La variabilidad natural
En una entrada anterior se comentó que el calentamiento global experimentado desde la Revolución Industrial es común a todos los componentes del sistema climático y que durante el periodo 1971-2010 ha habido una entrada neta de energía que excede los 270 ZJ, es decir, 0.42 W/m2. El punto de vista negacionista afirma que este forzamiento neto positivo es debido exclusivamente a causas naturales, de las cuales quedan fuera los gases de efecto invernadero. A lo largo de este artículo examinaremos estos agentes naturales y su contribución.
En el artículo anterior expuse que no hace falta poseer un premio nobel para calcular la energía acumulada por el sistema climático en 1971-2010. Tampoco es necesario para entender cuáles son los posibles causantes de este calentamiento. Para el desarrollo de este artículo he trabajado con los datos que se recogen en las referencias. He utilizado esos y no otros simplemente porque son datos abiertos a los que cualquiera puede acceder y consultar. Los datos de otros modelos y estudios ofrecen resultados similares pero no son accesibles al público en general.
¿Cuál es el origen del calentamiento global que llevamos observando desde la Revolución Industrial?
¿Es el sol?
La energía que recibe el planeta del sol se llama constante solar y presenta un valor en torno a los 1361 W/m2. Por causa de los ciclos solares esta constante solar presenta pequeñas variaciones de ± 1 W/m2 que, según algunos sectores del negacionismo, es suficiente para provocar cambios climáticos, especialmente cuando se genera una fulguración solar: el aumento de la radiación ultravioleta produce un efecto palpable en el clima. Durante el periodo 1971-2010 ha habido momentos en los se ha recibido más energía y momentos en los que ha recibido menos pero, ¿cuál es el cómputo neto? Pues, para regocijo del negacionismo, la energía neta recibida en este periodo es positiva.
Quizás el culpable es el sol combinado con otro agente más. Démosle un voto de confianza al negacionismo.
¿Es el albedo?
La cantidad neta de energía solar que llega al planeta no ha variado en el periodo 1971-2010 pero podría ocurrir que durante ese mismo periodo la cantidad reflejada (albedo) haya disminuido y, por tanto, el sistema climático presentaría un balance positivo. La realimentación hielo-albedo es uno de los mecanismos principales que desencadenan una glaciación o un calentamiento del sistema climático: por ejemplo, si disminuye la superficie cubierta de hielo disminuye la radiación solar reflejada (disminuye el albedo) y aumenta la temperatura, lo que a su vez hace disminuir la cubierta de hielo, incrementar la temperatura, etc. Sin embargo, este proceso se desarrolla en escalas mucho mayores que la escala de calentamiento actual.
En resumen, el albedo ha contribuido a enfriar el sistema climático en el periodo 1971-2010.
¿Son las variaciones orbitales?
Tarde o temprano un negacionista recurrirá a la frase “esto ya ocurrió antes en la historia de la Tierra” y para ilustrarla acompañará gráficas similares a la siguiente:
Si redibujamos la gráfica en una escala más acorde (diez siglos), resulta evidente que esas variaciones son imperceptibles e incapaces de provocar cambios similares a los observados desde la Revolución Industrial. La línea es descendente pero apenas se aprecia. Este tipo de forzamientos producen cambios en escalas mucho mayores que la velocidad de calentamiento actual. Además, en todo caso las variaciones orbitales nos llevan a un enfriamiento y no al calentamiento que estamos observando.
El papel de la cobertura nubosa es doble: por un lado aumenta el efecto invernadero (balance neto de energía positivo) y, por otro lado, aumenta el albedo (balance negativo) [4]. El resultado es que la cobertura nubosa total del planeta reduce la radiación recibida en 21 W/m2. Es decir, el sistema climático ganaría 21 W/m2 si desapareciesen las nubes y perdería otros 21 W/m2 si la cantidad se duplicase. Durante el periodo 1971-2010 la cobertura nubosa total aumentó en 1.126 unidades porcentuales, lo que supone una pérdida de 0.302 W/m2.
En resumen, las nubes han contribuido a enfriar el sistema climático en el periodo 1971-2010.
Entre los más demandados están los volcanes o los rayos cósmicos. La acción volcánica no va más allá de dos o tres años y, en todo caso, tiende a enfriar. Puedes encontrar más información en este artículo de Naukas. El negacionismo también defiende que una disminución de la cantidad de rayos cósmicos disminuye la cobertura nubosa y, por tanto, calienta el planeta. Pese a que esta relación ha sido desmentida en multitud de artículos, resulta insuficiente y contradictoria porque si el calentamiento actual es debido a la acción de los rayos cósmicos debería venir acompañada de una disminución de la cobertura nubosa, al contrario de lo observado.
En resumen, si tomamos todos los agentes de forzamiento naturales y descartamos la acción de los gases invernadero –que, según el negacionismo, no son responsables del calentamiento actual- llegamos a la contradicción de que el sistema climático debería estar enfriándose cuando en realidad se está calentando. O tenemos en cuenta los gases invernadero o estamos violando el principio de conservación de la energía, uno de los pilares básicos de la Física.
Como dato a resaltar, de la versión V2c del proyecto NOAA-CIRES-DOE Twentieth Century Reanalysis [2] se puede calcular que durante el periodo 1971-2010 la energía de onda devuelta al espacio aumentó en 0.197 W/m2 (el sistema climático dispuso de 0.197 W/m2 menos) y que la energía de onda larga emitida al exterior disminuyó en 0.732 W/m2 (es decir, dispuso de 0.732 W/m2 más) lo que da un balance neto de 0.535 W/m2, valor cercano a los 0.42 W/m2 que ofrece el IPCC. No es necesario tener un premio nobel para llegar a la misma conclusión del IPCC: las cosas no cuadran si eliminamos la contribución humana; solamente hacen falta unos conocimientos mínimos, un espíritu crítico y un afán investigador para conocer la verdad. Eso mismo que tanto reclama el negacionismo.
… continuará en la parte 3
Este artículo nos lo envía Benito Fuentes López, físico por la Universidad de Granada y meteorólogo en la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). “Mi gran pasión es la divulgación. Me encanta compartir y publicar artículos que no sirven para nada ni ayudarán a nadie pero, quizás, puedan resultar curiosos”. Puedes seguir a Benito en twitter a través de su cuenta: @Metbeni
Referencias:
[1] Kopp, G. & Krivova, N. & Lean, Judith & Wu, Chi Ju. (2016). The Impact of the Revised Sunspot Record on Solar Irradiance Reconstructions. Solar Physics. 291. 10.1007/s11207-016-0853.
[2] Twentieth Century Reanalysis Project. National Oceanic and Atmospheric Administration (USA)
Support for the Twentieth Century Reanalysis Project version 2c dataset is provided by the U.S. Department of Energy, Office of Science Biological and Environmental Research (BER), and by the National Oceanic and Atmospheric Administration Climate Program Office.
https://www.esrl.noaa.gov/psd/data/20thC_Rean/
[3] Laskar, J., Fienga, A., Gastineau, M., Manche, H., 2011, La2010: A new orbital solution for the long-term motion of the Earth. Astron. Astrophys., Volume 532, A89.
[4] Hartmann, D., Global Physical Climatology. Elsevier, 2016, 485 pp.
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