Amanecer en Trántor. Episodio II.
El profesor escudriñaba los miles de anaqueles de la Biblioteca Galáctica de la Universidad de Trántor, en el Sector Imperial del planeta, hasta que, tal vez por casualidad, le llamó la atención un viejísimo legado que contaba la historia de un perdido planeta de la Vía Láctea. Esto es lo que pudo leer el investigador:
“Cuando se echa la vista atrás sobre la última década, uno se da cuenta de los grandes avances que se consiguieron en esos años. Fue, sin duda, la vuelta a la naturaleza genuina que, a pesar de los avatares y de los conflictos desencadenados, se convirtió en una época de razonable optimismo y celebrada autenticidad. Hoy en día acuñamos el término Ecomedievo para referirnos a aquella época.
2026. GESTIÓN DE LA EXPERIMENTACIÓN ANIMAL PARA FINES CIENTÍFICOS
Las noticias llegaron a la Agencia Española del Medicamento un 12 de julio del 2026. La Agencia Europea en Amsterdam había decretado por fin la prohibición de la utilización de animales para usos científicos. Las calles de las principales ciudades españolas se llenaron de gente festejando el ocaso de una era salvaje y de desenfreno por la vivisección. Se había luchado mucho para que la ley entrara en vigor, y los ecologistas habían hecho un gran trabajo en la cámara, donde tenían mayoría absoluta, apoyando el lobby hasta conseguir llevar la iniciativa hacia adelante. A partir de su aprobación, los animales ya nunca más fueron utilizados para investigación científica. Los componentes de la Asociación Nacional de los Afectados por la Medicación (ANAM) trabajaron duro para impedir el uso de animales en investigación. Los miembros de la ANAM fueron uno de los grupúsculos más beligerantes del momento, casi más que los propios ecologistas. Y habría cabido esperar que lucharan en dirección opuesta, pero su presidente, adoptando una inesperada e inteligente estrategia, decidió acusar a las farmacéuticas de sus desgracias. La culpa no era de los sistemas de evaluación de seguridad farmacéuticos. La culpa era de los propios medicamentos. En un mundo sin fármacos, nunca hubiera existido ningún afectado por el uso de los medicamentos, proclamaba.
2027. CONTROL Y MANTENIMIENTO DE LOS ORGANISMOS TRANSGÉNICOS
El uso de transgénicos también fue prohibido en esos años, lo que permitió erradicar su presencia en el planeta y, por ende, en España. La moratoria para su destrucción masiva finalizó en enero de 2028. Los últimos organismos modificados genéticamente fueron sacados de los laboratorios y quemados en piras funerarias a lo largo y ancho del planeta. Se le llamó “la hora del transgénico”, y fue celebrado desde Sidney a Los Ángeles, y desde Rejkiavik hasta Ciudad del Cabo. Ese día los transgénicos desaparecieron de la faz de la Tierra. En España, como cabía anticipar, los libros de Jose Miguel Mulet fueron prohibidos y su impresión perseguida. En Estados Unidos, la Food and Drug Administration se convirtió, en el año 2024, en la primera agencia del mundo que prohibía la creación, uso y almacenamiento de los organismos modificados genéticamente, coincidiendo con las postrimerías del segundo mandato de la era Trump. Unos años antes parecía imposible que se llegara a esa situación, especialmente después de que el primer ser humano fuera curado totalmente de ceguera hereditaria con el uso de la tecnología CRISPR-Cas9. Jennifer Doudna y Emmanuelle Carpentier, junto con el chino Feng Zhang, recogieron el Premio Nobel de Medicina y Fisiología en el año 2019. En aquellos años oscuros la humanidad se prometía un horizonte sin enfermedades genéticas.
2029. LA REGULARIZACIÓN DE LA POBLACIÓN MUNDIAL
La prohibición de los cultivos de transgénicos hizo imposible alimentar a la gran parte de los diez mil millones de humanos que poblaban el planeta en la tercera década del milenio. Las nuevas hambrunas empezaron, como de costumbre, en el cuerno de África, y se extendieron como la pólvora por todo el continente, alcanzando el Mediterráneo sur en unos pocos meses. Por esa razón hubo que reforzar la presencia militar internacional en ese mar. Desde la estación espacial se observaba un abigarrado mar repleto de portaaviones de la coalición eco-euroamericana. Los submarinos tenían instrucciones de hundir cualquier navío ilegal. Las órdenes directas de Bruselas era abrir fuego a cualquier barco que no respondiera al código establecido, el cual se cambiaba cada tres días. En Gibraltar, España, estaba la base operacional militar más importante del Mediterráneo, controlando el paso por el estrecho de los cargueros que portaban aceituna ecológica y estiércol biológico camino de ultramar.
