El misterioso caso del gemelo violador

Por Guillermo Peris Ripollés, el 2 abril, 2019. Categoría(s): Biología • Genética
El plato de lentejas, James Tissot (hacia 1902). Museo judío, Nueva York.

Jacob y Esaú, según nos cuenta el libro del Génesis, eran hijos mellizos de Isaac y Rebeca. Las diferencias entre ellos ya empezaron antes del propio parto, cuando pugnaban por nacer en primer lugar y así heredar los derechos que conllevaba la primogenitura. Finalmente Esaú nació el primero, aunque según la Biblia Jacob llegó al mundo aferrado al talón de su hermano, intentando volver a meterle en el útero materno.

Ya de adultos, Jacob consiguió el objetivo anhelado desde su nacimiento. Un día llegó Esaú de cazar, exhausto y hambriento, y le pidió comida a Jacob. Este le ofreció un plato de lentejas a cambio del derecho de primogenitura, a lo que Esaú, famélico, accedió.

Esaú vendiendo su primogenitura, Hendrick ter Brugghen (hacia 1627). Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid.

Pero Jacob aún debía superar la última prueba: obtener la bendición de su padre, Isaac, cuyo hijo preferido era Esaú. Con ayuda de su madre, de quien era favorito, Jacob se disfrazó y engañó a su padre, ya viejo y ciego, cubriéndose los brazos con piel de cordero, para así simular la excesiva vellosidad de su hermano, y recibiendo la bendición de Isaac. Este hecho desencadenó un enfrentamiento entre ambos hermanos, que obligó a Jacob a huir para evitar la muerte a manos de Esaú.

Isaac engañando a Jacob, José de Ribera (1637). Museo del Prado, Madrid.

Hoy en día Isaac, incluso estando ciego, hubiera podido distinguir a ambos hermanos utilizando una simple prueba genética, como las que se utilizan para identificar a sospechosos de crímenes. Pero porque Josué y Esaú eran mellizos y no gemelos idénticos, ya que en este último caso aun con los avances en genética tendríamos dificultades para distinguirlos. Esta cuasieterna confabulación entre gemelos idénticos para confundir y obtener réditos de ello también se ha utilizado para cometer delitos sin ser descubiertos. Y esto tiene sus consecuencias en la investigación de casos criminales.

Pocos gemelos idénticos encontraréis tan terroríficos como estas inocentes niñas (El Resplandor, 1980).

El violador de Grand Rapids

Noviembre de 1999. Una estudiante de 26 años se dispone a subir a su coche para regresar a casa tras una clase nocturna de arte y diseño en Kendall College (Grand Rapids -Michigan). Un agresor la empuja al interior del coche, la viola y la deja tirada en el suelo del parking. La policía recoge muestras de semen de su ropa, pero el ADN obtenido no coincide con ningún sospechoso de su base de datos y no se realiza ninguna detención.

En 2004 se detiene por otros delitos a Jerome Cooper y se introduce su perfil genético en el CODIS, la base de datos del FBI, y dicho perfil encaja con el violador de Grand Rapids. Cuando parecía que el caso estaba resuelto surge un problema inesperado: Jerome tiene un hermano gemelo idéntico, Tyrone, que tampoco dispone de ninguna coartada para el momento de la violación. Los perfiles genéticos no permiten distinguir entre hermanos gemelos idénticos, así que no se puede acusar a ninguno de los hermanos por no tener pruebas de cuál es el responsable de la violación.

Los hermanos Cooper (Fuente: nbc4i.com).

Este caso de confusión genética de gemelos involucrados en delitos es poco habitual, pero no es ni mucho menos único. En 2009 se robaron en un centro comercial alemán joyas y relojes por un valor de cinco millones de euros. Se consiguió la muestra de ADN de uno de los ladrones a partir de una gota de sudor obtenida en un guante extraviado tras la huida. Después de cotejar esta muestra con los perfiles genéticos almacenados por la policía, se concluyó que pertenecía a uno de los gemelos idénticos Hassan and Abbas O. De nuevo, aun sabiendo que uno de ellos había participado en el robo, no se les pudo procesar por no poder discernir a cuál pertenecía la muestra de ADN del guante.

Y eso por no hablar de las demandas de paternidad en las que la madre tuvo relaciones sexuales con dos gemelos idénticos la misma noche…

Gemelos idénticos

En un artículo anterior ya hablamos de cuál es la base genética para obtener perfiles genéticos humanos. El problema es que en el caso de gemelos idénticos los perfiles asociados son iguales, ya que presentan las mismas copias de microsatélites en las posiciones analizadas. ¿Qué podemos hacer para distinguirlos? Ya podéis imaginar que, si en el caso de dos personas cualesquiera sus genomas son semejantes en más de un 99%, en el caso de gemelos idénticos este porcentaje ronda el 100%. Empecemos recordando qué son y cómo surgen los gemelos idénticos.

