¿Se suicidan los animales?

Por Colaborador Invitado, el 13 abril, 2021. Categoría(s): Sin categoría

Desde los tiempos de Aristóteles, quien ya escribió sobre esta materia hace más de dos mil años (Historia Animalium, IX, 47) al narrar, el supuesto suicidio de un caballo tras comprender que había sido cruzado con su propia madre.

Sirva este ejemplo para ilustrar la complejidad de esta materia y lo fácil que es interpretar desde una perspectiva antropocéntrica actividades animales que nada tienen que ver con nuestros comportamientos. Otro ejemplo lo vemos en el versículo bíblico que encabeza este texto.

Hoy, hay un vasto campo de estudio sobre este asunto puesto que el suicido es, desde el punto de vista psicológico, muy complejo.

Podríamos definirlo como el resultado letal de acciones iniciadas por la persona fallecida quien espera de las mismas un desenlace mortal. La intención de morir es central en la definición del suicido en las personas.

Esta definición es muy relevante puesto que, ateniéndonos a ella, no hay, hasta la fecha prueba alguna de que los animales actúen con esa motivación. De hecho, el suicidio no deja de ser un comportamiento anómalo, desde una perspectiva evolutiva, puesto que los seres vivos tratamos de prolongar nuestra existencia y diseminar nuestros genes al máximo. El suicidio es una contradicción en ese sentido.

Sin embargo; hay ejemplos de ciertos comportamientos en el mundo animal que pueden generar dudas y requieren una explicación.

Nos encontramos con casos que, a primera vista, pueden parecer suicidios en algunos insectos. Tenemos así el caso de las abejas que, para proteger la colonia, pican al agresor y pierden el aguijón -y la vida- al hacerlo.

Por otra parte, tenemos ejemplos de especies de hormigas y pulgones que literalmente explotan cubriendo al agresor de una masa pegajosa que impide que agreda a sus congéneres.

Ejemplar de hormiga Colobopsis saunderi. Las obreras son capaces de explotar y barnizar a su agresor de una sustancia pegajosa

Otros insectos, al percibir los primeros síntomas de una enfermedad, abandonan la colonia y mueren lejos de ella con el fin de evitar que la infección se propague entre los suyos.

Todos estos comportamientos altruistas anteponen el interés del grupo y garantizan su éxito evolutivo. Llamarles suicidio es una forma gráfica de describirlos, pero nada tienen que ver con el deseo de quitarse la vida, sino que responden a adaptaciones evolutivas.

Un caso muy llamativo y que algunos, equivocadamente, toman como un ejemplo de suicidio es el que se presenta con los escorpiones cuando se ven rodeados por el fuego. Se ha descrito que, en esas circunstancias, el animal prefiere inyectarse su propio veneno para evitar un sufrimiento mayor. Veamos qué es lo que realmente sucede. En primer lugar, hay que destacar que los escorpiones son inmunes a su propio veneno por lo cual tratar de suicidarse inyectándose a sí mismos no tendría ningún efecto real. Lo que sucede es que los escorpiones no pueden regular su propia temperatura y al estar cerca del fuego sufren contracciones musculares violentas que dan la sensación de que se están clavando su propio aguijón, pero no deja de ser una leyenda urbana.

Ejemplar de lemming

Otro mito, en este caso alimentado por un documental de Walt Disney (White Wilderness), en el que se explica el supuesto suicidio en masa, arrojándose por un acantilado, de unos roedores de la tundra ártica: los lemmings. La realidad es muy distinta: las poblaciones de estos roedores experimentan, en ocasiones, un crecimiento exponencial de tal magnitud que fuerza a muchos de ellos a migraciones masivas. En el curso de estas es frecuente que se aventuren a cruzar a nado ríos o bahías, pero el lemming no es un hábil nadador y miles mueren en el intento. Los cadáveres de cientos o miles de estos animales flotando en los cursos de agua han dado origen a la leyenda.

Representación de un pretendido suicidio de lemmings

Hoy en día, sigue siendo un misterio por qué, ocasionalmente, grupos de cetáceos varan en las playas. Hay muchas explicaciones diferentes y posiblemente todas ellas tengan un fondo de razón, en función de las circunstancias: desde errores de orientación, animales enfermos, efecto de radares y otros dispositivos de navegación o bien búsqueda de alimento. En la mayoría de las ocasiones, si los animales reciben ayuda para regresar a aguas profundas, vuelven a nadar lejos de la costa. Sea cual sea la razón, los expertos estiman que es un comportamiento instintivo, localizado en áreas subcorticales profundas, que impelen a los cetáceos a buscar refugio cerca de la costa en situaciones de estrés.

