Las Ciencias del Deporte en el País de la Maravillas

Por Colaborador Invitado, el 29 diciembre, 2020. Categoría(s): Escepticismo
Alicia cavilando porqué las Ciencias del Deporte se hallan rebosantes de informaciones falsas.

Cuánta razón tenía el filósofo Juan Carlos Aragón cuando decía: “en los telediarios mienten hasta los hombres del tiempo”. No iba nada mal encaminado, pues actualmente podemos afirmar que la información falsa es retuiteada en Twitter por más personas y más rápidamente que la información verdadera [1], [2]. Y no solo esto, sino que además Facebook estima que hasta 60 millones de cuentas automatizadas pueden estar contribuyendo a la difusión de informaciones falsas [2]. Y es que, aunque este tipo de informaciones falseadas han acompañado a la sociedad desde antaño, ahora lo hacen con mayor ahínco, gracias en parte al desarrollo tecnológico, el cual permite que toda persona pueda crear contenidos digitales no veraces, difundirlos fácilmente a golpe de clic y, por último, que estos se camuflen entre la ingente cantidad de información que nos circunda [2]. No obstante, aunque sin duda el desarrollo tecnológico ha agravado la situación, el verdadero problema yace en la incapacidad poblacional para discernir entre informaciones veraces o falsas [3], [4], hecho que sin duda viene propiciado por un sistema educativo corroído en todos sus estamentos (figura 2) y, no solo por ello, sino también por una legislación laxa que no protege al ciudadano, así como, por unos colegios profesionales que velan no por la disciplina o por el consumidor, sino por aquellos que abonan la cuota, realizando una defensa corporativista y endogámica de todos los profesionales colegiados, aunque desarrollen prácticas fraudulentas.

Experto universitario donde se instruye a las personas en una pseudoterapia (un tipo de información falsa), en este caso, acupuntura, una disciplina que como expresa el fisioterapeuta Rubén Tovar: “se fundamenta en unos principios filosóficos totalmente pseudocientíficos centrados en unas energías que nunca nadie ha visto, ni ha medido, ni ha demostrado que existen” [5]. Además, hasta el momento, no muestra mayor eficacia que el placebo cuando se examina ante estudios científicos rigurosos [6], [7]. Obsérvese como en la presentación del curso es utilizado un lenguaje oscurantista muy característico en pseudoterapias: “visión bioenergética y holística”, “conocimiento milenarios” “terapias naturales y/o alternativas”, [8] etc.
Por supuesto, las informaciones falsas anegan cualquier ámbito del saber, desde política hasta medicina, pasando por las Ciencias del Deporte. Y es precisamente en esta última disciplina científica donde nos detendremos, una rama de conocimiento donde existe un fuerte enraizamiento de las informaciones falsas, las cuales pretenden crear desinformación y, consecuentemente, ignorancia en la población, todo ello normalmente con el objeto de vender un producto o ganar un favor (figura 4). Cabe mencionar también que, en las Ciencias del Deporte, muy al contrario de lo que puede pensarse, las informaciones falseadas no solo afectan a la población general, sino también a deportistas de alto nivel. Tanto es así que el periodista Antonio Villareal expresó: “hubo una época en que los grandes atletas del mundo, teniendo a su disposición los mejores tratamientos que el dinero puede pagar, acababan cayendo en los brazos de la superchería y la pseudociencia para tratar sus lesiones. Esa época es siempre. [12]”.

Mecanismo de acción de las informaciones falsas.

Respecto a los tipos de informaciones falsas que pululan en las Ciencias del Deporte podemos dividirlas a grandes rasgos en dos ramas: 1) informaciones falsas sin respaldo científico ni procedimientos estructurados; 2) informaciones falsas con aparente respaldo científico y procedimientos estructurados.

Con relación al primer tipo de informaciones falsas podemos decir que son aquellas que emiten juicios no veraces mediante el empleo de razonamientos falaces y/o sesgados y que no poseen ni respaldo científico ni técnicas pautadas de aplicación. Atenderían a este tipo de informaciones, por ejemplo, las creencias de tipo popular, tal como la creencia de los “runners” de que tomar analgésicos previo a una competición atlética tiene efectos ergogénicos, cuando realmente no es así [13]. Y es que, esta práctica no posee ningún respaldo científico, pues el uso de analgésicos antes de practicar deportes de resistencia puede causar eventos adversos no deseados y potencialmente graves que se incrementan con el aumento de la dosis de analgésico [13]. Asimismo, otra muestra de este tipo de informaciones falsas es la que nos comenta el Tecnólogo Alimentario Jose María Puya, quien nos narra cómo popularmente existe un miedo irracional al consumo de proteína en polvo, temor que viene mediado por ideas anacrónicas que vinculan este tipo de suplementos a sustancias anabólicas de dudosa legalidad, a productos químicos dañinos, entre otros [14]. Sin embargo, el consumo de este tipo de productos, siempre que estén avalados por controles de calidad y sean correctamente pautados, pueden aportar múltiples beneficios como, la posibilidad de que deportistas ingieran proteínas de forma rápida y portable en deportes donde los tiempos de recuperación son pequeños y, por tanto, el tiempo para alimentarse es muy reducido [14].

