Hace muy poco pudimos leer una noticia a caballo entre la ciencia ficción y el surrealismo: una familia de Retuerta del Bullaque (provincia de Ciudad Real) llevaba utilizando, desde 1980, un meteorito de casi 100 kilogramos para prensar jamones.
Al parecer lo encontraron en el campo y, con un pragmatismo fuera de toda duda, consideraron que su elevada densidad lo hacía ideal para la tarea del prensado. Durante más de 30 años pensaron, aplicando el principio de la navaja de Ockham (ya se sabe, que la hipótesis más sencilla suele ser la acertada), que se trataba de un trozo de metralla. Tras ver un documental en televisión sobre meteoritos y constatar las similitudes de los mismos con el “prensador de jamones”, fue el propio descubridor el que se puso en contacto con el Instituto Geológico Minero de España.
No puedo evitar imaginar ese meteorito, flotando por el inmenso vacío del espacio durante siglos, milenios quizá. Imaginarlo acercándose a la Tierra, cayendo con todo su estruendo sobre lo que tiempo después sería la provincia de Ciudad Real, dónde posteriormente sería recogido por un pastor y utilizado para prensar jamones tras la matanza. Cuesta decidir si es absurdo o sublime; seguramente sea ambas cosas.
Como decía Carl Sagan, somos polvo de estrellas.
Pablo Rodríguez (Guadalajara, España, 1984) se siente inclinado de un modo casi suicida hacia las cosas complicadas. Esta cualidad le ha llevado a convertirse en físico, malabarista, ilusionista aficionado y humorista de cuarta categoría. Actualmente trabaja como experto en computación científica en el Netherlands eScience Center. Más información y contacto aquí