Cetáceos varados en una playa

Hay algunos pocos casos documentados en los que hay dudas sobre si realmente el animal pretendía o no quitarse la vida. El más llamativo se dio en el zoo de Chester, en 1932, donde un mono cortó un trozo de cuerda, lo anudó a una rama de un árbol y saltó al vacío con el otro extremo atado al cuello. A pesar de lo llamativo del caso, los expertos dudan de si realmente el animal entendía que con esta acción iba a acabar o no con su vida.

Otra razón para el escepticismo sobre el suicidio animal es que, en la especie humana, esta acción es muy rara en los menores de 10 años e inexistente antes de los 5. También es extremadamente raro en personas con disfunciones intelectuales severas. Todo ello lleva a concluir a la mayoría de los psicólogos que quitarse la vida requiere un nivel de consciencia muy elevado y ausente en los animales.

Paradigmático resulta el caso del puente escocés de Overtoun ya que allí se produce un fenómeno realmente llamativo y es que numerosos perros, sin explicación aparente, corren lejos de sus amos y se arrojan más allá del pretil para morir quince metros más abajo al darse contra el duro suelo. Pero lo que hace de este comportamiento algo realmente único es que no ha pasado una o dos veces sino más de cincuenta reportes de perros que hallaron su fin de este modo.

Evidentemente este fenómeno despertó todo tipo de especulaciones y dio pie a las explicaciones más disparatadas: desde la presencia de fantasmas hasta la intervención de extraterrestres. Tuvo que ser un especialista en comportamiento animal, el etólogo David Sands, quien diera con una respuesta verosímil a la pregunta que durante veinte años se hacían todos los que conocían lo que estaba sucediendo en el puente de Overtoun.

Puente de Overtoun, en Escocia.

La respuesta parece encontrarse en los visones, me explico. Los visones macho emiten una orina con un olor muy potente por el que los perros se sienten atraídos. Así, cuando los canes pasean por el puente, no son conscientes de hallarse en un lugar elevado. Por ello, cuando perciben el olor de la orina, van hacia ella creyendo que más allá del pretil encontrarán el suelo al mismo nivel del que saltan. Craso error, puesto que cuando se dan cuenta es ya tarde y caen unos 15 metros hasta el duro cemento. La mayoría no sobrevive. Esta explicación tendería a descartar, también, la muerte voluntaria por parte de los animales.

 

Este artículo nos lo envía Juan Pascual (podéis seguirlo en twitter @JuanPascual4 o linkedn). Me licencié en veterinaria hace unos cuantos años en Zaragoza y he desarrollado mi vida profesional en el mundo de la sanidad animal, de ahí mi interés en divulgar lo que los animales aportan a nuestro mundo actual. Soy un apasionado de la ciencia. Creo que es fundamental transmitir el conocimiento científico de una manera sencilla para que los jóvenes se enganchen pronto y para que la sociedad conozca más y mejor lo mucho que la ciencia aporta a nuestro bienestar. Viajar es otra de mis pasiones junto con la literatura, que no deja de ser otro modo de viajar.

Puedes leer todos sus artículos en Naukas en este enlace.

Referencias y más información

  1. Preti, A. Animal suicide: Evolutionary continuity or anthropomorphism? Animal Sentience 2018.099
  2. Shorter J.R., Rueppell O. (2012) A review on self-destructive defense behaviors in social insects. Insectes Sociaux, 59(1): 1-10. doi:10.1007/s00040-011-0210-x
  3. Nicolas Andreotti and Jean-Marc Sabatier. The Deciphered Genome of Mesobuthus martensii Uncovers the Resistance Mysteries of Scorpion to Its Own Venom and Toxins at the Ion Channel Level. Toxins 2013, 5, 2209-2211; doi:10.3390/toxins5112209
  4. O. Cordes (1982) The causes of whale strandings, New Zealand Veterinary Journal, 30:3, 21-24, DOI: 10.1080/00480169.1982.34865
  5. Peña-Guzmán. Can nondolphins commit suicide? Animal Sentience 2018.153
  6. Shoper & Shackelford. If nonhuman animals can suicide, why don’t they? Animal Sentience 2018.105
  7. Ramsden, Edmund. The nature of suicide: science and the self-destructive animal. Endeavour, vol 34, issue 1. http://es.scribd.com/doc/28685350/The-Nature-of-Suicide
  8. http://www.dailymail.co.uk/news/article-411038/Why-dogs-leapt-deaths-Overtoun-Bridge.html
  9. https://www.nytimes.com/2019/03/27/world/europe/scotland-overtoun-bridge-dog-suicide.html

 



Por Colaborador Invitado, publicado el 13 abril, 2021
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