En referencia al segundo tipo de informaciones falsas podemos decir de ellas que también emiten juicios no veraces mediante el empleo de razonamientos falaces y/o sesgados. Empero, a diferencia del caso anterior, en este la información falsa posee técnicas estructuradas de aplicación, así como, intenta rodearse de un halo científico-místico. En este grupo podemos hallar las denominadas pseudoterapias, las cuales son propuestas de cura de enfermedades, alivio de síntomas o mejora de la salud, que son presentadas como congruentes con los criterios de la investigación científica, pero manifiestamente no cumplen con los mismos [15]. Igualmente, se considera pseudoterapia a una terapia que se ha mostrado eficaz en un área, pero que se utiliza en otra donde no ha sido avalada científicamente, así como a terapias que están en estudio y no poseen resultados concluyentes todavía, pero que se presentan como ya validadas ante la sociedad [15].

En cuanto a pseudoterapias aplicadas al ámbito deportivo, podemos encontrar la hipnosis ericksoniana [6], tal y como nos comenta Patricia Guirado, estudiante de psicología. Esta pseudoterapia, comúnmente utilizada entre deportistas, basa su fundamento en la utilización de asociaciones mentales, recuerdos y recursos internos que, mediante un trance hipnótico, le permitirán al deportista controlar sus pensamientos y utilizar eficazmente sus emociones para lograr los objetivos deportivos deseados. No obstante, hasta la fecha, esta pseudoterapia sigue sin presentar pruebas científicas rigurosas donde se cumplan criterios como ciego o doble ciego, así como otros métodos de control que permitan la eliminación de efectos placebo, sugestionabilidad del paciente, entre otros.

Igualmente, otra pseudoterapia muy en boga actualmente es la utilización de agua de mar. Tal es su auge que incluso se utiliza para la pseudocuración de diversos tipos de cánceres [16]. Sin embargo, la utilización de agua de mar no solo se aplica a personas que padecen cáncer, sino que, como nos narra Daniel Orts, médico residente en medicina preventiva y salud pública, esta pseudoterapia es aconsejada cada vez más a deportistas que buscan incrementar su rendimiento físico. Concretamente, la función que se le atribuye al agua de mar en deportista es una mejora del estado de hidratación y, consiguientemente, del rendimiento físico. Por supuesto, tales beneficios no están apoyados por una literatura científica robusta, pues los diferentes estudios realizan comparaciones sesgadas (agua purificada vs agua de mar), no utilizan pruebas de rendimiento adecuadas sino seleccionadas cuidadosamente, solo tienen en cuenta el estado de hidratación sin considerar como parte fundamental del rendimiento físico los niveles de glucosa, así como, la explicación que se ofrece a su funcionamiento es muy cuestionable: “si los organismos terrestres evolucionaron de los océanos profundos, el suministro de agua mineral de los océanos profundos a los humanos, como una criatura terrestre, puede reponer la pérdida de complejidad molecular asociada con la migración evolutiva de mar a tierra” [17], [18]. En definitiva, parece que para hidratar mejor o más rápido y, en consecuencia, mejorar el rendimiento físico no se necesita ni agua de mar ni fantasías líquidas, porque este tipo de productos destinados a “ayudar al deportista” a menudo son bebidas caras con ingredientes exóticos e innecesarios.

