¿Cuál es el hecho más fascinante del Universo?
“El cosmos está dentro de nosotros, estamos hechos de la misma materia que las estrellas. Somos el modo en que el cosmos se conoce a sí mismo”.
Donde el gran Sagan pone somos, me vais a permitir el atrevimiento, hay que interpretar el cerebro humano. Una víscera de algo más de un kilo de peso que es capaz de interrogarse sobre sí misma, y sobre todo lo demás, y que mal que bien, y de forma cooperativa, ha conseguido atesorar un buen puñado de respuestas relativamente acertadas. Todos los conocimientos de la humanidad, todas sus creaciones, surgen de nuestros cerebros. Logros individuales como el réquiem de Mozart o colectivos como la escritura; y si cambiamos logros por calamidades también hay ejemplos abundantes surgidos de cerebros de nuestra especie. El cerebro humano ha conseguido contrariar nuestra propia biología y llevarnos a la superficie de otro astro o a las fosas oceánicas más profundas.
Se me podría decir que estoy hablando, más que del cerebro, del ser humano, pero bien mirado, el resto de nuestro organismo no deja de ser un conjunto de periféricos. Periféricos imprescindibles para su supervivencia, de acuerdo, pero el cerebro es nuestra persona, o viceversa. Estamos ahí, y los inputs y outpus nos modelan, nos hacen ser lo que somos. Toda nuestra experiencia vital reside ahí; nada existe en el individuo hasta que la realidad accede a -o se genera en- el cerebro y este lo interpreta, lo hace inteligible. La realidad –nuestra realidad- es plástica, continuamente cambiante: los recuerdos que se desvanecen pasan a ser inexistentes, y las nuevas experiencias se añaden a la realidad. Para cada uno de nosotros, el universo está en nuestro cerebro.
Biólogo, profesor y divulgador. Editor del blog «La ciencia es bella» y escritor de los libros «Ciencia para Nicolas», «El yeti y otros bichos, ¡Vaya Timo!» y recién salido del horno, «Más ciencia para Nicolás».