Los gemelos no idénticos o mellizos se originan cuando dos óvulos fertilizados (zigotos) por dos espermatozoides distintos se implantan en el útero (gemelos dizigóticos o fraternos). Al resultar de la fusión de diferentes materiales genéticos (dos óvulos distintos y dos espermatozoides distintos), los mellizos tienen genomas diferentes (o tan distintos como los de dos hermanos cualesquiera). Este es el tipo más habitual de gemelos. Por el contrario, los gemelos idénticos se originan cuando un óvulo fertilizado por un solo espermatozoide se divide en dos de forma espontánea. Al provenir de un único zigoto se conocen como gemelos monozigóticos y por esta razón poseen (en principio) el mismo genoma. De ahí que una vez nacidos sean difíciles de distinguir por su secuencia de ADN. Los nacimientos de gemelos idénticos se encuentran en torno a 4 de cada 1000 nacimientos. (Existe un tercer tipo de gemelos muy extraño, los gemelos sesquizigóticos).

Fijaos en que en el párrafo anterior he dicho literalmente «… poseen (en principio) el mismo genoma» al hablar de gemelos monozigóticos. ¿En principio? ¿No debería ser exactamente el mismo genoma, el resultante de la fusión inicial de los genomas paterno y materno?

Una vez formado el zigoto, este se divide en dos, cuatro, ocho… Cada una de estas divisiones aumenta el número de células mediante mitosis, un proceso en el que se realiza una copia idéntica de la célula que se divide. Bueno, casi idéntica.

Y digo «casi idéntica» porque durante el proceso de división celular inicial puede haber «errores de copia» que den lugar a mutaciones en el genoma de las células implicadas. Estos errores ocurren con poca frecuencia, pero dado el elevado número de divisiones y el tamaño de nuestro genoma, no son tampoco inusuales. Y si estos «errores» ocurren cuando ya se han separado los dos zigotos a partir del único óvulo inicial, puede que den lugar a diferencias medibles entre los gemelos idénticos.

Y son estas mutaciones extra las que nos pueden permitir diferenciar a dos gemelos idénticos. Se ha estimado que la probabilidad de que exista al menos una mutación, una única diferencia que distinga los genomas de dos gemelos idénticos adultos, es del 83%. Esta hipótesis se ha comprobado por ahora solo en un par de gemelos monozigóticos y el hijo de uno de ellos, encontrando en este 5 mutaciones que lo relacionaban con su padre y no con su tío. Por otro lado, esta hipótesis también nos indicaría que cerca de un 20% de gemelos idénticos seguirían siendo indistinguibles a nivel genómico. Hay que tener en cuenta que para encontrar estas mutaciones puntuales, unas pocas entre miles de millones, es necesaria una tecnología para secuenciar el genoma con elevada precisión, algo que era imposible hasta hace relativamente poco.

Pero esta diferenciación no es suficiente si se trata de incriminar a un supuesto delincuente o identificar a un padre putativo. Tal y como comenté en un artículo anterior, en un juzgado se requiere aportar un análisis estadístico que estime la probabilidad de que la asignación de una muestra a un sujeto no sea casual. En el caso de los tests genéticos estándar basados en microsatélites STR este análisis está muy bien definido.

Para corregir esta carencia, hace tan solo unos meses se publicó el método estadístico a utilizar para establecer la probabilidad de que una muestra biológica se corresponda con uno de dos gemelos idénticos. Para utilizar este método se requieren secuenciaciones genéticas de alta calidad (o sea, caras) y que dicha hipótesis esté validada experimentalmente con un mayor número de análisis de genomas de gemelos idénticos. Cuando se cumplan estas condiciones, podrá ser utilizado como prueba forense para señalar al culpable de un delito en casos de hermanos monozigóticos.

Actualmente, Jerome y Tyrone Cooper se encuentran en libertad sin cargos, pese a que parece estar claro que uno de los dos es el violador de Grand Rapids. El fiscal que lleva su caso considera que, aunque el artículo publicado explicando la técnica para la distinción entre gemelos idénticos y su desarrollo estadístico es un gran avance, aún se necesitan más estudios que demuestren su utilidad.

Y si te preguntas cómo terminó la historia de Esaú y Jacob, de forma muy resumida te diré que tras 20 años separados se reconciliaron, aunque no duró mucho la paz. Porque al fin y al cabo, los hermanos, gemelos o no, hermanos son.

Reconciliación de Jacob y Esaú, Peter Paul Rubens (1624). Galería Nacional de Escocia, Edimburgo.

Referencias



Por Guillermo Peris Ripollés, publicado el 2 abril, 2019
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