2031. LA ERA DEL CULTIVO ECOLÓGICO
Los cultivos biológicos se convirtieron en la nueva fiebre del oro a principios de los años treinta. Turquía quedó fuera del “Tratado de Cooperación de Vuelta a la Alimentación Ecológica”, y desde entonces se convirtió en un país sin ley. El número muertos crecía día a día en Estambul, que había sido dividido en dos separándolo por un muro para evitar que los asiáticos accedieran a los preciados cultivos ecológicos de Europa. Madrid contaba con poco más de cien mil habitantes. El resto de la población había retornado a sus pueblos de origen, para vivir la era dorada de la agricultura biológica. Pueblos como Morata de Tajuña o Minglanilla se convirtieron en las nuevas ecourbes, con poblaciones que superaban varias veces los habitantes de Nueva York o de Shangai. Se privatizaron las zonas verdes de las poblaciones y los parques nacionales, con el objetivo de conseguir más y más hectáreas de cultivo biológico. Las grandes ciudades se despoblaron, y las familias construyeron huertos ecológicos por doquier, asolando las grandes extensiones de marismas próximas al Mediterráno. En España, por ley, era obligatorio tener un huerto urbano de al menos cien metros cuadrados para familias de tres o más integrantes. La policía cuñaba las cartillas de asistencia al huerto y revisaba la marcha de las cosechas ecológicas. Con menos de tres visitas semanales al huerto se abría una investigación que solía acabar mal. Los pesticidas estaban, obviamente, prohibidos, por lo que cada vez se necesitaba más superficie de cultivo. A la prohibición de los cultivos transgénicos, les siguió la de la agricultura de precisión, y a ésta, la del uso de invernaderos. “Un tomate tiene que saber a tomate”, dijo el Ministro de Agricultura Pep Pàmyes, justo antes de presentar el Real Decreto que prohibía terminantemente el uso de plástico y de los cultivos hidropónicos en todo el territorio nacional, Cataluña incluida. Como consecuencia, hoy en día, Almería es una de las regiones más frondosas de la cuenca mediterránea, y por eso se le ha rebautizado como “el nuevo jardín de Babilonia”.
2033. LA ERA LIBRE DE MEDICAMENTOS
En 2032 las mastodónticas farmacéuticas firmaron el “Tratado Global de No Producción de Nuevos Medicamentos y de Implantación Mundial de la Homeopatía”. Las grandes bolsas de población fuera de Europa y de algunas zonas de Estados Unidos se habían empobrecido lo suficiente como para no poder pagar los medicamentos. Mientras tanto, en Europa y en las dos costas estadounidenses, se imponía la cultura del no sometimiento a las medicinas y a su producción carente de ética. California fue la primera república en declararse región libre de medicamentos. Le seguiría Massachusetts. Los primeros en emigrar de las áreas sin medicinas fueron los enfermos crónicos: diabéticos, trasplantados, dializados… Tuvieron que cruzar la frontera mexicana para no morir inexorablemente. Y tras el éxodo sólo sobrevivieron aquellos que fueron capaces de conseguir sus medicinas en el mercado negro. Pequeños laboratorios clandestinos operaban en los sótanos de las casas abandonadas en la gran marcha de los crónicos. Los enfermos españoles marcharon masivamente a las Islas Canarias, ya constituidas en aquella época como Protectorado Independiente del Reino de Marruecos.
2035. EL AUGE DE LAS ECO-RELIGIONES
A principios del 2035 se comenzó a instaurar la nueva religión druídica, y los cultos neoecológicos. Las comunas empezaron a revisitar a Rousseau, y antes de cada puesta de sol, tras los ejercicios de yoga ayurvédico obligatorios, el chamán recitaba de memoria pasajes claves de “El contrato social”. Las lecturas de los racionalistas y de los empiristas fueron prohibidas por la coalición, y fueron expulsados de los núcleos ecológicos aquellos que se les sorprendía con documentos o planfetos científicos. La mayor sanción era para aquéllos que leían en la clandestinidad artículos de revistas científicas del primer cuartil.
2036. EL ÚLTIMO GRAN VIRUS
El último virus de alcance mundial nació en una pequeña granja de pollos de Taiwán, aunque la historia sería re-escrita por las autoridades de la coalición, ofreciendo una explicación mucho más plausible que asumía que fue creado sintéticamente en uno de los laboratorios sudafricanos de la Organización Mundial de la Salud. Debido a que en ese momento la mayoría de la población no estaba vacunada por estrictas directrices eco-religiosas, el virus se propagó rápidamente desde el sudeste asiático hasta Alaska, causando la baja de unas tres mil millones de personas en menos de un año. Los chamanes y druidas aconsejaron intensificar las horas de yoga al día, ingerir infusiones de corteza de sauce y masticar mandrágora, pero ni aun así se consiguió detener la pandemia.
En la década de la vuelta a la naturaleza, que empezó en el año 2026, sólo un avance tecnológico fue mantenido impertérrito: el uso de twitter. Cada ciudadano de la coalición tenía la obligación de tener, al menos, una cuenta activa. Desde esa red social se debía canalizar el odio hacia los herejes del neoecologismo y predicar las bonanzas de la época del Ecomedievo, que se convirtió, por derecho propio, en la era más dorada de la vuelta a la naturaleza. Lástima que la población mundial haya vuelto a los niveles de 1900. Si no fuera por esto, podríamos haber sido verdaderamente felices.”
El profesor desconectó el dispositivo. Tras unos minutos pensativo decidió registrar las palabras que carecían de sentido para él. Y eran muchas; “península, Gibraltar, twitter, genéticamente…”. Pero sin lugar a dudas, la palabra que más le intrigaba y que más perplejidad le causaba era aquella a la que el volumen hacía referencia una y otra vez: “naturaleza”.
Científico de formación y espíritu. He trabajado como docente, investigador y gestor de proyectos y equipos en centros públicos y en la empresa privada desde el año 1994. Me interesa todo lo que tiene que ver con la ciencia y la tecnología, y de cómo se pueden potenciar estas disciplinas para generar una mejor calidad de vida para los ciudadanos. He dedicado gran parte de mi carrera científica a la investigación sobre alzhéimer y al desarrollo de fármacos. Actualmente dirijo una fundación de investigación biomédica.