Como puede intuirse, caer en brazos de las informaciones falsas, sin importar de que tipo sean o de donde provengan, siempre entraña riesgos para la salud. Y es que, como nos expone la psicóloga María José López, existen múltiples casos en los que los pacientes abandonan terapias científicamente avaladas y efectivas por prácticas que carecen de evidencia científica, lo cual puede ocasionar graves problemas de salud e incluso la muerte. Así, por ejemplo, en España en 2015, el jugador de balonmano Albert López Ortega murió a causa de un cáncer tras rechazar la quimioterapia por «dietas» y «medicina natural» [19]. Asimismo, en 2016 en Italia un niño murió como consecuencia de que sus padres decidieron tratar una otitis con homeopatía rechazando el método médico adecuado [20], todo ello a pesar de que la homeopatía nunca ha mostrado efectos clínicos por encima del placebo [21]. Igualmente, el uso de prácticas científicamente no avaladas puede causar efectos adversos, aunque no se abandone el tratamiento médico convencional. Por ejemplo, es muy común que determinados deportistas agraven sus lesiones musculoesqueléticas cuando complementan tratamientos médicos efectivos con pseudotratamientos. En este caso citamos el cupping, una pseudoterapia que se combina normalmente con tratamientos efectivos para acelerar la recuperación de lesiones [22], [23]. Empero, lejos de tener valor curativo y acelerar la recuperación de lesiones musculoesqueléticas lo que hace es agravarlas, provocando incluso nuevas patologías (figura 5). Finalmente, también hay que subrayar que ser embaucados por informaciones falsas no solo entraña riesgos para la salud, sino también para el bolsillo de quien cae en sus redes.

Infección bacteriana tras tratamiento con ventosas chinas [24].
Todo en todo, como hemos podido observar, las informaciones falsas se encuentran prácticamente en cualquier rincón de la sociedad contemporánea debido a factores como el desarrollo tecnológico, un sistema educativo con más penas que alegrías, una legislación que no protege al ciudadano y unos colegios profesionales más preocupados por “cuadrar la caja” que por la disciplina y el consumidor. Evidentemente, todo este conglomerado de cuestiones desemboca de forma irremediable en una sociedad que sufre adicción a consumir grandes cantidades de información sin cuestionarse en ningún momento lo que leen, sin investigar más allá y quedándose con lo que les entregue el primer link que les ofrezca el Dios Google. Lógicamente, ante este tétrico panorama la única salvación pasa por adoptar una actitud escéptica ante todo lo habido y por haber. Es decir, ha de dudarse de cada gramo de información, proceda de donde proceda, pues la duda perenne nos llevará al cuestionamiento de la información que nos circunda.  Y es que, como diría René Descartes, dudar es la fuente de la vida, pues la ausencia de duda impide pensar y, si no se piensa, no se existe. Aboguemos entonces por mantener una disposición escéptica que nos haga dudar y, por tanto, pensar para así poder existir.

 

Este artículo nos lo envía Miguel Ángel Puch Garduño, Graduado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, en colaboración con María José López Barrio, Graduada en Psicología, Daniel Orts Gonzálvez, Licenciado en Medicina y Cirugía, José María Puya, Graduado en Ciencia y Tecnología de los Alimentos y Patricia Guirado Marcilla, estudiante de psicología, redactan este artículo para el Proyecto Divulgativo ¡No Todo es Ciencia! Un proyecto destinado a la divulgación de información científica en Ciencias de la Salud. Para más información sobre el proyecto consultar su página web (https://www.notodoesciencia.es/) y/o redes sociales (https://www.instagram.com/notodoesciencia/).

Bibliografía.

[1]          S. Vosoughi, D. Roy, y S. Aral, «The spread of true and false news online», Science, vol. 359, n.o 6380, pp. 1146-1151, mar. 2018, doi: 10.1126/science.aap9559.

[2]          D. M. J. Lazer et al., «The science of fake news», Science, vol. 359, n.o 6380, pp. 1094-1096, mar. 2018, doi: 10.1126/science.aao2998.

[3]          B. Beyerstein, «Social and judgmental biases that make inert treatments seem to work», Sci. Rev. Altern. Med., vol. 3, pp. 16-29, 1999.

[4]          B. Beyerstein, «Sesgos racionales y sociales que hacen parecer eficaces algunos tratamientos inútiles», Soc. Para El Av. Pensam. Crít., Accedido: dic. 01, 2020. [En línea]. Disponible en: https://www.escepticos.es/node/1675.

[5]          Rubén Tovar: “El fallo no está en lo que hacen con las manos sobre el paciente, el problema es lo que dicen que hacen cuando las ponen”», saludesfera, jun. 07, 2018. https://saludesfera.com/2018/06/07/ruben-tovar-el-fallo-no-esta-en-lo-que-hacen-con-las-manos-sobre-el-paciente-el-problema-es-lo-que-dicen-que-hacen-cuando-las-ponen/ (accedido dic. 24, 2020).

[6]          «Plan para la Protección de la Salud frente a las Pseudoterapias», Ministerio de Sanidad, https://www.mscbs.gob.es/gabinete/notasPrensa.do?id=4527 (accedido dic. 01, 2020).

[7]          «Prácticas de manipulación basadas en el cuerpo», Organización Médica Colegial de España. https://www.cgcom.es/pr%C3%A1cticas-de-manipulaci%C3%B3n-y-basadas-en-el-cuerpo#Acupuntura (accedido dic. 01, 2020).

