmente adelantado 1 hora (en horario de verano 2 horas) respecto al que nos corresponde.

Hablemos un poco sobre el horario de verano ¿desde cuándo existe y por qué se implanta? El horario de verano, entendiendo por tal adaptar las costumbres a la salida y puesta de sol, lo vienen practicando quienes trabajan en el campo desde que se inventó la agricultura. La versión moderna de modificar legalmente los horarios en dos periodos a lo largo del año es mucho más reciente: se le atribuye a Benjamin Franklin, y de forma más clara al constructor inglés William Willett quien, en 1907, argumentó que un horario de verano permitiría disponer de más tiempo para el ocio o practicar el deporte al aire libre tras finalizar la jornada laboral.

En España la hora de verano se adoptó por primera vez en 1918 en consonancia con otros países europeos (para más detalles es muy recomendable “La evaluación de la hora oficial en España, y sus cambios” por Pere Planeas, publicado en el Anuario del Observatorio Astronómico de Madrid del año 2013, en el que me he basado). La razón aducida fue la escasez de carbón provocada por la primera guerra mundial que obligó a intensificar la producción y a reducir el consumo y, al mismo tiempo, armonizar el horario con el de los países vecinos. En el periodo 1918-1938 los avisos de cambio de la hora oficial se anunciaban con poca antelación (semanas e, incluso, días). En plena Guerra Civil Española, en los años 1937 y 1938, los dos bandos establecieron horarios de verano, aunque en distintos periodos. En 1938 el gobierno de la República incluso llegó a adelantar el horario de invierno en una hora, la primera vez que se hacía en España, con lo que aumentó la confusión de horarios en la península. Tras la contienda se adoptó el horario de verano de forma errática, unos años si y otros no. En 1949 se hizo por última vez (hasta 1974). Se argumentaba que era debido a “la situación creada por la continuada sequía que, de manera tan sensible, afecta a los suministros de energía eléctrica”. La hora de verano no volvería a adoptarse en España hasta la llegada de otra crisis mundial de carácter energético, lo que ocurrió en 1974 tras la tercera guerra Árabe-Israelí. Desde entonces tenemos horario de verano, aunque los criterios de inicio y fin han ido cambiando. Normalmente se han ido tomando como referencias directrices de la Unión Europea.

¿Realmente aporta beneficios el horario de verano?

El Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) cifró hace más de 10 años el ahorro potencial en unos 300 millones de euros, que equivalía al 5% del consumo eléctrico. Esta cifra se cita frecuentemente pero no ha sido revisada desde hace muchos años y es una sobreestimación si la comparamos con los ahorros dados por los pocos países europeos que han informado sobre ahorros (en 1999 la UE estimó un ahorro de unos 250 millones para toda la UE).  Los datos que sobre consumo da REE para las fechas inmediatamente anteriores y posteriores al cambio horario apenas muestran variación. El lector podrá comprobarlo el próximo viernes 5 consultando el consumo y comparándolo con el del pasado viernes que se muestra en la ilustración.

Quizás en los años 1974 e inmediatamente posteriores probablemente este horario sí permitió algún ahorro energético, pues esta norma llevó aparejada otra medida más eficaz: Se adelantó la hora de cierre de la TVE (ahora “La 1”) que era la única que veíamos en toda España. Cuando dejaba de emitir, toda la familia se íba la cama, apagando las luces que por la noche era el principal consumo de electricidad. El ahorro probablemente venía de que la población dormía más o se dedicaba a actividades para las que la luz eléctrica no era importante.

Pero, en la actualidad, toda esta argumentación resulta bastante artificial ¿Cómo puede ser aplicable el mismo horario de verano en Italia y en España (excluidas Las Canarias)? Aunque ambos países tenemos la misma hora legal, como hemos visto, la hora solar difiere entre 1 hora (hasta 2 si comparamos las zonas más orientales de Italia con la Coruña).  La diferencia aumenta si comparamos España con Polonia que también está en la misma zona horaria oficial. España podría modificar la hora oficial adelantando 1 hora la actual para adaptarse el huso horario que le corresponde (como hizo el RU) y mantener el horario de verano y no infringiría las directrices de la UE, por coherencia con la norma deberíamos entonces aprovechar mejor la luz solar.

Me resulta especialmente llamativa la petición del Parlamento de Balear de que se mantenga el horario de verano todo el año. Si Baleares ya está adelantada 1 hora respecto al huso horario que le corresponde, de esa forma quedaría 2 horas adelantada ¿por qué no pedir 3 horas de adelanto y así quedar en el mismo huso horario que Moscú? Afortunadamente la Constitución española deja al estado central la competencia de establecer la hora oficial.

Fuente REE. Ejemplo de seguimiento de la demanda el viernes 28 de octubre, comparese con la que se produzca el viernes 4 de noviembre.
Fuente REE. Ejemplo de seguimiento de la demanda el viernes 28 de octubre, compárese con la que se produzca el viernes 4 de noviembre.

Si admitimos que nuestro ritmo circadiano viene en gran medida marcado por los ciclos del Sol y la Luna, la discrepancia entre la hora legal y la solar es evidente. Pongamos un ejemplo: Quienes viven en Venecia y quienes vivimos en Salamanca tenemos la misma hora legal, pero la diferencia con la hora solar es algo más de 1 hora. Cuando yo me levanto (en Salamanca) mi reloj marca las 7:00, que en estas fechas todavía es de noche, si un veneciano mira su reloj también le marcará las 7:00 pero ya habrá amanecido. Lo mismo podemos decir de las comidas: Si yo almuerzo a las 14 h y él lo hace a las 13 h realmente lo habremos hecho a la misma hora solar.  En el horario de verano, como la hora se adelanta 1 hora más respecto a la Solar, entonces con los datos del ejemplo anterior: me levanto a las 5 h solar y almuerzo a las 12 h solar. El tópico de que los españoles nos levantamos y almorzamos tarde es eso: un tópico.

En mi opinión, lo lógico es que nuestra hora se adecuase a la norma internacional de 1884, evitásemos el horario de verano y adecuásemos nuestras costumbres a la hora solar sin que el BOE tenga que modificar artificialmente la hora para que los españoles podamos seguir diciendo que almorzamos tarde.

Este artículo nos lo envía Guillermo Sánchez León, Profesor en la Universidad de Salamanca y autor de más de 100 artículos y ponencias,  algunos de divulgación científica que podéis encontrar en su web.

Guillermo ha escrito además varios artículos en Naukas que podéis disfrutar en el siguiente enlace.



Por Colaborador Invitado, publicado el 29 octubre, 2016
Categoría(s): Divulgación