[8]          C. Callaghan, «Pseudoscience in medicine: cautionary recommendations», Afr. Health Sci., vol. 19, n.o 4, pp. 3118-3126, dic. 2019, doi: 10.4314/ahs.v19i4.34.

[9]          P. R. Davidson y K. C. Parker, «Eye movement desensitization and reprocessing (EMDR): a meta-analysis», J. Consult. Clin. Psychol., vol. 69, n.o 2, pp. 305-316, abr. 2001, doi: 10.1037//0022-006x.69.2.305.

[10]        «Eye Movement Desensitization and Reprocessing for Post-Traumatic Stress Disorder | Society of Clinical Psychology», Society of Clinical Psychology. https://div12.org/treatment/eye-movement-desensitization-and-reprocessing-for-post-traumatic-stress-disorder/ (accedido dic. 01, 2020).

[11]        «Técnicas de la mente y el cuerpo», Organización Médica Colegial de España. https://www.cgcom.es/t%C3%A9cnicas-de-la-mente-y-el-cuerpo#emdr (accedido dic. 01, 2020).

[12]        «Noticias pseudocientíficas que nos han hecho enfadar (y también reír) este año», dic. 28, 2016. https://www.elconfidencial.com/tecnologia/2016-12-28/noticias-pseudociencia-magufas-2016_1309541/ (accedido dic. 24, 2020).

[13]        M. Küster, B. Renner, P. Oppel, U. Niederweis, y K. Brune, «Consumption of analgesics before a marathon and the incidence of cardiovascular, gastrointestinal and renal problems: a cohort study», BMJ Open, vol. 3, n.o 4, p. e002090, ene. 2013, doi: 10.1136/bmjopen-2012-002090.

[14]        H. Deeth y N. Bansal, Whey proteins, from milk to medicine, 1.a ed. Academic Press, 2018.

[15]        «Observatorio Organización Médica Colegial contra las Pseudociencias, Pseudoterapias, Intrusismo y Sectas Sanitarias», Organización Médica Colegial de España. https://www.cgcom.es/observatorio-omc-contra-las-pseudociencias-intrusismo-y-sectas-sanitarias (accedido dic. 02, 2020).

[16]        «El agua de mar posee un potencial terapéutico muy desconocido», Cuerpomente, jun. 04, 2018. https://www.cuerpomente.com/ecologia/entrevista/teresa-ilari-agua-mar_2091 (accedido dic. 24, 2020).

[17]        C.-W. Hou et al., «Deep ocean mineral water accelerates recovery from physical fatigue», J. Int. Soc. Sports Nutr., vol. 10, p. 7, feb. 2013, doi: 10.1186/1550-2783-10-7.

[18]        D. A. Keen, E. Constantopoulos, y J. P. Konhilas, «The impact of post-exercise hydration with deep-ocean mineral water on rehydration and exercise performance», J. Int. Soc. Sports Nutr., vol. 13, abr. 2016, doi: 10.1186/s12970-016-0129-8.

[19]        «Primer informe sobre fallecidos por pseudoterapias en España», Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas, ene. 2019. Accedido: dic. 06, 2020. [En línea]. Disponible en: https://www.apetp.com/index.php/2019/01/20/primer-informe-sobre-fallecidos-por-pseudoterapias-en-espana/.

[20]        «Libro de la Encuesta de Percepción Social de la Ciencia 2016», Fundación Española para la Ciencia y la Técnología, 2016. https://www.fecyt.es/es/noticia/publicado-el-libro-sobre-la-encuesta-de-percepcion-social-de-la-ciencia-2016 (accedido dic. 04, 2020).

[21]        A. Shang et al., «Are the clinical effects of homoeopathy placebo effects? Comparative study of placebo-controlled trials of homoeopathy and allopathy», Lancet Lond. Engl., vol. 366, n.o 9487, pp. 726-732, sep. 2005, doi: 10.1016/S0140-6736(05)67177-2.

[22]        Y.-T. Wang et al., «The effect of cupping therapy for low back pain: A meta-analysis based on existing randomized controlled trials», J. Back Musculoskelet. Rehabil., vol. 30, n.o 6, pp. 1187-1195, nov. 2017, doi: 10.3233/BMR-169736.

[23]        «Cupping», National Center for Complementary and Integrative Health, 2018. https://www.nccih.nih.gov/health/cupping (accedido dic. 06, 2020).

[24]        Rubén Tovar, «Infección bacteriana tras cupping», AEF-PC, dic. 28, 2018. http://thinkinphysio.com/archivos/1290 (accedido dic. 24, 2020).



Por Colaborador Invitado, publicado el 29 diciembre, 2020
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